Mis queridos “amigos con alma sensible”, “personajes de mi cuento” y "musas de mi lejano universo", y estimados visitantes. Creo que ha llegado el momento de hacer balance y buscarle sentido a la supervivencia del blog de Rusty Andecor. Creo que ha llegado el momento de saber entender si la publicación de los sencillos y humildes trabajos literarios y la de la inspiración de los versos de este bohemio y alocado Rusty tienen razón de aparecer en este poco pretencioso espacio. Creo que es momento de echar cuentas y calcular que, si desde el 14 de junio hasta hoy ha habido 160 visitas, está claro que se trata de una media de 8 personas por día los que se interesan por curiosear en los bulevares y pasillos de este blog. Realmente, no se trata del número de visitantes, sino de la calidad interesada por parte de mis invitados; se trata de saber si hay algo que les importa, les agrada o les fascina cuando leen o escuchan la música de estas páginas. No quise preparar un espacio para pediros encuesta alguna y me diérais vuestro parecer y vuestros gusto, pues no se trataba de adaptar mi propio estilo y creación al interés y perfil del visitante, ni de buscar satisfacción en su posible complacencia; se trataba de encontrar el prodigio de que alguien sintonizara con mi pluma ensoñadora, con mi gusto cursi o “empalagoso” y, quizá, también, el milagro de que se acercara a este rincón “la sonrisa que veo en un espejo” y “el destino, que es mi consuelo”; aún así, sé que ese “personaje” no me visitó, aunque me compensa y gratifica el saber que sí lo hicieron mis “musas”, que son “buena gente”.
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Por esos pocos visitantes que entran por esta mágica “puerta”, por los que me animan, aunque sé que son pocos, por esas “musas”, por alguno de mis “amigos con alma sensible” y por la esperanza de esa ilusión que veo en aquel espejo, seguiré recreando mi afición de aprendiz de poeta y la de ensayista de mi pseudoliteratura. Me daré una pausa durante el verano, pero os prometo que reanudaré mi actividad en otoño, y que precisamente es para mí la época más hermosa del año.
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Pero, ya que estoy aquí, quería aprovechar para hacer un esbozo de mi propia semblanza, en consideración a esos visitantes desconocidos que alguna vez me han preguntado quién soy. Aunque sé que no puedo hacer alarde del perfil de mi persona, porque soy demasiado tímido e insignificante como para definirme. Puedo, eso sí, hacer una referencia textual de la respuesta que di en la entrevista de un periódico cuando fui galardonado con aquel premio literario en el certamen de relatos de la UNED, por mi trabajo “El Cuento de la Princesa y el Campesino”.
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Quizá muchos no me entendieron entonces, pero yo sé cuánto quise decir cuando declaré: “Me gusta escribir a la ilusión, porque en la ilusión hay esperanza, y hay nobleza y honestidad; y porque, ocultándose en “el universo de la ilusión y en la magia de los sueños” que puedo recrear con la pluma de la imaginación me puedo alejar de “la cruda, despiadada y perversa realidad”
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Recuerdo que Gustave Flaubert, el autor de Madame Bovary, decía “Cuidado con los sueños, que son las sirenas del alma; cantan, nos llaman, las seguimos y jamás retornamos”. Pienso que hay que se prudente y precavido con los sueños, que nuestra sensibilidad, sutileza y turbación pueden crear un desvarío en nuestra imaginación y fantasía.
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Por eso, creo que hay que estar alerta y procurar desperatar de nuestros sueños cuando la distorsión entre nuestra ilusiones y desencantos nos tienten y nos llevan al infortunio de la fatalidad”
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Y antes de deciros: ¡hasta septiembre! me gustaría dejar aquí un mensaje de gratitud; sé que son personas que no me leerán ni conocerán mi intención, otras porque son recreaciones de mi fantasía y, por tanto, no me responderán, pero no importa; va para ellos, en primer lugar mi agradecimiento, y perdonadme los demás, los que me leéis, que os reserve para el final.
