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Rótulo en cerámica de la calle del Desengaño, en Madrid |
Hace unos días, me encontraba disfrutando de la celebración de un maravilloso día de San Isidro en Madrid, como hacemos mi familia cada año. Me acompañaba, en ese momento, mi maravilloso cuñado Luis; de pronto me dijo: “¡Cuñao! ¿te has fijao qué nombre tan bonito tiene esta calle?”. Le respondí “Pues no”; pero luego miré hacia el rótulo que la identificaba y me sorprendió gratamente el nombre, y le dije: “¡Calle del Desengaño! ¡Joo, qué pasada…!”. Y pensé en aquella legendaria calle de otros tiempos, en que dos caballeros iban a batirse, al parecer por el amor de una dama, y dejaron de cruzar sus aceros cuando observaron cómo pasó, rozándoles, vertiginosa, una sombra, al parecer también de una hermosa mujer. Los hombres olvidaron su disputa y siguieron el rastro de aquella visión. Al final, tras la búsqueda, encontraron la “sombra” que huía y vieron, tendido en el suelo, un repugnante cadáver. Los caballeros exclamaron: “¡Qué desengaño!”
A los pocos días, después de volver de nuestra fiesta de San Isidro, recordé que suele haber un mensaje que encierra la esencia del desengaño, y es que en la evolución de ese sentimiento, cuando se ha sufrido, siempre ha habido una ilusión que se ha frustrado: una desilusión, una verdad que se ha convertido en mentira: una decepción, un encantamiento o fascinación que “se ha venido abajo”: una desilusión. Y es evidente que siempre hubo algo muy hermoso; quizá la sonrisa de un instante, el disfrute de la realidad de una ilusión o la esperanza de un mañana feliz, hasta que sentimos el abandono o desvanecimiento de aquello que nos cautivaba de alguien o de algo en que creíamos. Porque… no olvidemos que aquellos caballeros de la leyenda de esa antiquísima calle de Madrid se forjaron una ilusión creyendo en lo que había visto y pactaron olvidarse de su querella para encontrar la realidad de esa hermosa ilusión. Y ya veis; solo encontraron un desengaño.
Lo cierto es que ayer, pensaba en mis reflexiones sobre el desencanto, aquellas que escribí para entretener a quienes fueron “mis amigos con alma sensible”, analizando el desgaste y la fractura de las relaciones humanas debido a la influencia de la desconfianza y la intransigencia, a las equivocaciones afectivas, a la ingenuidad de nuestros sueños y al candor de nuestros propios sentimientos, además del efecto pernicioso del hostigamiento de toda esa amalgama de miserias y mezquindades que acaban en el desengaño.
Hace poco tiempo escribí estos anárquicos versos, como hizo siempre un “aprendiz de poeta” como yo. Con ellos quise hacer un homenaje a ese... maravilloso desengaño. Para vosotros, los que lo habéis sufrido alguna vez:
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Cerca de la calle del Desengaño, intentando
llenar el vaso de sidra, con la ayuda de mi
maravilloso cuñao Luis. (Por cierto, nunca
hay desengaños cuando tienes cerca a Luis) |
Quise engalanar ese otoño de sonrisas de color marróny poner colgaduras en azules al mojarme de temores;
pero supe que hay vestidos que disfrazan la mentira,
que hay promesas que terminan en olvidos sin razón,
que hay palabras que se acaban con silencios y rencores
y deslealtades que, crueles, te rompén el corazón.
Supe que la vida es esperanza y que el mundo siempre gira;
que la vida es una burla y es también un gran sarcasmo
y que, mudo, sigiloso, imperceptible y sonriendo,
no lo esperas, pues camina detrás del entusiasmo,
no lo ves, se acerca y lo conoces: es el desengaño:
el que destruye tus sueños, con su pérfida traición.
Dicen que "es raro, muy raro, que nadie caiga en el abismo del desengaño sin haberse acercado voluntariamente a la orilla". Lo cierto es que solo se dejaría de sufrir el desengaño si no se confiara jamás en el mundo, si uno se encerrara en su propio egoísmo o se negara a ser generoso y afectivo con quienes le rodean; en definitiva, no conocerías el desengaño si no vivieras ni quisieras conocer la fascinación de quienes se cruzan en tu camino. La vida es para vivirla, para saborearla y ver toda la diversidad de sus hermosos colores, para perseguir una ilusión, como aquellos caballeros que soñaron con una hermosa dama, aquella visión que les distrajo en su duelo y por cuya desilusión "inventaron", sin quererlo, aquella calle de Madrid.
La vida es para arriesgarse a sentir la emoción un instante feliz, aunque después te cruce con el desafortunado desengaño. Al fin y al cabo, habrás dejado de batirse con tu enemigo, el hastío, el vació de tu vanidad y de tu egoísmo, de tu falsedad y de tu mentira, para perseguir la ilusión, que es lo que importa, y no porque te arriesgues a encontrarte con el desengaño. Porque el desengaño solo es una prueba más, un estímulo y un desafío para volver a buscar, en alguna parte del mundo y en algún momento de la vida, la realidad del encanto y de la ilusión.
