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La bella dama del vestido blanco, princesa de su cuento, iluminada
con la luz de su destello, junto a su maravilloso castillo . |
"La vida es el más maravilloso cuento de hadas"
(Hans Christian Andersen)
"Si soy honesta debo decir que todavía leo cuentos de hadas
y son los que más me gustan"
(Andrey Hepburn)
Dicen que "las princesas solo existen en los cuentos"
que "solo la imaginación de quienes escriben puede crear los cuentos".
Y hay quien dice que "solo los magos, con sus ´trucos de magia`, pueden hacer aparecer las princesas de los cuentos"
(Rusty Andecor)
"Con el capricho de los colores con que se pueden envolver los recuerdos,
se puede escribir el más hermoso de los cuentos"
(Rusty Andecor)
"Me gusta escribir en azules porque son los colores de mis ´trucos mágicos`,
pues con ellos puedo convertir mis sueños en mis cuentos".
(Rusty Andecor)
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Hace un mes, mucho antes de Navidad, estuve pensando escribir algo nuevo de mis
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Fue en la bella ciudad de Oviedo, frente al Teatro Campoamor,
en donde encontré a mi extraña pero sabia amiga "Esperanza".
"Caminaba" con sus libros, despistada, y coincidimos. También
ella pensaba como yo, que la imaginación y la fantasía son
los pinceles del "duende" que todos llevamos dentro para dibujar
(si nos lo proponemos) los trazos más asombrosos de un cuento. |
reflexiones, algo alejado de mi irrealidad, pero no demasiado convencional con nuestra decadente rutina. Al final, se me pasó el tiempo. Me entretuve con divagaciones pseudo-literarias, cuando intentaba inspirarme, buscando en mi imaginación una trama o un simple cuento mientras escuchaba música de cine, algo que suelo hacer a menudo desde mi Spotify. Lo cierto es que no llegué a terminar mi reflexión. Y en su lugar se me ocurrió escribir mi último "libreto" de temas musicales extraídos del cine. Llevo haciéndolo ya doce años, siempre en estas fechas. Es... como un regalo que suelo hacer a mis cómplices y amigos por Navidad; quizá, simplemente, para recordarles que les quiero. Hace unos días terminé mi nueva obra, el "volumen 12" y también el disco que incluye los temas musicales. Cierto que esta vez apenas lo he difundido; han sido muy pocos ejemplares los que repartí. No me atreví a "regalar" lo mismo de siempre. Además, supongo que éste era el más intimista de todos y me lo quedé para mí y para quienes hace tiempo "me entienden".
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Aún así, y a pesar de todo, supongo que me debo a mi deseo de liberarme de esa dosis reflexiva que me oprimen desde dentro y de toda una carga de "escenas" que suele crear mi arte imaginativo. Por eso, descargo en esta entrada literaria parte de lo que escribí en ese "capítulo 12", de lo que yo he venido llamando "La música más hermosa del mundo" y que ahora termina con una especie de cuento. Un cuento cuya intención ha sido, precisamente, publicarlo de forma incompleta.
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Rosa Montero decía "Mucho de lo que cuento en primera persona, como si se tratara de una autobiografía, es pura mentira. Ahora, que esas mentiras puedan tener una cantidad de verdad dentro, es otra cosa". Y es que yo, como muchos de los que su oficio es escribir, pienso que "en los cuentos todo vale". La imaginación es la dueña del argumento del cuento, como de la mayor parte de los relatos. Y pienso que "la fantasía es como un duende que dibuja a su capricho los trazos más asombrosos del cuento". A veces, quiero retratar, si no la propia vivencia, al menos el deseo de poder realizarla.
