que está ahí fuera, detrás del paño
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“Si queremos que ese mundo
quizá extraño, inquietante
debemos sonreírle nosotros antes a él,
aunque lo veamos tan... tenebroso.
Si el mundo ve nuestra sonrisa…
podremos seducirle y seguro, seguro
que él nos sonreirá también”
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Por eso debemos aprovechar esa claridad de optimismo que tanto deseamos que permanezca en nosotros, esa luz de nobleza que enaltece algunos fragmentos de nuestra vida, esos instantes sinceros y confiados con la aparente bondad luminosa que desprende ese mundo inquieto y receloso, antes de ser víctimas de esa plaga de vanidad y cinismo, de amoralidades y de mentiras, que cubren… la mayor parte de nuestra vida.
Pero, además, a veces hay que engañar a ese mundo que nos acecha con sus fascinantes colores, que -no olvidemos- que son los que ven nues

Por eso, me gustaría referirme aquí a aquel personaje de mi cuento “El coleccionista de citas”, al que solía aconsejar cuando, jugando con la ilusión que nunca había de faltar en el ánimo de la vida de toda persona, pensaba que podía estar privado de una sonrisa o de un mínimo de entusiasmo. Y le decía: “Cuando empieces el día envuélvete de ánimo, de seguridad y de ilusión, porque tienes que desafiar el mundo que está frente a ti; verás que el mundo te envidiará cuando vea tu optimismo. No hagas caso de ese espejo que puede hacerte ver decaída y desesperanzada, unas veces, y limitada e incapaz, otras. Trata de cubrir tus temores y tu dificultad para superarte con esa magia que llevas dentro y que ni tú misma sabes que la tienes, porque la magia está en uno mismo y en lo que ves con los ojos del corazón; no hay magia si no te envuelves de ilusión. Pero recuerda también que tienes que ver esa magia en todo lo que está a tu alrededor, que el mundo no tiene magia si no lo miras con tu sonrisa; pues ese lugar recóndito y fantástico que añoras visitar y contemplar algún día no tendría magia si no soñaras con él”.
Así fue como, du

Fueron fotos que hice porque me provocó el entusiasmo de unas imágenes inmersas en multitud de colores, en anarquía de mezclas, en el capricho de una luminosidad tal vez fantasmagórica, y con el toque bellísimo del reflejo de ese agua de la lluvia que cubrían los suelos de una de las calles colindantes que yo contemplaba supongo que interminablemente. Pude captar, además, una doble magia en esa hermosa Puerta del Sol; la primera, aún de tarde, cuando el estallido luminoso de relámpagos y el del estruendo de sus truenos rompían la grisácea tarde para hacerme descubrir el escenario fascinante de un poema en forma de tormenta que, tras desprender su peculiar aroma, me embriagaría al sentirme también agradablemente mojado por la caricia de una suave lluvia. Pero el segundo toque mágico es que, curiosamente, no parecía resultar desapacible el ocaso de un día descrito… tal y como yo lo veía; pues el bullicio de las gentes que transitaban o permanecían en las esquinas o en medio de la plaza, con paraguas o al descubierto, seguían impasibles en su ociosa tertulia o animados entre su frívolo alboroto.
Quizá la muestra de la discreción de mis fotos solo reflejaba parte de esa visión quimérica pero deseada, del mundo en el que, algunos de noso

Ángel González "Rusty Andecor"
Autor de las fotos publicadas: Ángel González "Rusty", junto con el resto del reportaje, realizadas todas ellas el 23 de marzo de 2010
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