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Me lo encontré allá en la bella ciudad de Oviedo. Mi admirado Woody Allen. Casi tropecé con él y recuerdo que me dijo: "Lo que más odio es que me pidan perdón antes de pisarme". Así era su agudo sentido del humor. |
"Nunca te olvides de sonreír,
porque el día que no sonrías será un día perdido".
(Charles Chaplin)
Por cierto, "no te prives del sentido del humor,
porque es el único remedio contra el aburrimiento y la insipidez,
la aflicción y el berrinche,
la torpeza y el declive intelectual"
(Rusty Andecor)
"El humor es una de las mejores prendas
que se pueden vestir en sociedad"
(Williams Thackeray)
"Pero la sutileza y el ingenio de una frase,
de un gesto, proceder o talante,
lo que entendemos por "sentido del humor",
es la excelencia de presentación de cualquier persona
en un escenario social"
(Rusty Andecor)
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Woody Allen solía decir "Mi forma de bromear es decir la verdad; es la broma más divertida"; algo aparentemente paradójico, pero con un trasfondo cierto, teniendo en cuenta el ingenio con que, a veces, se puede describir la verdad. Como cuando él mismo hablaba de las ventajas de la realidad, diciendo: "Odio la realidad, pero es el único sitio en donde se puede comer un buen filete". La sutileza de su ironía es evidente.
Empecemos refiriéndonos al humor, en general. De él se dice que "es el modo de
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Se dice que tener sentido del humor indica tener sensibilidad y capacidad de crítica, y que con ello podemos superar muchas dificultades y vencer al resentimiento. |
presentar, enjuiciar o comentar la realidad, resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas". Yo pienso que "el humor es un estado de ánimo, positivo o negativo; de jovialidad, tendente a la gracia o la chispa; o de irritación, tendente al enfado o al disgusto". Pero... ¿y el sentido del humor? ¿dónde empieza? El diccionario de la Lengua dice que "es la capacidad de estimular el sentido de la gracia en uno mismo y en los demás". También, se dice que "el sentido del humor empieza cuando hay expresiones o acciones que carecen por si mismas de ocurrencia o de gracia y se las asocia sutilmente a la ironía, a la parodia, a la caricatura o, incluso, a la crítica". La manifestación se completa cuando "se produce un contexto tan cómico, pero a la vez tan perspicaz que, con ello, conseguimos crear una disposición agradable e inteligente de ver las circunstancias y situaciones más cotidianas de la vida". Estaríamos hablando entonces de "tener sentido del humor".
Sería aburrido tratar aquí del efecto catártico y liberador que produce el sentido del humor en la salud orgánica del ser humano o el impacto sedante que se origina en la mente. Tampoco me parece interesante que tratemos ahora de las distintas formas del humor, ni siquiera de ahondar en la destreza o en el ingenio del que posee o utiliza el sentido del humor y de su efecto en el estado de ánimo, como no sea para ilustrar se anecdotario y buscar la reflexión, después.
Para ilustrar el sentido del humor, voy a comenzar describiendo el significado de mi
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Necesitaba sentarme cerca de las nubes, para tocar la esperanza, "allí arriba". Pero debía cubrirme del "salpicado" de la injusticia y la mentira, que ya empezaba a conocer. Tenía un sombrero y aquel paraguas para no "mojarme" de su basura. |
propia imagen hace 40 años. Es una de esas fotografías que paso por mi "visor de antigüedades" y a la que tengo mucho cariño, no solo porque me la hizo mi amigo Manolo Carrasco, sino porque me recuerda a un tiempo maravilloso que viví en "La Residencia". Por cierto, mi amigo Juan Garodri estaba entonces allí mismo, a la vuelta de la foto. Aquel día, no sólo tenía necesidad de aislarme de la rutina del mundo cotidiano, estudiando o leyendo un libro, sino de liberarme de la incertidumbre de mi encierro en la perspectiva de mis limitados proyectos. Lo más cercano y lo más distendido era disfrutar de la frescura y la limpieza del ambiente natural de un día lluvioso, en lo más alto, para sentirme cerca de las nubes, lejos del temor del fracaso de "ahí abajo" y cerca de la esperanza de "allí arriba". Y lo más cierto y seguro era estar apoyado en una pared firme y bajo un paraguas, para que no pudiera mojarme del desengaño de la gente que ya empezaba a conocer, y cubierto, además, de un sombrero para alejar de mi cabeza la hipocresía y el desengaño. La mejor escena para interpretar mi sentimiento y suscribir mi declaración era el marco de ese viejo tejado y las vistas del río de mi pueblo. Pero tenía que hacerlo con "sentido del humor", acudiendo al ingenio de asociar, en ese momento, mi percepción de la vida con el lado disparatado de lo que estaba retratando. Era mi sentido del humor, una forma figurada e ingeniosa, pero sin pretenderlo, de representar mis frustraciones y desencantos, por un lado, y mis ilusiones y esperanzas, por otro.
