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Rusty encontró a una amiga en Oviedo, llamada Anita "la Regenta". Ambos se confesaron ser víctimas de la hipocresía del mundo más cercano a ellos, de la intolerancia de sus principios y de sus ideas. Y ambos compartieron sus ilusiones y sus sueños. |
Últimamente
he pensado en uno de los males que azotan nuestro condicionamiento humano. Es
una de esas “epidemias” que padecemos la generalidad de las personas en el
curso de nuestras relaciones con los demás y que nos hace débiles, falsos y
desleales: la hipocresía. Porque,
como decía Ralph W. Emerson, “Todo hombre es sincero a solas; en cuando
aparece una segunda persona, empieza la hipocresía”. Aunque yo estoy con Jaime Balmes, que citaba: “El hombre emplea la hipocresía para
engañarse a sí mismo, acaso más que para engañar a los otros”. Y lo cierto
es que hay tanta falsedad en la hipocresía que ni los sentimientos se libran de
ella; pues la mentira en las actitudes o en el obrar cotidiano, la falsedad de
los pensamientos y de las ideas que pregonamos o pretendemos defender, todo
ello es malévolo cuando lo fingimos, pero… ¡los
sentimiento o la emoción en un comportamiento…! ¡cómo se puede engañar a los
demás, con demostraciones y halagos, haciendo creer que queremos a la gente
cuando es mentira! Sin embargo, tampoco nos engañemos justificando la
perfidia ajena; somos tan débiles, tan egoístas, tan vanidosos, tan mezquinos,
que tenemos necesidad, a menudo, de aparentar lo que no somos, de esconder la
suciedad de nuestra moral y de intentar seducir a los demás con nuestros falsos
atributos. Pero, incluso, somos tan ladinamente inteligentes que cuando nos
interesa, aunque seamos casi siempre sinceros, representamos con hipocresía
nuestra “astuta escena” porque así podremos cautivar a “nuestra víctima”. Ya sé que el mundo es así, que no podemos ser de
otra manera; porque, además, la hipocresía, es un hábito tan normal y tan imperceptible
entre nosotros, que nos resulta fácil evitar reprochar o condenar la falsedad de nuestra
conducta, cuando no somos conscientes de su probada evidencia. De todas formas ¿no
es decepcionante ponernos un disfraz para esconder nuestra realidad? Aunque no
sé qué es peor, si la mugre que escondemos para que no la vea nadie o la estafa
de una máscara con la que intentamos simular una conducta digna y respetable.
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El que te mira, desde este niño, es la esperanza para mañana. Tú eres el hada de mi destino, quiero olvidarme de hipocresías, y ahora te ofrezco esta bella flor; lleva mis sueños y mis recuerdos y aquel mensaje de una canción. |
Y ahora,
quisiera pensar en toda una vida,
pero haciendo una abstracción nostálgica y muy concisa. Y es que durante muchos
años, desde que me empezaron a inquietar… "cosas", como la amistad,
la lealtad, la soledad, la hipocresía o la mentira, solía discurrir entre
regocijos y decepciones, alegrías y tristezas, instantes felices y desencantos.
Hay un momento de la vida en que necesitas meditar en todo esto; pero no tienes
tiempo, no se te ocurre o no le das importancia al balance que puedes encontrar
"un día" entre las ilusiones y los desengaños vividos. Es la mayor
parte de ese "viaje" que transcurre cargado de momentos intensos y
también vacíos, sin que ni siquiera puedas hacer una profunda reflexión, porque
estás absorto en tus proyectos y en la esperanza de tu vida, en la madurez de
los resultados que obtienes, y solo caes en la cuenta de “qué es lo que te queda después” cuando atraviesas la línea del paso
del tiempo, esa que separa la parte de tu vida de la “superactividad” de la del "júbilo".
