ves como gira tu long play
y observas esa nostálgica portada,
tu mente será capaz de viajar
y tu corazón podrá volver a soñar”
Porque…
(Eugène Delacroix)
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"Yo supe cantar a una vida
la de un tiempo, muy lejano,
en que tuve una guitarra,
que no importan sus acordes,
ni sus tonos, ni su ritmo,
ni siquiera… desamores.
Siempre tuve una canción.
Y aún sigo cantando a mis tardes,
nostálgicas y lánguidas,
sin guitarra y sin violines,
pues conservo una sonrisa
escondida entre mis sueños,
que es la música que entiendo
y que llevo en esa magia
de este viejo corazón".
"El poderío de mi generación" fue una recopilación de algunos de los más geniales músicos de esa última generación del viejo rock que, aún hoy, se resiste a desaparecer. Intenté reunir una colección de temas poderosos, del más auténtico y genuino de los ritmos musicales.
Estaban Bruce Springsteen, Elvis Presley, Roy Orbison, John Lennon “mi leyenda”, George Harrison, Paul McCartney, Rod Stewart “mi héroe”, Mark Knopfler, Eric Clapton, Billy Joel, Bryan Adams, John Fogerty (Creedence) y Leonard Cohen, que cerraba este homenaje con aquel irrepetible Memories que interpretó en su inolvidable concierto de un ya lejano 1979. Pero como siempre me sentí un bohemio con tintes de anarquía, quise incluir a un gran músico de una generación mucho más joven, tal vez, para darle un sabor algo más fresco: se trataba de Robbie Williams.
No me olvidaba de mis queridos Paul Simon, Ark Grfunkel, Bob Dylanl, Neil Diamond, Neil Young, Cat Stevens, Chis Rea, John Denver y tantos otros. Sin embargo, no los podía incluir a todos. En este conmemorativo, para unos y para otros, tenía mi más afectuoso recuerdo desde ese sencillo homenaje que les hacía.
Pero no quería entonces quedar atrás la mención de mi compromiso para preparar también una recopilación que, igualmente, representara a esa clase única y meritoria de mujeres que cantaron la música más poderosa de la historia: el rock. Quise expresar mi saludo más acorde con mi ánimo y mis deseos, de esta forma: “Hasta entonces, amigos míos, qué disfrutéis de una música de la que bien podría decirse : ¡qué fuerte!”.
Además, para cerrar un homenaje así, al igual que en la recopilación anterior, había que encontrar un símbolo inequívoco, con una de las figuras más representativas de la historia de la música, cantando en contra de la guerra y a favor de la paz; y quién mejor que aquella inolvidable y emblemática mujer: nuestra Joan Baez de siempre.
Quise enviarles, entonces, estas palabras: “Para todas ellas... para una clase de mujeres que nos emocionaron con su música y con su pasión en los sonidos del rock y del pop: “Gracias, chicas, porque todas vosotras estuvisteis entre las mejores; gracias, porque nos acompañasteis en momentos que jamás olvidaremos”.
“La sensibilidad del corazón” era un homenaje a algunas canciones que una vez nos fascinaron o, al menos, nos hicieron recordar, tal vez, un momento o una época, y que -interpretadas por otros artistas- ahora nos inundan de nostalgia. “La sensibilidad del corazón” fue una recopilación de temas musicales conocidos en aquel recuerdo, pero caprichosamente cantados por quienes no fueron sus músicos originales. Quise hacer la selección de esa forma porque la sensibilidad de mi corazón, bohemio y romántico, necesitaba buscar otro marco más ensoñador y alejado de aquellos años en los que no podía dejar de recrear el contexto de toda la emotividad que entonces yo sentí.
El conmemorativo comenzaba y terminaba con la canción “¡Qué mundo tan maravilloso!”, para realzar ese homenaje en el que con las palabras de ese título me complacía sonreír a ese… mundo maravilloso, que indudablemente existe. No es casualidad que la primera versión fuera de aquel Rod Stewart, tan representativo de mi época, y que la última fuera de esa voz, sugestiva y fascinante, de aquella malograda Eva Cassidy, que curiosamente solo fue una jardinera y cuyo único éxito, hasta que falleció a sus 33 años, fue el del sabor acústico de unas canciones que cantaba en los clubs de su ciudad.