Así que como homenaje a esa parte hermosa del desengaño, quisiera dejaros aquí parte de esos pensamientos y citas, que, de alguna forma, tienen que ver con esa hermosa palabra: el desengaño; y que un día se me ocurrieron y escribí, para mis "Reflexiones". Ya sé que la mayor parte de quienes lean su contenido pensarán que son un montón de "gilipolleces", que son pensamientos insulsos y están escritos, quizá, con un estilo un tanto "cursi y empalagoso", como algunos de vosotros me identificáis; pero no se trata de que analicéis las palabras ni su envoltura, sino de que encontréis el mensaje que hay "entre lineas", ése que está en la profundidad de mi reflexión y que dediqué, precisamente, a "unos" y otros de mis "amigos con alma sensible".
De mi reflexión sobre el desencanto:
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La vida es una continua obsesión por burlar
el sabor amargo del desengaño |
"La vida es una colección de deseos y de vicisitudes,de aspiraciones y de logros, de ilusiones y de desencantos,
de contentos y deslices, de sonrisas y enfados,
de decisiones y de titubeos, de aciertos y de equivocaciones,
de confianzas y recelos, de verdades y mentiras,
de alegrías y de amarguras, de penas y de instantes felices,
es una mezcla anárquica y caótica de todo ello,
sin que podamos poner orden, ni preferencias
para vivir solo las vivencias positivas y complacientes,
ni consigamos rechazar las contrariedades y desventuras".
"La vida es un revoltijo de valentía y cobardía,
de esperanza y desaliento, de imprudencia y discreción,
de vanidad y de humildad, de generosidad y de codicia,
de egoísmo y de desinterés, de lealtad y de traición,
de bondades y miserias; la vida es un vaivén de todo ello,
y es -sobre todo- una preocupación
por la consecución del equilibrio de lo que más nos reconforta
y una continua obsesión por burlar el sabor amargo del desengaño".
"El egoísmo y el materialismo del condicionamiento humano solo consigue darnos la fugacidad de una decepcionante satisfacción, de un disfrute vacío o de un interés frustrante, además del desencanto de la soledad más amarga".
"No se puede escarbar ni remover entre la confusión de un desengaño o de un dolor mal sufrido y cobijado en la soledad, porque nadie puede entender la razón por la que, quien padeció la confusión o le perturbó el buen juicio, obró con su aparente desvarío. Porque nada es lo que parece, sino lo que la desilusión quiere garabatear con trazos, a veces, de locura".
De mi reflexión sobre el aburrimiento:
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Niña aburrida |
"El aburrimiento es el grito mudo y ahogado del alma anhelante por la nostalgia de una ilusión o por el deseo estimulante de un poco de pasión".
"El aburrimiento no es, con frecuencia, un estado de ánimo, sino la dejadez del alma, el abandono de las motivaciones e, incluso, el deseo de realizar un sueño y no tener ganas de procurarlo, y a veces, ni de vivirlo". Pero, en ocasiones, "Quedar atrapado en el aburrimiento, a causa de un desengaño, puede, incluso, hacer perder la exquisitez de un instante, la felicidad de una experiencia, y hasta matar la ilusión de la vida".
Mi reflexión fue que "El aburrimiento es la simpleza y la apatía del que, habiendo caído en la rutina de sus costumbres y de sus hábitos, y en la decadencia de su vagancia, carece de imaginación y de ilusiones". Y añadí, además, que "el aburrimiento es la consecuencia de la cobardía del que teme aventurarse en el desconcierto de sus deseos reprimidos o de la inquietud de sus anhelos, y en la vehemencia de su corazón, porque, incluso, le coarta la dinámica de sus convicciones y el deterioro que le ocasiona su desánimo y su pasividad; y porque, en ocasiones, su inanición le acobarda enfrentarse con sus desengaños".
De mi reflexión sobre el "sinvivir":
"No hay desaliento en mi "sinvivir" si me queda el consuelo de la dulce nostalgia de aquel hermoso recuerdo".
Mi reflexión fue que "El estado compungido y desalentador del que sufre el "sinvivir", su talante o disposición, a veces apesadumbrado y afligido, no atiende a las razones complacientes o al ánimo que intenta darle un amigo, y sólo le reconforta el consuelo de la dulce nostalgia por el recuerdo de dicha pérdida".
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La soledad nos tienta a extralimitar
la frontera de la imaginación y,
a veces, nos conduce al abatimiento,
cuando no a la desesperación |
De mi reflexión sobre la soledad:
"La soledad es la sensación entre el discurrir de esa decepción y amargura que origina la incomprensión, el distanciamiento y el egoísmo humano, y la complacencia o disfrute de la plenitud de ese estado generoso que se produce en la intimidad de nuestro retiro".