Cuando llegas a esa línea, puede ocurrir que hagas como que no te has enterado
de que la primera etapa se ha acabado y te tomas unas “vacaciones” sin fin para
las que tu actividad es ”no hacer
absolutamente nada”. O puede que ocurra que empieces a padecer el “síndrome
del viejo”, esa del “jubiloso” que no ha sido capaz de olvidarse de su etapa
laboral, que piensa que ahora ya no sirve para nada y que se le avecinan males
y achaques seniles. Pero algunos podemos pensar: “Pues no soy viejo, solo mayor, de desencantos y de suspiros, y de
rutinas y de ilusiones, las que me turba, quizá el amor”, y le brindamos a-
ese hada del destino, al que le
decimos: “Yo soy el mundo que ves ahora,
y que te mira desde este niño; las esperanzas son mis arrugas; y la sonrisa, ya
muy gastada, sigue lozana en mi corazón”.
Es cierto
que sufres la desazón de la mentira del mundo y la de la indecencia de las
personas que creías honestas o que has amado. A lo largo de mi segunda etapa,
la que yo llamo del “júbilo”, he dado mi testimonio con la disparidad de
algunas de mis reflexiones en mi modesta obra literaria, y -en parte- lo ilustré
con mi perspectiva de “aprendiz de poeta” en mi libro “EL paso del tiempo de un
viejo aprendiz de poeta”. Es cierto que ese desencanto te lleva a no creer en nada
y, sobre todo, en muy pocas personas. Te consuela imaginar cómo hubieras
deseado que se mostrase con honestidad la gente que tú has querido, sabiendo
que sus sentimientos no hubieran sido fingidos. Te consuela imaginar que los
seres que han sido más cercanos para ti han actuado libremente, pensando,
hablando y sintiendo sin hipocresía. Pero, sobre todo, te consuela saber que
existe, además de cualquier manifestación artística, auténtica y ajena a engaño
alguno, la música; para mí, la más hermosa de las expresiones artísticas que el
ser humano crea, escucha, “contempla” y disfruta, sin resquicio de mentira y de
hipocresía en ella.
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Quedará la música, con su partitura y con sus colores y con el recuerdo de las canciones |
Además, la música no se desgasta, ni se
corrompe, ni envejece, ni se marchita, ni perece. Alejandro Sanz dijo en su canción “La música no se toca”: “Quedará la música cuando no haya a quien
amar, quedará la música como un despertar; quedará cuando no estemos, nadie la
vencerá; por eso, larga vida a la música, y que Dios guarde a la música en su
inmensidad”. Y es que, si nos queda poco o, lo que nos queda, no nos
entusiasma, después de lo que gozamos y sufrimos en nuestra primera etapa, y si
preferimos diluir el pasado gris y queremos dejar atrás la experiencia de
insatisfacciones, hipocresías o falsas sensaciones, tenemos lo mejor de
nuestros recuerdos en el color de la música y de las canciones.
Por eso,
he querido catalogar, reunir y publicar aquí mis diez mejores canciones de la
historia de la música. Porque, aunque son 20 temas los que componen mi
catálogo, he escogido estas diez para evocar mi mensaje y porque representan parte de esa vieja etapa de mi vida:
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Como la de aquellos ya lejanos Beatles, que marcaron un estilo inolvidable, con su "azul filosofía" y el recuerdo de unos años de poesía. |
“Son canciones de una época
por su magia, en sus colores,
de una escena y su poesía
a la farsa y a la infamia
Éstas
diez y el resto de mis preferidas, las vuestras, las que cada uno conserva en
su mente, son canciones que guardamos en nuestro álbum de ilusiones; solo
necesitamos escoger las que identifican nuestros sentimientos y nuestros
recuerdos. Y luego, esas canciones, o sonatas, sinfonías y conciertos, solo hace
falta escucharlas con el corazón y soñar con ellas.
¿Y quien mejor para empezar esta lista de honor y en la que he reunido parte de mi colección de símbolos musicales? Pues no podía faltar ese primero lugar para quien, al menos para mí, siempre representó un eterno mito musical: Elvis Presley. También estará en lugar de honor el ex-beatle Sir Paul McCartney. Luego vendrán canciones de mis bandas de los 60 y los 70, la nostalgia de mis grupos musicales: Mamas and the papas, Beatles, Animals, Procol Harum y Moody Blues. Una canción de culto de otra banda que se resistió a que el rock dejara de ser el ritmo por excelencia: Dire Straits. Y finalmente, esas tres dignas damas de la canción soul que protagonizaron también tres hermosas canciones.