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Un recuerdo, antes de nada, a la lejanía de un tiempo. Por aquella casi olvidada época de los “santiaras” y de los “sakkareños” (ya no sé cuáles eran los buenos y cuáles los malos, me lo tendrá que aclarar mi hermano), Antonio "el de la Caseta", Eusebio y el Americano, Albert y Penny, Claudio, el 17 y el 23; las aventuras en "la sartén" y en "la bandeja" del "Paseo Alto", las sucedidas en "la solana", en "la troje" y con el "biscuter" que nos hizo a Albireo y a mí, Juan Chino Mandarín; las de aquella noche toledana, con "las hojas del Quijote" y el "enciende la vela" ¿te acuerdas, Pepe? Por aquellos años de Paco Moreno, Jesús Asunción, Pedro Cordero, Margarita Alonso Peñas y Pili Silva; del Padre Nicolás, el Padre Savall, las manzanas que nos daba por ir a confesarnos y el "Levanta tu mirada al infinito"
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Por aquellos viejos tiempos, que siempre fueron buenos, de Pili Béjar y Matilde Mohedano, Annie, la de Limoges, de Inés y de Mari, de Evangelina, en la Glorieta y el Solitario; por mi amigo Amós y la tarde en que fuimos a Baños a ver a nuestras novias Evangeli y Charo, en que nos pusieron una multa en el tren por ir sin billete y, al no llevar dinero, tuvieron que pagarlo ellas cuando llegamos a la estación. Por nuestras aventuras en el Villa Rosa, en la verbena del 14 en el Casino, allí en Hervás; y por mi época de músico, de mis devaneos con Silvia Duarte ¡lo buena que estaba! Por aquellos episodios de la "centramina", los del "botellón" con mi amigo Chamorreta, que fuimos los que lo inventamos en aquella época (con una botella de anís El Mono)
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También por la época con Enrique, la Cachona, el Pintor, el Parritas y el Amador, en Cáceres. Por aquellos años en La Inmaculada, la señora Cecilia, Pepe el Sordo, don Leopoldo, Juan, José, Paco, Loli y Guadalupe; los ensayos de la obra de teatro del 8 de diciembre, con Pedro Delgado, Joaquín y Manolo Maestre, las carretillas y los fuegos artificiales, los 103 etiqueta negra y las ginebras preparadas; sin olvidar aquellas tardes en que nos sentábamos mi amigo Manolo Carrasco y yo en el tejado del "Seminario" a estudiar las oposiciones, y con un paraguas cuando llovía.
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Y sin dejar de mencionar aquella época de mis llegadas a casa, también allí en Hervás, alborotando las gallinas que en su gallinero ya dormían, la de Los Agaros (Dígaselo con música), o cuando los follones que prepara Pepe Luis con el asunto de las cartas que enterraba en aquel lugar perdido.
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Por los tiempos con Pepe y Loli, Rosa y Manolo, Mari Carmen la de Canarias y el pobre Miguel. También por los de Pili y Joaquín, con aquello de "los pestiñazos" de las pelis que veíamos en el cine y los beefeater, -¿qué os pasó? -nunca lo supe, pero siempre os quise. Y sin olvidar el Marcial con su "qué bien te veo; pa ti es la vida".
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Un recuerdo también a aquella inolvidable Pilar la de Bujaco, o a Ana López Vázquez, pero sobre Pilar, que está casi igual que hace treinta años, pues hace unos meses la ví, allí mismo ("John Denver ¿te acuerdas, Pilar?"). Y aquellos tiempos en que vivíamos en un piso de Cánovas, Toño, Fernando, Enrique y yo.
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Un recuerdo muy especial, muy especial muy especial a mi tío Nicolás, que fue mi segundo padre; supongo que si hay cielo estará allí contando chistes, a los ángeles, a los merecidos, incluso a los beatos, y al mismo Mandatario, y todo el mundo que alli "viva" seguro que ya serán sus amigos. Y sin olvidar a la buena de la tía Rosario.
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Lo demás, ya es más cercano; pero será necesario hacer referencia y gratitud a la riqueza de matices de Luis y David, del poderío de Blanqui, Meme y Toñi, de la incondicíonal Juani, la inquieta lectora Juana mi suegra; además de la razón de mi orgullo, Angel y Jorge.
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Como también es cercano la de los gratos momentos con mis amigos del Jazz Vitoria, Blanca, Bolivia, Rafa y Antonio, al que siempre le digo que tiene el "oficio" más bonito del mundo; "pero no el más viejo", dice él, añadiendo luego: "bueno, sí, quizás también"
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Un agradecimiento muy especial a quienes me animan y me impulsan a seguir escribiendo, como son Belén, Miguel, Manolo, Mada, Africa y esos "amigos anónimos" que prefieren no dar su nombre. También a mis estimadísimos "superagentes" y "sabiosconsejeros", además de mis imprescindibles compañeros del Caiss.
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Y uno especialísimo a quien me llamó "inquieto y creativo" y sirvió de aliento y estímulo en mis trabajos, con mi lógico sentimiento de envidia porque consiguió las entradas para el concierto de Bruce "El Jefe", y yo me quedé, una vez más, sin ellas.
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Y aunque no cercano, sino allá en los confines de ese universo de mis sueños, también mi gratitud a un mágico espejo en donde suelo ver alguna vez una sonrisa, que es mi consuelo, por si alguna vez encuentra el camino y "la llave" que le lleve a este "boulevard".
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Y como no podía ser de otra manera, me gustaría dedicaros unos versos que he escrito muy reciéntemente, como continuación de aquel poema "Vengo de lejos, de un mar incierto". Para vosotros, que me habéis leído alguna vez:
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"Voy a un encuentro que he renovado,
que he comprendido y he visto cierto
entre la angustia de mi delirio
y la entereza de estar despierto:
soy ese amigo noble y sincero"
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Angel María González "Rusty Andecor"