que en las lindes de su historia
y confines de un poema
un malogro padeció:
su "sonrisa" compañera,
la de su leal princesa
de su imagen se borró;
que un reflejo de su espejo,
el de su grato consuelo,
de colores luminosos,
un mal día se apagó.
Yo lo supe de mi amigo,
que es mi alma y corazón,
pues fue tal su desventura
que en su cuento nos dejó
el relato con su nombre
y el de Siri, su heroína,
que en su instante más gozoso
el destino abandonó.
Que el hechizo del relato
hasta aquel buen Campesino
a una pena condenó.
Y fue entonces, tal su trance
y fue tanto su dolor
que estos versos dedicados
a tan noble corazón,
le escribiera yo, su amigo
con afecto y con amor.
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A mi buen amigo "Campesino": "Un destino, llamado espejo"
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Vengo de lejos, de un mar incierto,
voy al ocaso, tal vez a un sueño;
entre el azul de unos recuerdos
y el verde claro de una esperanza,
solo camino, sin más empeño.
Salgo de cerca, de un brillo muerto,
de luz en sombras y un sino bello;
llevo aún mi gesto de ilusionado
y el peso adusto de mi recelo,
solo camino, cabal y entero.
Llego a un destino que aún no conozco,
es el remanso y quietud que anhelo;
siento el vacío mirándome solo,
quedo tranquilo y veo en un espejo:
es tu sonrisa y es mi consuelo.
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Voy a un encuentro que he renovado,
que he comprendido y he visto cierto
entre la angustia de mi delirio
y la entereza de estar despierto:
soy ese amigo noble y sincero.
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Pero al perderme en ese descanso
entre mis sueños y más recuerdos,
miro una sombra sobre el espejo;
ya no hay sonrisa, ya no hay consuelo,
algo se ha roto y no está el reflejo.
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Desesperado, busco la imagen
y en mi locura sigo un destello;
no hay luz ni brillo, solo un vacío,
quiero entender que es un hechizo,
no encuentro nada, todo es muy negro.
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Siento abatirme en mi desengaño,
todo me abruma, sin esperanza,
ya no hay colores, en azul cielo;
solo hay distancia y un gran silencio,
se ha ido la vida, se ha muerto el sueño
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Angel González "un aprendiz de poeta"