CANT´HELP FALLING IN LOVE, una canción de amor basada en un romance popular y
escrita para Elvis Presley y para la banda sonora de su film "Blue Hawaii". Un tema con el que "El Rey" cautivaba a sus fans cuando, en medio de sus conciertos, "se vestía" de ternura para cantarnos con su melodiosa y poderosa voz: "Los sabios dicen que solo los tontos se enamoran, pero yo no puedo evitar enamorarme de ti". El título de aquella canción era un mensaje universal: "No se puede evitar caer en el amor". Quizá fue la primera canción que yo dediqué a quien entonces fue mi primera enamorada. Y fue en la película "Amor en Hawaii" en donde la escuché por primera vez, supongo que acompañado allí en el cine con mi chica de entonces: CANT´HELP FALLING IN LOVE.(click)
ELVIS PRESLEY. Nacido en Mississipi, de una familia modesta; hoy tendría 78
años. Tras tener un empleo de chófer de tractores, a los 18 años recibió como
regalo de cumpleaños una guitarra con la que empezó a dar sus primeras actuaciones y aunque, cuando tenía que salir al escenario, se mostraba tímido y retraído, su carisma y su talento se hizo de notar en
seguida. Empezó a destacar con grabaciones, mezclando el country y el
rhythm & blues, pero lo más llamativo fue su estilo innovador. Luego, en Memphis se le abrieron las puertas para que fuera llamado a un programa radiofónico de
música country. Su aire desenfadado y sus escandalosas contorsiones en el
escenario revolucionaron el rock and roll, que agitaron la pasión de la juventud
que le seguía. Lo demás es historia y se puede encontrar en Wikimedia o en
cualquiera otra biografía.
Su carrera se encumbró en los primeros años de la década de los 60, con éxitos como "It´s now or never",
"Are you lonesome
tonight" y "Surrender". A finales de esa década llegaba su mayor
triunfo, la canción que más le identificó: "Suspicious
Minds" Después, comenzó el ocaso; sus continuos excesos, el abuso
del alcohol y las drogas y un matrimonio fracasado. Su muerte en 1977, a los 42
años, conmocionó al mundo entero.
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Engalanado como un personaje de los que aparecían en sus sueños, buscando desesperadamente, tal vez, la clave de su felicidad, en uno de sus últimos y celebrados conciertos. |
Lo cierto es que, según contaron muchos de los pocos amigos que le
quedaron, Elvis era un incomprendido,
un frustrado romántico, al que las imposiciones de sus agentes y productores no
le dejaron liberarse de sus complejos y de sus miedos. Lo tenía todo, pero no
tenía nada, porque no pudo ser feliz como él soñaba, ni siquiera para refugiarse en su
creatividad musical, como él hubiera querido. Tuvo que hacerlo en su mansión de
Graceland, rodeado de fantasías y
excentricidades. Su melancolía, y luego su depresión, le llevaron a la
esquizofrenia y a la droga, que fue lo le mató. En realidad, Elvis estaba ya
solo; sus amigos y su mujer le abandonaron, y solo su manager y sus administradores,
empujados por la codicia de rentabilizar sus conciertos, más que ayudarle, le
acosaron para que siguiera apareciendo en escena, aún siendo evidente su enfermedad.
La verdad es que esas apariciones eran poco menos que patéticas; su
excesivo peso, sus delirios y pérdidas de memoria en el escenario, en el que se exhibía como un "macarra" que no era; todo ello resultaba… muy
tristes. Después, cuando falleció, aparecieron “por arte de magia”, como
buitres, “sus amigos” y su mujer, todos detrás del testamento. Y lo cierto es
que fuimos sus fans de entonces, como yo mismo me consideraba, los que
verdaderamente recocimos, no solo su calidad de artista, sino su clase como persona. Y fuimos quienes le amamos; como amamos sus canciones, y como amamos el espíritu
romántico que nos dejó y que aún lo saboreamos cuando escuchamos su música.