Quise incluir éxitos que marcaron una época, pero interpretados por voces sugerentes como Carla Bruni, Vanesa Paradis, Dolly Parton, Melanie, Norah Jones o Patricia Kaas, ésta con aquella canción “La vie en rose”. Y quise incluir también una versión inédita del famoso Yesterday, interpretado en un ensayo por los propios Beatles.
Y no podía dejar de incluir en ese homenaje recopilatorio a canciones tan míticas como Lili Marlen, La Boheme, y otras, interpretadas, en contraste con las originales, por Milva, Amel Bent, Carla Bruni o por mi adorada Patricia. Pero... lo reconozco, olvidé incluir a la mejor de todas mis musas de la canción: a la superirrepetible y maravillosa Francoise Hardy, e incluso a la sugerente y dulce Jane Birkin, cuyo mensaje tanto representó para nuestras décadas. Por ello, quiero quedar aquí testimonio de que premiaré muy pronto cuanto les debemos y mi recuerdo hacia ellas, con un conmemorativo muy especial, evocando algunas de sus canciones.
Finalmente, no quisiera olvidarme de las que fueron para mi dos joyas musicales, y con las que aproveché para incluir temas, de significativo impacto emotivo, en unos casos, y de reconocida fama en algún momento de la historia de la música, en otros. Tal vez fue mi extravagancia o intencionalidad claramente desenfadada, la que eligió los títulos para cada conmemorativo; “Canciones para combatir el aburrimiento”, un volumen, y “Canciones para reconfortar el sinvivir de un corazón”, el otro. No es casualidad, sin embargo, que dedicara para cada uno de los sentimientos, aburrimiento y sinvivir, una reflexión que puedes haber visto publicada en mi blog; pues, ciertamente, fueron las recopilaciones musicales las que sirvieron para ilustrar tales reflexiones.
Para hacer ameniza ambos conmemorativos, quisiera citar aquella emotiva dedicatoria del volumen sobre el “aburrimiento” en que expresaba: “no me importa que conmigo te aburras, lo importante es que no te aburras con quien pueda hacerte feliz, escuchando este disco”.
Como también quisiera reproducir ahora aquella referencia al “sinvivir”, y en que citaba: “El estado compungido y desalentador del que sufre el “sinvivir”, su talante o disposición, a veces apesadumbrado y afligido, no atiende a las razones complaciente o al ánimo de un amigo, y sólo le reconforta el consuelo de la dulce nostalgia por el recuerdo de la dicha perdido (como lo canta Patrizia Laquidara en su “Noche de luna”), o el de la intensidad de la gozosa tristeza (así lo susurra Audrey Hepburn en su Moon River), o en ese aturdimiento tan gratificante cuando oímos “¡Qué mundo maravilloso!”, pero interpretado por aquella romántica y malograda Eva Cassidy. Pero también le consuela la caricia de la música y de la poesía de esa Luna Rossa, la primera canción que abre el álbum".
Y además, añadí “Puede que todas estas canciones tengan una dosis de tristeza, pena o nostalgia, pero algunas de ellas tienen un halo mágico que permite acariciar nuestro “sinvivir”, sosegando esa perturbación, a veces violenta en el ánimo, y apaciguando ese devaneo de nuestra emotividad e, incluso, mitigando el “sufrir” del alma".
Y continué: "Quise reunir en este último álbum, además, canciones como la “tristísima” pero hermosa “Carolina”, de Sheryl Crow (de la película “Mensaje en una botella”), la sentida y rota voz de Bonnie Tyler interpretando la balada ”Si yo te cantara una canción de amor…”, o aquella dramática “Un-break my hear”, de Toni Braxton, en la que podemos escuchar aquel verso “No puedo más si tú no estás, mi vida se apaga sin ti a mi lado...” y tantas otras".
Finalmente, citar la dedicatoria que tuve ese álbum tan especial: “a esos amigos que padecen alguna vez un “sinvivir” y a quienes, tal vez... como aprendices de poeta, saben hacer poesía de su “sinvivir”.
Para terminar, no solo ese conmemorativo sino todo el homenaje que hice, con un: “¡Gracias por la música!”, que es lo que cantaban ABBA en su “Thank you for music”.
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Ángel González "Rusty Andecor"
En algún lugar sobre el arcoiris
muy, muy alto...
hay una tierra de la que escuché
cantar una canción de cuna.
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En algún lugar sobre el arcoiris,
los cielos son azules
y los sueños que te atreves a soñar
se vuelven realidad.
(Cantaba Eva Cassidy en "Somewhere over the rainbow")