"La soledad nos incita a pensar demasiado, nos sugiere y nos tienta a extralimitar la frontera de la imaginación, nos inquieta y nos desalienta cuando no hay nada que compartir, y a veces nos conduce al abatimiento, cuando no a la desesperación".
De mi reflexión sobre la lealtad:
"La amistad es una flor que se cuida con la lealtad, y que se riega con la sinceridad".
"Con el tiempo todo se va y desfallece
y hasta la mejor amistad se desvanece.
Se olvidan las voces, se van las pasiones,
se aleja el calor de aquella canciones.
Solo se queda una triste verdad:
la luz de un recuerdo y de mi lealtad".
De mi reflexión sobre la felicidad:
"Gracias a nuestros sueños, porque con la búsqueda del deseo cumplido y con el que pintamos la fantasía de nuestro mágico cuento, conseguimos recuperar la ilusión perdida por nuestras frustraciones y nuestros desencantos; no importa que escapemos de la cruel realidad, solo importa la calma para reconfortar nuestro espíritu, que sigue encerrado en nuestra mente ocupada y obsesionada solo con llegar al anhelo de esa felicidad".
"Los placeres terrenales y del sentido nos aturden, nuestros deseos y sueños disparatados nos abruman y nos confunden, y, a veces, lo único que nos ocasionan es... un desengaño; porque resulta, finalmente, que la felicidad es algo más cercano y sencillo que la ambición de nuestra condición humana".
"La vida no es sólo parabienes y alegrías, sino también dificultades e infortunios, y hay que encontrar una sonrisa en la paciencia, en la resignación, en la esperanza, y hasta en el desengaño".
"Es la mente la que distorsiona en muchas ocasiones la satisfacción o insatisfacción de la vida, es ella misma la que confunde las frustraciones que a menudo recibimos y las convertimos en desengaños".
De mi reflexión sobre la sonrisa:
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Dos niños felices, lejos de desengaños |
"La sonrisa es el mejor masaje para el corazón y el bálsamo para las preocupaciones; es el guiño de los buenos amigos y el consuelo de los tristes; es el alivio del cansancio y la fuerza para el alma; es la esperanza para los que sufren y la luz para los desesperados; es un beso empapado de ternura para curar el desengaño; y es, sobre todo, el vestido más resplandeciente para un corazón hermoso".
"La sonrisa debe ser la luz que te guía en la penumbra de esos momentos de la vida ensombrecidos, cuando te cruzas con la mentira, la soledad y el desengaño".
"A veces, sonreír es la mejor forma de contribuir a cambiar ese mundo patético y gris, lleno de miserias y desencantos, que nos acechan cada día".
De mi reflexión sobre la generosidad:
"Prefiero la generosidad con que mis amigos y mi gente me dedican con su tiempo, para escucharme y comprenderme, para darme su confianza y su ánimo, en esos momentos de soledad u desánimo que a veces nos asalta, antes que recibir de ellos sus dádivas y atenciones o sus bienes materiales".
"El amigo de horas felices y de días hermosos debe tener la generosidad de serlo también en los malos momentos, en los días desventurados y en el dolor de nuestros desengaños".
De mi reflexión sobre la amistad:
"No juzgues jamás al amigo que te demostró su lealtad y fidelidad, por los rumores y la crítica fácil del envidioso, celoso o mal amigo; pues es posible que aquel no pueda, no sepa o no quiera defenderse utilizando la miseria y la mezquindad, expresando la bajeza de las mismas descalificaciones que este otro utilizó para intentar destruir una amistad".
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Del cuento "La niña y su perrito Whity" |
De aquel cuento que empecé a escribir hace años, "La niña y su perro Whity", y nunca llegué a terminarlo. Ella le dice a él: "Gracias, mi amigo, porque has decidido estar a mi lado y cuidar de mi para que no me salpique la injusticia, la mentira y la crueldad de la vida". Él le dice a ella: "Gracias, mi amiga, porque me haces compañía, alegras el camino de mis días, me das el calor de tu corazón y te acercas a mí con la ternura de tu alma".
Éste fue un pensamiento que siempre tuve: "Si no pudiera escribir pintando con el pincel de mi corazón y algo me impidiera oír el color nostálgico de la música más hermosa me volvería loco, por eso en los lánguidos y solitarios atardeceres suelo escribir a alguno de los personajes de "mi Cuento" y a mis escasos pero escogidos amigos, en el el universo de mis "rincones" y de mis blogs, mientras oigo el mensaje de esa melodía que es mi cómplice y que tanto me entiende"
Por cierto... "podrás olvidarte de tu amigo, pero no de su amistad"
Ángel González "Rusty Andecor"
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