Os dije a los más próximos, aquellos con los que suelo reunirme de vez en cuando, por motivos de trabajo, o a los que apenas veo, pero sé que están ahí cerca, por si un día deseo visitarlos, que en mi afán de "haceros un homenaje" decidí poner a la disposición de quien lo deseara este blog, para que os sintierais cómodos en él en vuestra visita virtual, y para que os encontrárais confiados con vuestra participación, tratando de haceros ver que el espacio "Rusty Andecor" era tan mío como vuestro.
Quise buscar la fórmula atrayente, si lo fue, de impregnarle de la magia de la ilusión y de la cercanía de nuestras propias inquietudes, huyendo de la rutina de nuestra actividad, que para eso tenemos nuestra Intranet y nuestro correo corporativo, y evitando el más parecido asomo a esas perfectísimas y tan elaboradas páginas que tanto nos impresionan cuando exploramos en la red; quise alejarme, además, del devenir de la cruda actualidad y de los acontecimientos convencionales que nos envuelven en cada momento, o del cansancio de la sistemática ocurrencia de los ingenios del ciberespacio, de la gracia y del buen humor que tanto prolifera, y también del desgaste de esa otra sutileza más vulgar pero quizá a veces necesario. Quise alternar la música, ¡que tanto nos alivia y recrea! y los enlaces más útiles, con alguna imagen que pudiera identificar a muchos de nosotros, como esas fotos de amigos; y quisé, finalmente, enviaros un mensaje: el de mis reflexiones.
Preferí huir de la fatiga publicitaria que tanto nos aturde y confunde cuando entramos en la red; y por eso fue que la evité y no dejé contaminar con ella mi blog; pues solo deseaba estar con vosotros, directa y cordialmente, como si de compartir un café se tratara.
Había decidido dejarlo, no solo porque no encuentro demasiado tiempo para dedicarlo a pensar y escribir el tema de cada semana o de cada mes, sino porque no es suficiente encontrar un estimulo en mi propio desahogo cuando escribo o trabajo un determinado espacio del blog, ni es suficiente quedar mi humilde y discreta "pintura" en forma de citas y reflexiones para adornar esas páginas, pues me hubiera compensado bastante más encontrar la posibilidad de publicar vuestras propias colaboraciones. Pero es que, además, había decidido abandonar mis humildes devaneos literarios y la ilusión de mis viajes musicales cuando pude saber que "la lealtad de un silencio" y "la sonrisa de ese espejo" nunca visitaron mi dedicación a sus espacios en las páginas de mi blog, y empecé a sufrir el abandono de mis musas, que ya no quieren inspirarme.
Quería aprovechar para deciros desde aquí que tengo previsto, como en los últimos años, para esos días del mes de diciembre, ese acostumbrado disco. Supongo que... no podía faltar, como tampoco podría faltar su "argumento", pues se trata con él de llegar a... "La Conclusión" de "La música más hermosa del mundo".
Quería encontrar también la ocasión, ahora que os escribo a vosotros, mis "amigos con alma sensible", que, aunque tal vez no con alma torera", quedáis invitados -si pasáis un día por las fiestas de San Juan, que se celebran aquí en Coria en la próxima semana del 23 al 27- a visitar mi peña "El Bodegón" (que "la llevan el David, el Luis y el Angelón"). Por alguna parte de este blog, prometo quedaros una invitación, además de un plano para llegar a ella y algún chascarrillo. (Aquí, debajo mismo de esta carta os la quedo)
Finalmente, me gustaría enviar un especial y entrañable agradecimiento a quienes, de una forma o de otra, impulsaron en mi la creación y la continuidad de este blog.
Así pues, gracias, muchas gracias;
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A la fidelidad de quien me comprende,
al guiño de quienes me animan,
a la complicidad de quien me sonríe,
a un "albireo" inestimable y generoso.
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A mis fieles cómplices y amigos,
a la valentía de quien puede con todo,
a la lealtad de un silencio,
a la sonrisa que veo en un espejo.
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Y a un destino, que es mi consuelo
(Y a mis musas, por ser tan "buena gente" y regalarme su inspiración)
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