“Cuando me oculto en el universo de la ilusión
Me encanta entrar en mi privado "Café de París", porque allí puedo encontrarme a esa imagen, tal vez de espalda, sin que pueda ver su rostro, pero yo sé que es mi "Dama del vestido blanco" |
Y quizá, también por eso, me gusta refugiarme en ese fantástico "Café de París", porque -y como dije en mi homenaje a "La música más hermosa del mundo"- "El Café de París es el lugar en donde se guardan los aromas de las sonrisas y de los instantes de los recuerdos que jamás olvidaremos. No deberíamos de resistirnos a entrar en él, siempre a través de la puerta de los sueños, para escuchar allí la armonía deliciosa de sus melodías, los acordes de un nostálgico acordeón, la dulzura de un violín o de un cello, o la sugerencia de las notas de un piano. Pero también, deberíamos ceder a la tentación de entrar en ese "Café" para encontrarnos con esa imagen, aunque la veamos de espalda, porque su magia nos convertirá en testigos de aquella escena tan maravillosa que ocurrió en nuestro Café de las ilusiones".
Y es en ese mágico lugar, en mi Café de París, en donde en ocasiones, encuentro la inspiración para crear algunas de "mis citas literarias" que, en definitiva, me han de servir para seguir reflexionando sobre... ¡tantas cosas de la vida y de los entresijos del condicionamiento humano! Pero... realmente, todo me lleva a pensar que "hay que intentar vivir cada día, como si ese día fuera el más importante de nuestra ordinaria y extraordinaria vida, para disfrutar cada instante de él".
Sin embargo, tendría que sintetizar toda esta motivación de "mis citas" precisamente en una cita literaria que, ya de paso, puede servir para iniciar mi nuevo catálogo de pensamientos escritos. Y es que "No escribo porque me aburra, ni lo hago por lucimiento, ni por mi apetencia de interpretar. Escribo... pues me libero de mis rutinas, de los tabúes y los prejuicios de la sociedad, por escaparme de la mentira y también de la verdad; porque me alejo del desencanto que me depara la realidad".
Y continuando con mi nueva colección de pensamientos, y aprovechando mi pasión por hacer un guiño a ese juego de la mentira y la verdad, os quedo aquí dos de mis citas reflexivas: "La verdad me asombra y enaltece, pero la mentira me provoca y excita". Porque, lo cierto es que "Presumimos de enarbolar la verdad. Pero... también yo, como
En mi libro "La verdad y la mentira de mis reflexiones", decía, en la introducción, "Mis poemas, como toda la poesía, son sinceros, no hay mentira en ellos. Pero en mis reflexiones, he de confesar que me debato entre el intento por declarar mi verdad y la tentación natural de dejarme fascinar por la mentira". Después, añadí "Y en esa dinámica, suelo dejar algo de mentira detrás de mi verdad y mucho de verdad tras la "mentirijilla".
Iris Murdoch dijo "Vivimos en un mundo de fantasía, un mundo de ilusión. El gran trabajo es descubrir la realidad". Y es otro de mis pensamientos... "Sabemos que el mundo está construido, en parte, por la verdad y la mentira. Su
Y Rafael Chirbes decía: "La verdad es inestable, se corrompe, se diluye, resbala, huye. La mentira es como el agua, incoloro, inodoras e insípida, el paladar no la percibe, pero nos refresca". Y lo cierto es que yo mismo me muevo en esa controversia y coqueteo con su dinámica, pues "la mayor parte del debate de mis pensamientos y del juego de mis reflexiones está basada en la dimensión que configura el tándem de la verdad y la mentira" Y añado "en los primeros poemas -del libro que he citado- me consuelo buscando la verdad "en las estrellas del universo. Mientras que, en mis reflexiones, la mentira me tienta, me fascina, me somete, me lleva a la fantasía y, por eso, la busco en los colores de su seducción".