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Si Rosa Montero se refería simplemente a "la mentira" de lo que se cuenta cuando se habla "en primera persona" y de la parte de verdad que pueda haber en lo que se relata, imaginemos cuánto se puede inventar en un cuento, en el que solo se pretende describir algo ficticio o un hecho real, pero con el adorno fantástico de la acción o del personaje, o de ambos elementos
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Para mí, en ese "todo vale", el relato descriptivo de un cuento puede estar, no solo en
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En el "todo vale" para aportar la imaginación al crear un cuento, me he dado cuenta que hay escenas en el cine, junto con el mensaje de su música, capaces de inspirarme y recrear mi propia representación. Siempre hay una dama vestida de "colores de ensueños" y un mago que trata de fascinarla en el "baile de la ilusión" para mantener la clave del cuento. |
su simple narración, sino en la pintura, en la música o en otras manifestaciones del arte y de la expresión, cuando, con o sin el apoyo de la literatura, se transmite una acción real o fantástica, pero (creo) que desde el supuesto y premisas de una ficción. Yo escogí precisamente la música de cine, la que fue banda sonora para ilustrar el argumento de una película, con la finalidad de convertir su mensaje en el que yo quería para mi cuento. Solo se trataba de buscar la inspiración en la música para recrear el sentimiento y entregarlo a la imaginación de ese capricho ficticio que uno siente cuando necesita escribir su interpretación.
Y en mi colección musical no hubo solo una recopilación de los mejor de los fragmentos de la música del "séptimo arte", sino algo más. Se trataba de describir el mensaje, no sólo del autor para enriquecer la trama de la película, sino para dar contenido a mi propio argumento, al guión que yo quería poner en cada álbum, al sentimiento y al color que yo deseaba darle a cada volumen. Siempre había un breve cuento en ese álbum. Y ahora es el último, el que he querido "dibujar" sobre "los colores de mi destello". Es un dibujo, porque mi intención ha sido difuminar trazos de fantasía, tal vez según mis emociones y mi estado de ánimo. Y es un lienzo con el fondo de esos "colores" porque eran los personajes de mi ensoñación los que lo definían y sobre los que podía apoyar mi historia.
"El viejo mago y la niña del vestido blanco" es solo un tándem simbólico de complicidad
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La complicidad entre dos
personajes en una escena, cuando se produce un
guiño como el que aparecen en
esta imagen, no necesita ni un diálogo;
solo su mirada, la sonrisa que irradian
y la música que define el carácter
del cuento que representan. También en esta
escena “el mago del humor”
intenta fascinar a “la niña del film” que también,
con su ingenuidad,
disfruta admirando la gracia y el encanto de su pareja en su
“cuento”.
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humana entre los sentimientos nobles y sinceros de dos personajes ficticios; el mago que ofrece todos los recursos de su presumible encantamiento, su habilidad para intentar fascinar a quien todavía admira sus viejos trucos; la niña que con su ingenuidad contempla asombrada el espectáculo de ilusión.
En realidad, en mi álbum musical, el cuento solo identifica los dos personajes en los primeros y últimos temas, pues el resto representan el vestigio del alma de ese mago en otro tiempo o, quizá, en otro universo. Se trataba de describir la impresión de unas "viejas fotografías" que un "viajero" del tiempo (posiblemente el que se convierte después en mago) contempla en su "visor de antigüedades", y al que les acompaña una música que él mismo ha elegido para cada momento.
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La complicidad de los
personajes de una escena va más allá de
lo convencional, la amistad o lo
amoroso. A veces, es la entrega
mutua de la ilusión, como a través de un truco
de magia.
A veces, es la clave de la inspiración cuando me seduce
ese cuento
que he de escribir.
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Sin embargo, esas "viejas fotografías", desvaídas y coloreadas en un sepia rancio, cobran vida al compás de la música y comienzan a representar su papel. De alguna forma, en el resto de esas escenas de los temas que solo pertenecen al álbum y que aquí no voy a incluir, siempre aparece el personaje de "ella": es la dama de los sueños del cuento. De otra, es él: "el encantador de la escena". La música envuelve los escenarios representados y los personajes quedan fascinados por la pasión o la ternura del mensaje que lleva la melodía. Unas veces aparece la ilusión y la esperanza, otras la decepción y el desencanto, y ese matiz hace que cambie la clave o el carácter de la escena.
