Mi reflexión sobre el "SINVIVIR"

"¡Esto es un sinvivir!", solía exclamar algunas veces y tantos días mi amigo Rusty, casi exhalando un suspiro, pero con aquel acostumbrado disimulo que le caracterizaba su sentido del humor. Nunca desvelaba sus motivos ni hacía más referencias que la de sus bromas implicando sólo a sus devaneos imaginativos y fantasiosos.

Dice la Real Academia de la Lengua, en su Diccionario, que el sinvivir "es un estado de angustia que hace vivir con intranquilidad y zozobra a quien lo sufre", pero yo sé, porque conozco bien a mi amigo, que el "sinvivir" es también un estado de desánimo y descorazonamiento, de desgana y languidez, de congoja y amargura, de desolación y desfallecimiento, por motivos muy próximos al alma, a la conmoción y perturbación de sus emociones, a la alteración y desconcierto de su ánimo, que sufre el desencanto de sus ilusiones y el desconsuelo de sus sueños no cumplidos. Yo estoy convencido que en mi definición puede haber mucho de reflexión, si profundizamos en el contenido de una selección de canciones que un día recopilé en un album para obsequiar a mis "amigos con alma sensible", y que titulé "Canciones para reconfortar el sinvivir de un corazón".

Y es que el estado compungido y desalentador del que sufre el "sinvivir", su talante o disposición, a veces apesadumbrado y afligido, no atiende a las razones complacientes o al ánimo que intenta darle un amigo, y sólo le reconforta el consuelo de la dulce nostalgia por el recuerdo de la dicha perdida, y tomando el referente de aquel álbum de canciones, como aquella que canta Patrizia Laquidara en su "Noche de luna", o el de la intensidad de la gozosa tristeza, que así la susurra Audrey Hepburn en su "Moon River"; o en ese aturdimiento tan gratificante cuando oírmos "¡Qué mundo maravilloso!", pero interpretado por aquella romántica y malograda Eva Cassidy. Pero también le consuela la caricia de la música y de la poesía de esa Luna Rossa, la primera canción con la que abría mi álbum.

Y puede que todas aquellas canciones tengan una dosis de tristeza, pena o nostalgia, pero algunas de ellas tienen un halo mágico que permite acariciar nuestro "sinvivir", sosegando esa perturbación, a veces violenta en el ánimo, y apaciguando ese devaneo de nuestra emotividad e, incluso, mitigando el "sufrir" del alma.

Quise reunir en ese disco, además, canciones como la "tristísima" pero hermosa "Carolina", de Shery Crow (de la película "Mensaje en una botella"), la sentida y rota voz de Bonnie Tyler interpretando la balada "Si yo te cantara una canción de amor...", o aquella dramática "Un-break my heart", de Toni Braxton, en la que podemos escuchar aquel verso "No puedo más si tú no estás, mi vida se apaga sin tí a mi lado" o una romántica canción llamada "This is my song", que como su título dice es, precisamente, "mi canción".

Finalmente, quise expresar,a través del la elocuencia de mi selección musical... "¡Gracias por la música!", que es lo cantan ABBA en su "Thank you for music".

Se podría remover y buscar en el origen del "sinvivir", analizar su evolución en el ánimo y emotividad de la persona y buscar más razonadamente la "cura" de ese devaneo del estado del alma; pero hoy solo he querido tratar de esta perspectiva con la que yo veo y experimento tal alteración emotiva. Quizá otro día... nos adentremos en el misterio que envuelve ese sentir y en su gozoso y patético sufrir. Y no olvidéis que el "sinvivir" no tiene nada que ver con la depresión, con el abatimiento anímico o con el stress; en cambio, sí tiene que ver mucho con la insatisfacción, con la desilusion y con las frustraciones de nuestros sueños.

El caso es que la recopilación de estas y otras canciones, fue un álbum que dediqué a todos aquellos amigos que pudieran padecer alguna vez de un ... "sinvivir" como el que he querido significaros y muy especialmente, esa dedicatoria, a aquel tan próximo a mi mágico universo, porque, aunque es aprendiz de poeta, suele hacer poesía de su "sinvivir". (quizá estoy "hablando" del "campesino")
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Por Angel María González, "Rusty Andecor"