Para terminar, sobre esta pequeña referencia a mis citas literarias, en relación con ese juego de conducta que nos seduce vivir, cuando nos movemos entre la mentira y la verdad, he de decir que bajo ninguna excusa ni condiciones puedo justificar la mentira cruel que perjudique a los demás. Por eso dije: "me ha preocupado en muchas ocasiones, la mentira, no ya en cuanto a la vileza que pueda representar, sino al daño que ocasiona a los que infama. Y me ha preocupado que yo mismo he caído muchas veces en esa tentación, en su bajeza y en el perjuicio que podría haber ocasionado a los demás".
Por otra parte, en mi oficio de "sabio de la vida que viví" y de "pensador de mis propias reflexiones", he sido consciente de la escenificación de uno de los valores, a veces convertido en contravalor, que más ha sostenido la buena convivencia: la cortesía. "eso que cuando o se percibe o se recibe, nadie sabe de los límites de sus
"La cortesía es una regla de vida que nos hace más fácil la convivencia y el entendimiento, pero también es un arma mediante la que camuflamos nuestra deshonestidad, nuestras aversiones, y nuestros celos y rencores hacia los demás".
"La cortesía es una táctica para protegernos del abuso por el margen que pueda ofrecer nuestra cordialidad. Y es un arte para mantener distantes a quienes se toman ciertas libertades y confianzas". Nunca olvidemos que esa táctica o ese arte, dicho de otro modo, "es una técnica o artimaña contra los invasores de nuestra intimidad".
Y volviendo a ese contraste que existe entre la claridad y la oscuridad, mediante el que se vislumbra el brillo y la belleza del mundo, de los seres humanos que lo pueblan, por un lado, y las tinieblas y la fealdad que lo envuelven, por otro, he querido reflexionar sobre otro contraste entre valores y contravalores que caracteriza el condicionamiento humano.
"Desde hace años me ha obsesionado la injusticia que hay entre la suerte del ganador y la adversidad del perdedor". Pero siempre recuerdo aquella cita de Henry Ford que decía: "El fracaso es una gran oportunidad para empezar otra vez más inteligentemente". Así que, yo pienso que "El ser humano tiene la oportunidad de reflexionar, tras el fracaso de una derrota, del dolor de un desengaño o del daño de una infamia, para empezar otra vez más capaz y en mejores condiciones".
Y ya que antes hacía alusión a los contrastes del mundo y los que aparecen en la identidad de quienes lo pueblan, quiero referirme ahora a los colores que dan vida a ese mundo o que lo ensombrecen. Y es que, siempre he pensado y lo he dicho en algunas de mis reflexiones, que "El color del mundo no es exactamente como lo vemos; a veces lo enmascara nuestra propia tolerancia y la bondad de nuestro corazón, y no vemos la capa de mugre que cubre el auténtico tono y su brillo mortecino, ni vemos ese matiz pútrido que degenera y confunde el que queremos ver, el que nos muestra o nos proyecta la inexistente o falsa verdad".
Pero... dejemos a un lado esos colores infectos, que realmente tiene el mundo bajo esa otra capa luminosa, fugaz e imaginaria, que vemos con los ojos de la benevolencia, y pensemos que lo mejor es "Luchar con abnegación y optimismo, disfrutando de los colores que vemos en ese mundo maravilloso, el que está ahí fuera; de unos hermosos
Termino, dentro de ese contraste de cualidades y de valores, con algo que siempre me ha atraído poderosamente en el mundo: la belleza. Pero, sobre todo, me refiero a esa belleza que está en el interior de las personas, en la esencia y en el significado de las cosas, de una obra literaria, artística o musical. Sin embargo, me voy a referir ahora a la belleza de las personas, la que tanto nos fascina cuando la vemos con nuestros ojos. De ella, dije que "la belleza de un rostro es frágil y se deteriora, porque su aspecto externo se consume o envejece. Sólo queda la belleza etérea de su ilusión, la que podremos ver siempre a través de la ventana de sus ojos". Me tienta referirme a aquella cita que empleé una vez en otra de mis reflexiones: "Seguiría viendo tu belleza, aunque estuviera a mil años luz de distancia. Y si me quedara ciego, dentro de mi corazón, seguiría viendo tu belleza".