La anécdota: Recuerdo muy bien esa
memorable retransmisión del concierto de Elvis; el “Aloha from Hawaii”, vía satélite,
que vimos mi amigo Juan Garodri y yo
el 14 de enero de 1973, cuando vivíamos y trabajábamos en “la Residencia”, como
recuerdo algunas de sus canciones grabadas en ese espectacular doble álbum en
cuya portada aparece “el Rey” con su capa de alas de
águila a su espalda, porque es un álbum que conservo con mucho cariño. Recuerdo
también que a Sophie le solía gustar
aquella canción….
YESTERDAY. Compuesta por el
tándem artístico Lennon/McCartney, pues era la
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"Yesterday" fue la música que a Pual le inspiró, por cierto, uno
de sus sueños. Sin embargo, le letra original la guardó en la intimidad de sus secretos; pero uno de sus mensajes se quedó en
la canción; tal vez se refería a la chica que "se fue", a Michelle. |
acreditación de la composición de la mayor parte de las canciones de los Beatles.
Sin embargo, hay que reconocerle a McCartney
la exclusividad del legendario tema.
Yesterday, como canción, empezó siendo una
demostración de estudio y como ensayó se grabó en un principio. Lo cierto es
que Paul la desechó, primero porque
la letra que escribiría, encontrándose durante unas vacaciones en el Algarve
(Portugal), no fue la que finalmente grabó. Uno de los biógrafos que hace ya
tiempo consulté decía que Paul
pensaba en Michelle (la de “the mamas and the papas”), de la que
se enamoró perdidamente (su referencia está en la canción California dreamin´), para la que también grabaría el tema “Michelle” y para quien tenía
inicialmente escrita la letra de Yesterday.
Y otra razón para descartar el tema era que a McCartney no le gustaba su estilo tan excesivamente melancólico y
empalagoso (como le dijo George Martin,
su productor) y para una letra que no era la que él había elegido.
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Era Michelle Phillips, antigua componente de "The Mamas and thee Papas", en la época en que Paul la conoció, de quien se dice que él le dedicó su canción "Michelle" como declaración de su amor. Al parecer, McCartney la recordó después en "Yesterday", con aquel... "¿porqué tuvo que irse?" |
El tema se grabó en 1965, hace 48 años. Hubo sus discrepancias para hacer
la grabación en Abbey Road, sus
estudios. Paul grabó la canción por
sí mismo, sin preocuparse por la participación del resto del grupo. George Martin lo convenció para que en
la versión definitiva incluyera un cuarteto de cuerdas junto a la guitarra
acústica de McCartney; sin embargo,
es posible que ni John, ni George, ni Ringo participaran en la grabación más comercial. De hecho, solo en
un concierto celebrado en Tokio en 1966 existe el testimonio de la
interpretación de Yesterday por los los cuatro miembros del grupo.
Yesterday, como inspiración de Paul, según alguna de sus biografías, fue una melodía “extraída” de
un sueño en una noche que pasó con su novia Jane
Asher. Cuando despertó, antes de que su mente la olvidara, la tocó al piano
y la pasó a una grabadora. Sin embargo, inconscientemente, en su sueño era a Michelle a quien evocaba en su “Yesterday”.
La letra habla de que una chica se fue, cuando dice “¿Por qué tuvo que irse?”, pero su contenido no resuelve nada, ni
siquiera tiene sentido; es como si la hubiese escrito en clave. También se dice que la canción fue escrita pensando en la
muerte de su madre cuando él era solo un adolescente. Lo cierto es que, en una
ocasión, Paul rebeló que la letra
original, la que no fue grabada, aparece en “el
reverso de un sobre”, ¿de qué sobre?, preguntamos sus biógrafos.
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Amigo Paul, ya 71 años, y no pasan los años en
balde.
Oye, estaba pensando... ¿cuando nos cantas Yesterday,
aún sigues acordándote de Michelle? Yo creo que sí.