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Puede que la imagen aparente cierta extravagancia o comicidad, pero su representación y mensaje forma parte del sentido del humor del autor de la foto. |
Esta otra fotografía representa el empeño esperanzador e incondicional de buscar un mundo mejor para mí y mis amigos, en aquella época, en aquel momento. No teníamos ningún medio a nuestro alcance para hacer el viaje y llegar a ese "nuevo mundo" y tomamos, sin condiciones, ese viejo tren. Teníamos que ver el horizonte, sin temor a equivocarnos, y nos subimos a la plataforma delantera de la locomotora. Miramos de frente y, empuñando el estandarte de la esperanza, nos dispusimos a dar la orden de nuestra marcha. El tren comenzó a coger velocidad y nosotros gritamos "¡el mundo es nuestro!". Puede que fuera una imagen extravagante y cómica, si no la asociamos al mensaje de nuestra intención y a la descripción más simple de la escena. La locomotora de vapor siempre representó la máquina que movería nuestros destinos hasta ese mundo maravilloso que anhelábamos. Y nuestra disposición muestra la decisión y firmeza que habíamos tomado, pero también la seguridad y la ilusión de que habríamos de encontrar lo que buscábamos. En definitiva, es otra escena que describe nuestro sentido del humor.
Veamos, en primero lugar, está muy claro que el sentido del humor no es una simple
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Y en el lucimiento de los políticos ante sus posibles electores y en sus habilidades antes sus oponentes, todo vale: la perversidad de su sentido del humor, la falsa carcajada, la mentira de su sonrisa, el humor de su pose, la hipocresía de su saludo; ¡todo vale! |
demostración de gracia e ingenio, ni tan siquiera una forma intencionadamente cómica para amenizar o divertir una reunión o concurrencia y, de paso, para lucirse uno mismo.
Entendemos que el humor es indispensable en la vida, que la mejor forma de ver los problemas y las adversidades es con buen humor. Sabemos que es uno de los mejores tratamientos contra el estado de desánimo y un buen mecanismo de defensa contra aquel síndrome que, en mis tiempos lejanos, llamábamos "angustia vital". Pero hay que tener en cuenta que no se trata de hacer una comedia de la vida cotidiana, ni de los acontecimientos que suceden diariamente. Que tampoco se trata de asumir el papel de gacetillero de chistes o chanzas para amenizar nuestros diferentes entornos. El humor, el buen humor, debe ser ocurrente, ingenioso y sutil, pero nunca vulgar o chabacano, pues éste último es propio del modelo "hortera", el que sólo busca la grosería y, a veces, la ofensa, la caricatura obscena y la mera burla. Precisamente, Cicerón decía que "hay dos clases de bromas; una incivil, petulante, malévola, obscena; otra elegante, cortés, ingeniosa y jovial". Y ésta última es la que mejor representa al sentido del humor.
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Es Pepe "el sordo", en los años 70, en "la Residencia", aquel personaje tan singular que nos hacía reír, no sólo con la "seducción" de su risa, no sabemos si de ignorante o de guasón. Con anécdotas como la de la novela de "Guerra y paz" de Tólstoi, que Juan le prestó, diciéndole que era de un escritor ruso, respondiéndole aquél: "¡Hombre, don Juan, no me engañe usted, que yo la leo y la entiendo!" |
No olvidemos pues, que, como yo digo, "no es la expresión cutre ni la burla hortera, la que marca el ingenio y la sonrisa, aunque aquellas muevan la risa fácil; es la sutileza de la sátira o de la ironía, o la agudeza de la parodia o del sarcasmo; ella es la que constituye el arte del humor".
Visto así, el concepto de humor, habría que diferenciarlo de su dimensión como sentido del humor, retomando el concepto que definimos al principio de esta entrada, pero añadiendo una cualidad más; la del mensaje que se pretende dar bajo el subtexto de la expresión o a través de la elocuencia de la sonrisa, del gesto o del comportamiento. Por otra parte, Konrad Lorenz decía que "el humor y la sabiduría son las grandes esperanzas de nuestra cultura". No es, por tanto, una habilidad propia de quien posee el don de la gracia y la ocurrencia y la exhibe para diversión de los demás. Yo diría que el inteligente y auténtico sentido del humor se basa, no sólo en el ingenio y la chispa, sino en una dosis de creatividad e imaginación y en otra que debería de ir cargada de ironía o de refinada y aguda crítica. Es la envoltura intelectual o de esa "sabiduría" a que Lorenz se refiere.
