toda la intensidad del sentimiento de los mejores recuerdos,
en la que casi puedes verlos y gozarlos;
y es la que está empapada de la ilusión y de los sueños
escritos sobre la armonía y la cadencia de cada poema musical
(de "La música más hermosa del mundo", de Rusty Andecor)
Ernst Amadeus Hoffmann decía "la música comienza donde acaba el lenguaje"; y tal vez, ni siquiera es necesaria la literatura para expresar una emoción o un sentimiento; quizá, las notas musicales transmiten mejor y más profundamente el mensaje que contiene la obra que el autor quiere hacer llegar. Cuando escribí mi alegato sobre "La música más hermosa del mundo", en su primera parte y que ya tenéis en este blog, decía, a propósito de aquella cita "La pintura es un poema sin palabras" (Horacio), en relación con la música: "La música es un poema sin palabras y sin imágenes, porque ambas están en la ilusión de nuestros corazones", aleccionándonos para encontrar, dentro de las notas de un poema musical... mucha ilusión y mucha magia. Os confieso que durante todo el tiempo que me llevó seleccionar y, después, recopilar los temas que contenían el tercer volumen de esa "Música más hermosa del mundo" pude disfrutar, a veces casi angustiado por su intensidad dramática, adaptando los momentos del relato que inspiró mi imaginación a los temas musicales que elegí. Por ello, es cierto que también puse el mayor cariño y dedicación cuando elaboré esta colección de temas originales de bandas sonoras; y no dudo que, si tenéis sensibilidad y podéis oir, al menos, parte de ellos, me daréis quizá la razón.
Quisiera que supiéraís que el contenido de ese "poema musical" que me gustaría ofreceros no es una simple recopilación, escogida por la belleza y por la calidad de sus temas, sino que es mucho más; porque es toda una sucesión interrelacionada y continuada de composiciones que describen en su conjunto un pequeño cuento, a través de un auténtico poema emotivo de notas musicales, repleto de sentimientos y -tal vez- localizado en ese universo de la ilusión y de los sueños. Porque no olvidemos, mencionando la cita de Eleanor Roosevelt, que "El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños", como tampoco debemos olvidar la reflexión de quien os escribe, cuando se refería a ese futuro, definiéndolo como "la apología del iluso, aunque, tal vez, la consecución de un ideal por el que se empeñan los que con la enseña y estandarte de sus ilusiones ponen rumbo a la isla de sus sueños".
Stravinski decía "No basta con oir la música; además, hay que verla". Así que este tercer volumen de "La música más hermosa del mundo", a que me refiero, contiene como os digo, una historia relatada en forma de cuento musical, pero que podréis verla, imaginándola con los ojos de vuestra ilusión. Si, como os digo, tenéis la ocasión de escucharla, yo os ayudaré a recrearos en ese relato, para el que adapté la música que me "prestaron" algunos prestigiosos compositores y para un argumento quizá demasiado romántico, pero que era el que flotaba en mi imaginación de loco ensoñador.
Quería deciros que "si no alimentais vuestros sueños con suficiente ilusión y no haceis que parezca que son bellos no tendréis futuro". Y para aquellos que pueden sentir la "vena romántica", o alguna vez la sintieron, les confesaré que "no importa que esa imagen, tal vez del capricho de mi musa, que acostumbro a pegar en la fascinación de mi rincón o a colocar en mi "fondo" o en mi "protector de pantalla" y con la que suelo soñar en mi secreta y lejana dimensión, no corresponda a la que anhela el corazón de este viejo bohemio, porque tal vez la que debería aparecer pertenece a un universo demasiado convencional y cercano para ajustarlo a la realidad, y el mundo que me rodea no podría entenderlo; por eso tengo cerca de mí la que representa mi sueño". Aunque nunca dejo de pensar en aquella cita de Gustave Flaubert que dice "Cuidado con los sueños, que son las sirenas del alma; cantan, nos llaman, los seguimos y jamás retornamos".
No olvideis que "Las cosas más bellas son las que inspira la locura y escribe la razón" (André Guidé) y que, como decía Rusty, el que os escribe: "La vida es tan hermosa que merece la pena aprovechar hasta la locura de la filosofía de aquello de... "siempre nos queda París", antes de rendirse ante la mediocridad de ese brillo convencional con el que nuestro entorno consumista, frívolo y vacío nos intenta fascinar o ante la desolación o la podredumbre del lujo fatuo y petulante que nos ofrece quien nos envanece cada día".
sty Andecor (El Capitán Iluso---- -