"La dama de azul" soñó con ser paloma y volar a través del infinito y hacia la eteernidad. |
"Perdámonos en las olas de la música, unas veces, llena de tristezas, otras, de alegría", exclamó el director sinfónico Ricardo Mutti cuando dirigía su concierto de Año Nuevo en Viena y al comenzar el mítico “Danubio azul”. Pues, como yo dije alguna vez, “La música es un bálsamo para aliviar nuestras frustraciones y para iluminar nuestrosL momentos más oscuros y nuestra inadvertida soledad, pero también puede ser un mágico recurso para darle más color a la belleza de la vida y buscar en la ilusión el prodigio de maravillosos escenarios". No hace mucho decidí recuperar mi álbum literario-musical “La música más hermosa del mundo”, al que ya había dado mi despedida tres años antes, para evocar la nostalgia de los escenarios que contenían su crónica.
La pianista Faranak Shasroozi, autora y pianista de la música, interpretando los temas. |
Lo cierto es que, y no pretendía otra cosa, me dejé llevar por
el mensaje de la música de Faranak Shasroozi, una pianista y compositora
estadounidense, aunque de procedencia iraní, en parte por el lirismo que me
transmitía el sentimiento de su melodía, o quizá por ese mensaje que me sugería el escenario
musical y que conseguía evocar mis recuerdos del pasado. Precisamente, fue el
tema “Lovestruck” (“Enamorada”) el que más impacto mi ilusión, pues fueron sus
delicadas y melancólicas notas las que me recordaron a aquella “dama vestida de
azul” de mis relatos, que fue antes “la niña del vestido blanco”, de quien supe cómo un día
comienza a turbarle y atormentarle el momento en que descubre que está enamorada
de quien no debe, pues sabe que su amor es imposible. Decide entonces ocultar
su sentimiento y la pasión por la que se siente atrapada.
Retrato enmarcado de "la dama parisina" , "la eterna princesa del cuento". |
Precisamente, en los libretos que aparecen en mi última crónica de evocación a ese álbum musical desvelé cómo “la dama” de mis relatos comprende que su terrible descubrimiento le lleva a su desánimo y desaliento y, sin esperanza alguna, se abandona a su destino. En su fantasía baila “El vals de laspalomas” y se entrega a un vuelo lejano, convertida también ella en “paloma”. Es un viaje sólo de “ida”, sin vuelta, a través del “infinito” y hasta “la eternidad”. Sin embargo, quise darle al vídeo que contiene ese "vals de las palomas" un toque visual algo más esperanzador que lo que pretendía el mensaje del destino de "la dama". Por eso, edité en él la fantasía de unas imágenes en las que ella aparece entregada a su sueño de bailarina de ballet y al compás de esa danza de "las palomas".
Finalmente, parece que la magia impregnada en ese álbum literario-musical, en el que se contaba la historia de esa dama, nos dejó un detalle generoso: el retrato de su imagen desvaneciéndose en el interior de su marco. Pues "dicen los personajes" de los relatos de ese álbum que "la dama vestida de azul" era "la dama parisina" del cuento. Si fue repentino o improvisado el final de la historia, quizá estaba dispuesto, el destino quiso quedar al final de los aconteceres ese retrato enmarcado de aquella enigmática, pero asombrosa y bella dama..
Ángel González "Rusty Andecor"