En mi cuento, la complicidad de los personajes es más generosa que en una relación
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Cuando en “el cuento de
nuestra vida” sufrimos el desencanto
y
la desesperación, aún tenemos en nuestras manos,
en esa mágica bola de
cristal, nuestra sirena de la ilusión,
la que nos devolverá el ánimo y la
esperanza para que
consigamos ya vivir el cuento “con final feliz”.
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convencional, pues se trata de la entrega mutua de la ilusión de cada uno de ellos. Y esa es también la clave del cuento: un mago transforma a una niña vestida de blanco en una dama vestida de azul, que luego se desvanece porque quizá el destino del mago era enviarla a ese lejano universo al que realmente pertenecía la dama.
Y lo cierto es que, como sugerí al principio, es tan fascinante la fantasía cuando se escribe un cuento, que no hay mejor excitación, ni mayor curiosidad en el lector, cuando éste conoce al autor, que conseguir la apariencia de la identidad de los personajes del cuento con los que pertenecen a la vida real en la que forman parte del universo cercano. Por eso, a veces, he intentado poner "en primera persona" la señal y el color de mi identidad y algunas de las vivencias que puedan también identificarme.
Pero esto pertenece a esa colección de "fotografías musicales" de mi viejo álbum, esos que forman una amalgama pictórica de retazos de recuerdos y ensoñaciones, y de emotivas pinceladas del alma del personaje que aparece en escena. Éste es un cuento dentro del sencillo y breve cuento de "El viejo mago y la niña del vestido blanco".
Y como ha sido el cine y su música, los recursos artísticos que me inspiraron, he querido comenzar con esa maravilla del celuloide de animación, "The illusionist", de Sylvain Chonet, que trata sobre la historia de un viejo mago que no quiere defraudar a una niña que admira sus trucos de magia, convencida de que son reales. Porque en mi cuento sus personajes representan su ilusión de una forma parecida.
Un viejo "aprendiz de poeta" ha perdido su magia para componer sus versos, que era su
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Un viejo ilusionista intenta no defraudar a la niña
del cuento buscando en sus trucos de magia convertirla en una princesa |
única habilidad para fascinar a su imagina dama de los sueños y mantenerla "encantada" en la representación de su cuento. Aún le queda un último "truco de magia", el que esconde dentro de su chistera: el mensaje de la música que entrega a quien es todavía "la niña del vestido blanco", el que se halla en la fantasía de su espectáculo y al que él llama "La música más hermosa del mundo". El viejo "encantador" ha prometido a la niña convertir su vestido blanco en un vestido azul
("Blue dress"). (Clic en este título subrayado para reproducir la música del comienzo del cuento).
El espectáculo comienza así en "mi escenario": "¡Damas y caballeros... es el momento de buscar en su imaginación el personaje de sus sueños! ¡Con ustedes... la niña del vestido blanco! Ahora (y me dirijo a usted...), solo tiene que cerrar los ojos y concentrarse en el recuerdo de esa imagen que no puede olvidar. Cuando los abra podrán ver su deseo hecho realidad, porque la escena se habrá transformado y comprobará que su magia tiene todo el poder de sus sueños".
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Es el hada y destello que ilumina cada
poema musical del
álbum a que aquí me refiero. Alguien la encontró dormida en
su lecho en medio de un cuento. Había una luz que iluminaba
su rostro y su
vestido, de tonos entre azul y rosa. Quizá fue
la niña del vestido blanco. Ahora sólo se despertaría cuando
quien la encontró besara sus labios.
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La niña vestida de blanco se convierte en una ilusión musical y para el mago, que no necesita cerrar los ojos, como su público, es la escena del "Vals de la niña del vestido blanco" (clic) la que contempla en su "íntima película", desde su imaginación.
El viejo mago no es consciente de su alucinación y cuando intenta comprobar la realidad de su escenario, su público ya ha desaparecido y la niña del vestido blanco tampoco está. Es entonces cuando tiene la sensación de que él mismo ha sido hechizado por su propia magia. Se ve viajando a través de los mares en busca de los vestigios que aparecen en unas viejas fotografías que ha encontrado en un alguna parte, las contempla en su "visor de antigüedades" que, sin saberlo, llevaba oculto en su maletín de trucos de magia. Y en ese viaje que emprende, tal vez en su dimensión onírica, se encuentra enseguida con ese destello que ilumina el comienzo de su camino. Es una luz azul.