En cuanto a la belleza menos tangible y material, menos perceptible a los ojos con que miramos el aspecto real del mundo, me quedo con la de la música. Recuerdo que dije una vez: "La música nos rodea, está en todos los colores del mundo y cada uno
Cuando, no hace mucho, reflexioné sobre el resentimiento humano y seguí refiriéndome a la hipocresía y a la falsedad del mundo, recordé el desprecio de nuestra mentira hacia la lealtad de quienes no se merecen la perfidia del engaño. Pensé en la fragilidad de los más vulnerables, los niños, y dije: "La mentira y la deslealtad forman parte del desencanto de los niños, que se desmoronan cuando perciben la hipocresía y la falsedad de nuestra condición humana". Y también pensé en esa otra clase, un tanto pérfida y siniestra, la que rige nuestros destinos y en la confiamos alguna vez, y consideré que "el desprecio más ofensivo que puede recibir un pueblo de sus ciudadanos es el engaño y la farsa de su representación ante sus ciudadanos". Y en ese entramado de manipulación deliberada que utilizan los políticos y gobernantes para ganarse al pueblo con su alegato demagógico, pensé: "El fraude más grande de la supuesta hostilidad dialéctica entre políticos y gobernantes es la evidencia, al menos aparente, de que todo es una representación teatral", y de que, al final, todo, absolutamente todo, es una mentira.
Y no me resisto a citar ahora aquellos versos que una vez me inspiraron la acumulación y
Dedicado a ellos:
"En la escena de este mundo de truhanes del poder,
no es el tufo del político, ni el hedor de esa gente;
de su indigna condición y su cierto parecer,
lo que encrespa y nos vuelve más hiriente,
es su engaño, la moneda que les queda
su vileza y su moral indecente,
es su rostro corrompido
y la perversidad de su mente".
Y de la estafa de nuestro condicionamiento humano ¡qué podemos decir! Pues que, partiendo de aquella cita de Charles de Montesquieu, "Para obtener éxito en el mundo hay que parecer loco y ser sabio", yo pienso que "Lo mejor es aprender a convivir con ese mundo tan opaco y engañoso, tras su más cara oscura, ponerse de su lado y disfrazarse de la locura".
Y no olvidemos lo que dijo Einstein: "El mundo no está amenazado por las malas personas, sino por aquellos que permiten la maldad". En fin, "Desechad tristezas y melancolías, que la vida es amable, tiene pocos días y tan sólo ahora la hemos de gozar", como dijo García Lorca. Y "no perdamos la confianza y, al menos, creamos en esa parte noble y decente que todos llevamos dentro".
Otra de las "epidemias" que padecemos la generalidad de las personas en el curso de nuestras relaciones con los demás y que nos hace débiles, falsos y desleales: la hipocresía. Y recordando la cita de Jaime Balmes: "El hombre emplea la hipocresía para engañarse a sí mismo, acaso más que para engañar a los demás", entendí que "lo más decepcionante de nuestra condición es ponernos un disfraz para esconder nuestra realidad". Pero, sobre todo, pienso que "No sé qué es peor, si la mugre que escondemos para que no la vea nadie o la estafa de una máscara con la que intentamos simular una conducta digna y respetable".
De todas formas, ¡qué sería del discurrir de nuestra vida si no tuviéramos o no aceptáramos el sentido del humor! Pues fue Charles Chaplin, el maestro del humor, quien nos advirtió: "Nunca te olvides de sonreír, porque el día que no sonrías será un día perdido". Y fue el que os escribe, Rusty Andecor, quien dijo: "No te prives del sentido del humor, porque es el único remedio contra el aburrimiento y la insipidez, la aflicción y el berrinche, la torpeza y el declive intelectual".