Y así, cuando Woody Allen nos decía: "No sólo de pan vive el hombre. De vez en cuando,
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Ésta es una foto que capta, más allá de una composición creativa y de una desbordante imaginación, la transmisión de un mensaje inmenso con la aparición de todos sus personajes. Pero es, sobre todo, una obra maestra del sentido del humor en "la pintura" de una escena que simbolizó una parte de la historia de la era de los Beatles |
también necesita un trago", se refería irónica y figuradamente a que la comunicación entre las personas, no sólo debe ser seria y rigurosa, sino que debe complementarse con una dosis de sentido del humor, que es "el trago" al que Allen se refiere. Es la manera relajada y distendida de comportarse el ser humano. Incluso, en ambientes formales y estrictos, como en el entorno del trabajo o en cualquier otra actividad importante, seria o ceremoniosa, a veces, es preciso añadir ese ingrediente de humor, mesurado e ingenioso, para hacer más fácil y grata la concordia en dicha comunicación.
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El disparate y la parodia en el cine ("The Party") forman parte de la comedia excéntrica, salpicada del más exquisito y genuino sentido del humor. |
Que no todos tenemos sentido del humor, eso es algo evidente. Hay muchas personas que no perciben la virtualidad de una expresión cargada de agudeza ni de su intención irónica o crítica, pero carente de malicia. Lo sé, porque en mi propio entorno familiar son muy pocos los parientes con los que puedo contar para transmitir mis lances de humor. Lo cierto es que en estos casos, se produce en esas personas, y en todas las que no captan la agudeza del sentido del humor, la suspicacia, el recelo e incluso el enfado, y hasta la enemistad. Hay que saber, por tanto, cuando, cómo y a quién dirigir el arte del sentido del humor. Cuando, porque toda persona tiene un día, un momento y hasta un breve instante para aceptar y encajar una broma o un guiño de sentido del humor, dependiendo, sobre todo, de su estado anímico. Cómo, porque hay una regla que hay siempre que cumplir: evitar la ofensa, la burla fácil y la falta de respeto. Y a quién, porque tenemos que medir, antes manifestar nuestro sentido del humor, no herir la susceptibilidad de determinadas personas predispuestas a tal suspicacia. Además, hay algo que no debemos olvidar en la dinámica del sentido del humor; y es que, lo mismo que hay quien tiene una gran aptitud para expresar su sentido del humor, esa misma persona no lo tiene para recibirlo y aceptarlo, cuando va dirigido a ella.
Y ahora, pasemos nuevamente al anecdotario. Pues grandes cómicos de la historia han manejado con maestría el sentido del humor.
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¿Sabe usted porqué estaba con ella? Únicamente porque me recuerda a usted. ¡Claroooo! Por eso estoy cenando con usted, porque usted me recuerda a usted, sus ojos, su garganta, sus labios, todo cuanto hay en usted me recuerda a usted, excepto usted, creo que está bien claro. Que me ahorquen si lo entiendo (dijo después, murmurando). Es un diálogo absurdo de "Una noche en la Ópera", pero su sentido del humor tiene la sutileza de su mensaje y de su ingeniosa ironía. |
Yo siempre he admirado esa habilidad en el genial Groucho Marx. Inmortal, aquello de "Es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente". Es algo que me ha sorprendido siempre en una persona de la familia muy cercana a mí y que lo utiliza, no porque pretenda "parecer tonto", sino porque entiende que "en boca cerrada no entran moscas" y así no hay peligro de "despejar tales dudas".
Pero si la simpleza o la concreción en una conversación es, a veces, admirable, cuando se dice lo preciso, a costa de ser austero y parco en palabras, aunque con el exquisito equilibrio del sentido del humor, la perorata del que "habla por los codos", sin parar, queriendo protagonizar, a veces de forma displicente, la charla o tertulia, éste podría ser el motivo de correr el riesgo para crear ese clima insostenible e
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Y no olvidemos que el sentido del humor también se manifiesta en el aspaviento de los ademanes que a veces empleamos, como lo demuestra esta escena de hace ya tiempo y que representan José y Ángel. |
insoportable de una reunión, fiesta o celebración. Es lo que se dice "llegó él y se cargó la reunión". Por otra parte, no hay que tomarse demasiado en serio la defensa de una opinión o parecer, contrariando la palabra o juicio de los demás. Es más, antes es preferible ironizar o reírse del criterio de uno mismo. El escritor checo Václav Havel dijo: "Cualquiera que se tome demasiado en serio corre el riesgo de parecer ridículo". Lo cual sugiere distender y acomodar las reglas de lo estricto en el diálogo de una conversación, tertulia o debate y en el comportamiento del trato para introducir la discreta informalidad de un uso más coloquial y, a la vez, dotado de ingenio y sentido del humor.
