A un otoño florido de nostalgias,
de un abrazo marchito y de aquel beso
que dejaste guardado en los colores
de sonrisas, del viento y del silencio
A un perfume de música en marrones
de unas notas muy tristes de aquel cello
que, mojadas con acordes de violines,
me pintaron un reflejo y un destello.
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(Foto Ángel González. La Isla (Coria) en otoño el 10-10-09)
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¡Qué es lo que tu sombra me atenaza!
¿Cuál es el postigo que oscurece
que entornando las ventanas de mi estancia,
de mi mente su luz se desvanece?
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Es el canto mudo de tu risa
que en tu silencio me evoca y me estremece
y es el olvido y la distancia
que a un perfume de muerte se parece
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Ven a sonreírme, frío destino,
vuelve, que mi otoño me guarece,
dame ese aroma de tristeza
que acaricia mi llanto y compadece
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Quédate conmigo para siempre
y guárdame el sueño que florece
cultivado en mi cofre de esperanza,
de mi alma afligida y que padece.
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¡Qué es lo que te envuelve y te disfraza
que te oculta el color que te embellece!
es el manto oscuro de la noche
que se rinde al abrazo que te ofrece. -
Quédate conmigo, sirena de la noche,
guárdame tu siempre de oscuros desamores
que yo estaré a tu lado, en tus brazos y en tus mares
y en tus profundas aguas, no habrá ya más temores
Escritos todos los poemas
por Ángel González
"Rusty Andecor"
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Dedicados a mi buen amigo Pablo Neruda,
del que he extraído su bello poema "Te recuerdo como eras en el último otoño"
y, con su permiso, me he permito publicar aquí,
en la pobreza y sencillez de mi blog.
Un abrazo, mi querido Pablo.
Te recuerdo como eras en el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma. En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.
Y las hojas caían en el agua de tu alma.
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Apegada a mis brazos como una enredadera,
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera de estupor en que mi sed ardía.
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.
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Siento viajar tus ojos y es distante el otoño:
boina gris, voz de pájaro y corazón de casa
hacia donde emigraban mis profundos anhelos
y caían mis besos alegres como brasas.
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Cielo desde un navío. Campo desde los cerros.
Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma.
Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas secas de otoño giraban en tu alma.
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Pablo Neruda