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En cuanto a la historia que siguió a la histórica grabación de The Beatles”, Matt Monro versionó el mismo año, en 1965, el tema y otros artistas
como Ray Charles, Frank Sinatra o Sting, hicieron lo mismo. Aquel año y
en 11 semanas se vendieron más de un millón de singles y durante 8 años fue la
canción que más se difundió en las radios americanas. Su reconocimiento en el Libro Guinness le acredita ser la
canción más grabada de la historia, con más de 3000 versiones diferentes.
La anécdota es que puedo presumir
de contar con las dos grabaciones del ensayo, antes de su edición definitiva,
en uno de los álbumes “Anthology” que
compré hace ya muchos años. Una de esas dos versiones de Yesterday es la de este vídeo (clic en el título), con imágenes de "su ayer" y en la que aparece "Michelle".
De los “Beatles” se podría escribir tanto que no es en esta
crónica en donde tendría cabida su homenaje. Supongo que algún día podré rendir
tributo al grupo más relevante de la música rock and roll, el que cambió todo
el estilo de la música rock y el que marcó un fenómeno cultural para varias
generaciones.
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Pero para encontrar el mejor lugar para esconderse, nada mejor que estar acompañado de la mejor música, un buen libro y el perfume, el color y el tacto de una bella rosa. |
Me quedo con un mensaje que yo mismo interpreté desde ese bello Yesterday de Paul: “Ahora necesito un lugar donde esconderme”.
Es posible que desde todo en lo que creí
del ayer y para lo me pregunto ¿porqué tuvo que irse? hasta la sombra que se cierne sobre mí, necesito un lugar en donde
esconderme”. Quizá, por eso me escondí en mi apodo, el de Rusty, que viene del rústico o campesino
de mi cuento, el que solía cultivar su corazón en el jardín de sus sueños.
Quizá, por eso busqué mi destello en “la
música más hermosa del mundo” y el catálogo de mis canciones preferidas. Porque todo ello era perfecto para
esconderme en lo que yo llamé mi Café de
París. Y quizá, por eso coloqué en los dos lugares de honor a mi
querido Elvis Presley con su
romántico ”Cant´help falling in love” y a “mi viejo amigo” Paul McCartney,
con su melancólico y empalagoso “Yesterday”. Y quizá, por eso os quedo aquí este broche de mágica fusión artística entre los dos genios: el eterno Yesterday de Paul, interpretado por Elvis.
Después, pero ya será en una "segunda parte", (para no cansaros y hacer más atractivo el homenaje) vienen “La casa del sol naciente”, “Con su blanca palidez” y
“Noches de blanco satén”, de la década de los 60, cuando Elvis, recordando "los buenos tiempos", decía que “no se
podía evitar caer en el amor”, y Paul decía que cuando se evoca el ayer
hay que buscar un lugar para esconderse. Mucho más tarde, “Brothers in arms” me hizo reflexionar su mensaje "Está escrito en las estrellas y en las líneas de la mano, que estamos locos por hacer la guerra, a nuestros propios hermanos". Son cuatro canciones a las que ya hice
homenaje en mi “Canción de la semana” y en las que, cuando las incluya en mi segunda parte, resaltaré también mi mensaje para cada una de ellas.
El resto de las canciones, las otras cuatro, están publicadas en mi blog
recientemente y aparecen aquí mismo, en la sección de música, al margen, a la
derecha. Son “Californias Dreamin´”, “Rezo una pequeña oración (por ti)”,
“Sobreviviré” y “Suavemente me mata con su canción”. Supongo que en ese próximo capítulo las incluiré, también como las otras, con mi mensaje personal para cada una, para darles más argumento a mi elección como elegidas entre mis mejores canciones.
Ángel González "Rusty Andecor"
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Se llama "Esperanza caminando" y es una escultura de Julio López Hernandez. La encontré en Oviedo, como a la Regenta, pero "la Esperanza" iba un poco despistada, ocupada con sus libros. Supongo que ella habría escogido los que identificaban mejor sus sentimientos y su misma esperanza, como yo escogí las canciones que reconocerían mis recuerdos. Así que, cogí del brazo a mi amiga y le dije: "Yo creo que tú y yo nos entendemos, porque tú, leyendo tus libros, y yo, escuchando mis canciones, podemos soñar con ellos" |