Resumiendo; el sentido del humor es una manifestación de agudeza, ingenio, crítica, ironía, no exenta de gracia y ocurrencia, que se produce no sólo cuando se conversa, se expone, se explica o se interpreta un papel o un personaje, sino cuando se crea una obra literaria, se produce una composición fotográfica o pictórica o una producción cinematográfica o teatral. Según mi opinión, el sentido del humor exige, además, cierta dosis de creatividad e imaginación, así como la comunicación encubierta, disfrazada o parodiada de un mensaje.
Me quedo, para el final, con un par de frases desternillantes de Groucho Marx: "Nunca
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Dijo Groucho: Por cierto, ¿entonces no es usted la señorita Smith, hija del multimillonario Smith? ¿No? Perdone, por un momento pensé que me había enamorado de usted". |
olvido una cara, pero con la suya voy a hacer una excepción" y "Es usted la mujer más bella que he visto... lo cual no dice mucho en mi favor". Con ello, podemos percibir el ingenio de la sutil ironía que encierran algunas expresiones como las que he citado.
Otra dos grandes citas para mover a la reflexión: "La imaginación consuela al ser humano por lo que no es; el sentido del humor lo consuela por lo que es" (Francis Bacon) y "Si no tienes sentido del humor estás a merced de los demás" (William Rotsler)
También, una frase mía: "Quien se expresa con sentido del humor cultiva su imaginación y enriquece su ingenio. Quien acepta el sentido del humor, desde los demás, engalana su sonrisa y disfruta mucho más de la vida".
Ángel González "Rusty Andecor"
Y una conclusión, después de publicar mi reflexión en su día. Pues dos amigos míos, uno muy lejano, Manolo, y otro muy cercano, Javier, llamaron mi atención con el contenido de dos mensajes que yo entendí muy bien. Por eso, he decidido incluir su aguda insinuación, no exenta, por supuesto, de sentido del humor, para enriquecer en lo posible la chispa de complicidad con la que nos entendemos muchos de nosotros.
Javier se ocupó de recordarme la sabiduría irónica que encierra aquella cita que se atribuye a George Bernard Shaw (aunque no está muy clara su autoría) y que dice: "Los políticos y los pañales se han de cambiar a menudo... y por los mismos motivos". Es la sugerente revelación, expresada con una frase mordaz, para que entendamos muy bien su analogía, la de que a ellos, a los políticos y a la camarilla de su mismo universo, se les debería echar a la basura, como los pañales (con mierda incluida), o para que unos se las tiren a los otros, como los niños con la arena de la playa. Dejemos, sobre todo, en la envoltura de la frase, su ingenioso sentido del humor.
Y Monolo, que me envió, desde los confines de este controvertido mundo al que le da
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Manolo y yo teníamos aquel tejado, su magia, toda nuestra ilusión y nuestro sentido del humor. |
los mismo nuestro bienestar y felicidad, una foto que describe el mismo significado y sentido del humor que la que se asemeja al principio de esta reflexión. Yo fui el autor de la fotografía, como él fue el que me retrató a mi en la que aparece publicada. También, mi amigo necesitaba apoyarse en la seguridad que le daba aquella vieja pared, sobre aquel "histórico" tejado, el que tantas satisfacciones nos dio, y con el mismo fondo reconfortante del nuestro río. Y como yo, él también debía cubrirse de lo que no le gustaba y que le podía caer, puede que de la incomprensión del mundo, no sé si de algún desengaño, y del potencial perverso que le auguraban sus acontecimientos venideros. Pero todo hay que decirlo; éramos felices, nos teníamos el uno al otro (bueno, yo tenía entonces, sobre todo, a Juani, entonces mi novia). Pero ambos, quizá los dos juntos, intentábamos escaparnos de la angustia de nuestra "crisis existencial", la que aún no éramos capaces de discernir. Allá donde estés, mi querido Manolo, un abrazo. Tu amigo Ángel.