Se dice que "el humor es una de las mejores prendas que se pueden vestir en sociedad" (W. Tackeray). Sin embargo, y es lo que yo pienso, "La sutileza y el ingenio de una frase, de un gesto, proceder o talante, lo que entendemos por sentido del humor, es la excelencia de presentación de cualquier persona en un escenario social".
Cicerón decía: "Hay dos clases de bromas; una incivil, petulante, malévola, obscena; otra elegante, cortés, ingeniosa y jovial". Ésta última es la que mejor representa el sentido del humor. Así que, no olvidemos lo que yo mismo pienso: "No es la expresión cutre, ni la burla hortera, la que marca el ingenio y la sonrisa, aunque aquéllas muevan la risa fácil; es la sutileza de la sátira o de la ironía,
Concluyendo; "Quien se expresa con sentido del humor cultiva su imaginación y enriquece su ingenio. Quien acepta el sentido del humor, desde los demás, engalana su sonrisa y disfruta mucho más de la vida".
Recientemente escribí sobre mi última reflexión, la última que publiqué en este blog. Precisamente, después de darme cuenta, y en estos últimos años dedicados a mi "júbilo", que -tal vez, y para nosotros "los jubilosos"- son los mejores momentos para reconciliarnos con nuestras inquietudes e insatisfacciones, apaciguando resentimientos y rencores, porque, además, es la mejor etapa de la vida para reparar la debilidad o la prepotencia de nuestro espíritu, incluso de salvar los altibajos de nuestra autoestima y de nuestra confianza. Sobre ese sentimiento y desde la apreciación que, no hace mucho, hizo mi amigo Juan, pensando que una de las claves de la búsqueda de la felicidad consiste en reconciliarnos con nosotros mismos, es por el que me dí cuenta, después de percibir la recompensa por admirar los hermosos colores del mundo, junto con la sinfonía de la vida de cada día y el maravilloso descubrimiento de la imaginación, que "hay un universo más allá de nuestros espacios convencionales, en el que necesitamos guarecernos, a veces, de las inclemencias de la incomprensión y del desencanto, y de la soledad más gélida; un universo que está en la luz de nuestra inspiración, la
Fue, pues, la reconciliación del espíritu, la que tiende a la paz del alma, mi última reflexión y la que me regaló, y de mi propia inspiración, mis últimos pensamientos en forma de citas. Hice una conclusión desde la magia de "los ajustes del alma" que conducen la existencia de la última etapa de mi vida y pensé que "Hay un universo secreto en donde, si encontramos la luz de nuestra inspiración, la que nos abre las puertas del
Pienso que "Es la mente la que embellece o distorsiona, en muchas ocasiones, la satisfacción o insatisfacción de la vida. Yo suelo llevarla a mi "pequeño mundo", en el que tengo cerca mi música, la musa de mi inspiración y la percepción de ese invisible reloj que marca mi paso del tiempo, el que me recuerda la sucesión de instantes que
Termino reiterándome, una vez más, en esa filosofía que admito desde que empecé a escribir, buscando mis fuentes en la imaginación. Por eso, pienso que "siempre supe que escribiendo con mi pluma de "aprendiz de poeta", dibujando mis burdos versos e imaginando mis empalagosos cuentos, sabría reconciliar el alma. Y siempre supe que buscando la música que aparece en mi "universo secreto" y entendiendo su mensaje, sabría reconciliar el corazón".
Pero... si alguien llegó hasta aquí, que no se confunda y piense que soy un misántropo o un ser solitario que sólo desea refugiarse en ese "universo secreto", porque en ese lugar hay espacio para todos, y "todos debiéramos compartir con los amigos parte de nuestro precioso tiempo, precisamente para aliviar nuestra soledad en el mundo".
Y... "Siempre supe que para llegar a esa pequeña, pero suficiente felicidad, es necesario templar nuestro espíritu reconciliador y buscar en los "ajustes del alma" un poco de afecto, atención y entrega, lealtad y generosidad hacia los demás".