El viaje del mago está envuelto con un tema musical llamado "Coney Island", de John Barry (clic) y que pertenece a la banda sonora de la película "A través de los mares del tiempo" ("Across the Sea of Time"), tal y como aparece en el álbum "Volumen 12" de mi colección de "cuentos musicales".
Lo cierto es que esa "luz azul" es un resplandor que aparece en la mayor parte de los temas
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Su “dama soñada”, ahora vestida de azul, encontró
una magia más real y más cercana, la que le llenó de nuevos colores. |
musicales que componen ese álbum y en los temas de su libreto. Son ellos, los que rememoran y recrean el pasado ensoñador del mago. Son los temas que ilustran el cuento más íntimo de su vida, quizá los que dieron motivo al único cuento que aparece aquí. Y es que esos temas musicales y la descripción de "su relato" lo he reservado, excepcionalmente, para mi libro "Los colores de un destello", que solo he entregado a media docena de amigos míos. El viaje, con su "película" y sus escenarios transcurre a través de más de 30 temas musicales y de sus respectivas "escenas". El cuento "oculto" se pierde, por tanto, con el tema 4 del álbum, el "Paradise
Theme", de Philippe Rombi, de la BSO "Angel" (clic en el título). Es el momento en que se pretende definir a una estrafalario viejo "aprendiz de poeta" que ascendió, junto a la casualidad de la creación de un personaje de cuento, antes de liberarse éste de su relato, y que cayó y se perdió en su fracaso de "encantador" de su luminoso destello. Y lo define, musicalmente, en clave romántica, describiendo la esencia y el sentimiento de ese malogrado "encantador".
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Y nada mejor que despejar
esa nube de desilusión que
nos atenaza cuando pensamos que “Los magos no
existen”,
a pesar de que, mientras nos convencemos, alguien, quizá
una niña
vestida de azul, permanece triste y desconsolada,
porque comprende que no hay
magia ni trucos para encantar
o romper el hechizo, y que lo mejor es despertar
del sueño.
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El viejo mago regresa de su escenario onírico, porque se ha dado cuenta de lo imposible de su relación amorosa con aquella dama que, no solo pertenecía a otro universo, sino que, además, ya la había perdido en su último viaje. El vals de este tema, “Curtain” (clic), de Dario Marianelli, describe el sentimiento de nostalgia del ilusionista que aún cree estar bailando con su dama soñada, dentro de ese último truco que intenta llevar a cabo, y de cuyo fracaso se niega a reconocer.
Para el final de este incompleto y extraño cuento he elegido uno de los últimos temas de mi álbum, el titulado "Anna´s Lasta
Train", de Dario Marianelli, de la BSO "Anna Karenina" (clic en el título). Con su breve poema sinfónico he querido "dibujar" musicalmente un drama parecido al de la obra de Tolstói y del film, aunque en este caso la situación de Anna la vive aquí el viejo mago ilusionista, que al comprobar que ella, su dama, a la que transformó, con su vestido azul, no regresa a su mundo, ni siquiera a través de la magia de su último truco, sufre una especie de alucinación y cree volver a ver la niña del vestido blanco, en paralelo con la visión del accidente ferroviario que tuvo Anna al principio de la obra y que terminó con su suicidio.
El viejo mago intenta desesperadamente romper el hechizo contra lo que él cree es
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Quizá, aquella niña del vestido blanco, antes de desvanecerse hasta su lejano universo, tras su destello, esperó, suspendida, el milagro de dejar sus azules y regresar a la dimensión del mago si él no hubiera permitido que su magia se le escapara de sus manos, dejando que se alejara en sus confines. |
conseguir el éxito de su truco. Sabe que es su última oportunidad. En su magia, está utilizando su propia vida, la que perderá si el resultado no es el que desea. El encantamiento no se produce y el mago se desvanece en la escena que representa. Para dar clima y color al desencanto del mago nada mejor que el tema "Illusionist Final", de Sylvain Chomet, (clic en él) que pertenece a la BSO de "El ilusionista".
Pero nada mejor, para el final de esta representación imaginaria, que celebrarlo de una forma más grata y esperanzadora. Se trata del "Vals de la
despedida", de Nino Rota. Porque nada mejor que el guiño risueño de un vals tranquilo y envuelto en la ilusión de saber que los personajes que aparecen en las "viajas fotografías", y que los más ensoñadores pudimos contemplar en nuestro "visor de antigüedades", se liberaron de su hechizo y pudieron hacer realidad sus sueños; ella, en su nuevo universo multicolor sobre fondo azul; él, en su dimensión mágica en donde en donde conseguir el triunfo de su oficio de ilusionista y poder animar las escenas fotografiadas en su álbum de recuerdos.
Pero antes de pronunciar el "colorín colorado", este cuento "no se ha acabado" si el tío "cuenta cuentos" no le cantara a la niña, quizá su sobrina, una nana para que se durmiera. En este caso, se trata de “Lullaby”, de la orquesta Pink Martini.
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El viejo mago esperaba
paciente” el milagro” de su magia.
Repetía sus trucos, porque quería seguir
asombrando a “la niña
del vestido blanco”. Pero solo pudo sacar de su chistera
su precioso vestido azul; y, con él, la perdió cuando
comprobó que la luz del
destello de su dama no regresó,
nunca más. Esperó, entonces, a realizar el
último de sus trucos:
desaparecer de aquel escenario para viajar hasta el
universo
en donde pensaba se hallaría su amado “destello”
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Decir, ya solo, que el cuento, en su versión completa (aquí solo pude hacerlo "incompleto"), se refería a un viejo y extraño mago, que, como dije, en otro tiempo fue "aprendiz de poeta" e "imaginador de cuentos" que nunca llegó a escribir. Un viejo "aprendiz de mago" que, después de repetir todos sus trucos para conseguir... quizá solo, algo tan sencillo como los colores de una rosa, o los del vestido de una niña que admiraba "su magia", o la aparición de una luz en su escenario, presentándola como un "destello azul", no fue capaz de realizarlos. Un "iluso mago" que, después de conseguir de "la niña del vestido blanco" toda su admiración por la ilusión de sus trucos, la perdió cuando, en el último de ellos con éxito, convirtió el color de su vestido en azul. Un "ensoñador de ilusiones" con afición de viejo mago que buscó alcanzar, de su
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El cuento ha concluido, pero la magia del viejo mago tiene aún el poder de hacer llegar las palabras de su relato, las que le ha dedicado a la niña, a su dama lejana, la que se desvaneció en uno de sus trucos y que ahora viste de rojo. Ella también se dormirá escuchando el cuento y tendrá dulces sueños. |
último truco, poder rescatar a "la dama del vestido azul" de su destello para convertirla de nuevo en la niña del vestido blanco, sin conseguirlo. Un cansado mago que, al final, solo intenta hacer un truco: buscar la magia de su chistera y desaparecer él mismo a través de ella, porque tenía la esperanza de escapar de su mundo para encontrar, en un lejano universo, la luz azul de su destello y fundirse después con ella.Lo cierto es que el mago se desvaneció de su escenario y sólo quedó el cuento que apareció en sus rancias y viejas fotografías, las que solía mirar a través de su visor de antigüedades., las que enseñaba a su admiradora "niña del vestido blanco".
Solo quedó la fantasía de un tímido y conmovedor relato que nadie llegó a descubrir, pero que sugirió el deseo del "encantamiento" que intentó el mago en sus últimos trucos. El cuento ha concluido y el viejo mago, que volvió convertido en duende solo para contar el cuento a la niña, se desvaneció cuando ésta se quedó dormida. Y el cuento ha terminado.
Ángel González "Rusty Andecor"