En una de
mis reflexiones comenzaba diciendo: “En
mi oficio de ´sabio de la vida que viví` y de ´pensador de mis propias
reflexiones` he jugado a filosofar…”, para hacer referencia a los temas que
me gustaron tratar, y siempre referidos a los valores y defectos que
caracterizan el condicionamiento humano. Utilizaba en esas reflexiones, como
punto de partida para entrar en los distintos temas, las citas literarias de
autores reconocidos o las que yo mismo tuve ocasión de buscar en mi
imaginación, algunas como réplica de aquellas tan universales y otras como
complemento de su mensaje.
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El caso es
que algunas de mis amigas y amigos me confesaron su gusto por anotar y guardar
algunas de esas citas, teniendo en cuenta muy especialmente las que yo mismo
había creado. Es por ello, y me apetece hacerlo, que he decidido hacer aquí una
recopilación de la mayor parte de esos pensamientos resumidos en las citas que
a lo largo de mi humilde producción literaria recogí en mis reflexiones. Es
cierto que ya había hecho una primera colección y que está publicada en este
mismo blog, pero he querido insistir en el trabajo (yo insisto mucho, pues... no soy
viejo, pero "mayor"), para
que conozcáis el mensaje sincero y valioso que deseo transmitiros.
También he
querido tomar como pretexto, para iniciar esta singular colección de máximas y
citas, el preámbulo de mi último trabajo, publicado virtualmente en exclusiva
para mi familia y amigos, y que titulé El paso del
tiempo de un viejo aprendiz de poeta, así como el conjunto de
citas "de mi cosecha" que, ilustradas en un vídeo publicado en Youtube,
conformaban casi como una semblanza autobiográfica para hacer una previa
presentación de ese libro virtual. La mayor parte de esas citas y sus
ilustraciones podéis haberlas visto aquellos que visitaron mi artículo
publicado con el título "El significado del paso del tiempo para
un aprendiz de poeta que cumplió su primer año de júbilo", pero es
ahora cuando me parece oportuno resumirlas aquí.
Y
aprovechando que son las citas literarias, precisamente, la razón de este
trabajo, tengo que hacer referencia a una de las que formaban parte de su
introducción. Así, decía en ella: “Cuando escribes un libro es como
si cultivases un jardín para ofrecerlo a los demás y a ti mismo” , porque
fue lo que pensé cuando escribí "El paso
del tiempo de un viejo aprendiz de poeta": un
jardín en el que sembré algunas de mis "flores" preferidas, tales
como un cuento, un romance al vinilo, mis últimas reflexiones, mis guiños a la
inocencia y a la bondad de los niños, un poema a Audrey Hepburn, otro a 12 hojas de un otoño y algunos, no menos nostálgicos.
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Supongo
que en muchos de esos pensamientos con los que abundaba en mis reflexiones, no
solo había un motivo elocuente al dirigirme a mis amigos y demás lectores, para
que ellos mismos reflexionaran, sino que también estaba tratando de cantar a mi propia inquietud, a mis
temores, a mis desencantos, a mis ilusiones y a mis sueños.
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Bien, pues en aquel
vídeo de presentación de mi El paso del
tiempo de un viejo aprendiz de poeta (si hacéis click en su
título enlazaréis con Youtube y
veréis el vídeo), dije, de ese "paso del tiempo", que era "Un universo de sensaciones, reflexiones y de emociones, casi
autobiográficas. Algo así como un diario de semblanzas y de sueños". Como ya dije, algunas de las citas
ya las conocéis, pero aquella que aparecen a continuación son las que
ilustraban ese vídeo y sé de la dificultad de leer algunas de ellas, al estar
insertadas en la imagen que correspondía a cada diapositiva. Así que, aquí os
las dejo:
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Hay relojes que marcan la hora de un
instante en el que se puede recrear una vida entera. Pero hay un reloj que marca "ese paso del tiempo" y que hizo viejo a este aprendiz de poeta.
Mas... no soy viejo, solo mayor,
de desencantos y de suspiros,
y de rutinas y de ilusiones,
las que me turba, quizá el amor.
Yo soy el mundo que ves ahora
y que te mira desde “este niño”;
las esperanzas son mis arrugas
y la sonrisa ya muy gastada
perdió el color.
Soy aprendiz "compone versos",
pero mi música, la de mis años
es esta rosa; es para vos,
la traigo aquí, mi joven niña,
desde mi tiempo, allá en mis sueños,
y en mis recuerdos,
los que marcaron este reloj.
Ya no es el mismo, ni es un Omega de tradición;
solo es de cuarzo, lleva dorado mi
corazón.
Y aquellas fotos, se han vuelto sepias
de tantos años... llevan guardas en mi cajón.
Lo cierto es que... ¡sería fantástico! poder burlar el tiempo, rebobinando las escenas más
desafortunadas de nuestra vida, dando marcha atrás al reloj, para mejorarlas o
cambiarlas.
Pero el tiempo no es decidido, no suena su campana. El buen destino lo ve
pasar; y si ese destino está con nosotros, lo pone a nuestro lado, para
protegernos y cuidar de nuestros sueños.
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Regala hoy la sonrisa a tu amigo; no olvides que es el escaparate del alma, ni que la sonrisa más inesperada nos limpia de nuestra mentira. |
Debemos sonreírle al mundo, aunque lo veamos tenebroso e indiferente, porque así podremos
seducirlo y él nos sonreirá también.
Y recuerda: No guardes la sonrisa que puedas dedicar hoy a tu amigo. Mañana no estará contigo si
no le sonríes ahora.
Y no olvides nunca que la sonrisa es el escaparate del alma.
El mundo es maravilloso cuando la sonrisa de los demás perdona nuestros errores,
nuestra mentira y nuestra farsa.
Hace tiempo aprendí que la vida es una continua obsesión por burlar el sabor amargo del
desencanto.
Y también es maravilloso saber que hay poesía en unos ojos
serenos y risueños y en el aroma de una sonrisa sincera de un corazón eterno y
lejano.
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La niña sonríe feliz al ver a su amiguito sonreír con su expresión de "pillo". Los dos comparten la inocencia y la intensidad del instante. |
Mientras los adultos vamos vestidos de hipocresía y de mentiras,
los niños, aunque egoístas, se complacen
en detenerse para fascinarnos con su deliciosa espontaneidad.
Por cierto; la cortesía de los niños es la más auténtica y
sincera. El niño expresa su naturalidad y la niña responde feliz. Porque, sin
saberlo, están comunicándose con el corazón.
Y a propósito de cortesía: La aparente falta de respeto a las
reglas sociales de los jóvenes no significa su irreverencia o descortesía hacia
quienes deben manifestarse. Su disposición natural y sincera les hace a veces
así de espontáneos.
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Los niños esperan, con sus maletas llenas de ilusiones, a que pase su tren de la esperanza. No les importan sus dificultades; ellos saben que les esperan "una vida entera" |
Hay quienes están dispuestos a llenar su equipaje de ilusiones y
marcharse juntos, con ellas, a ese lugar perdido del mundo, quizá a una nube
tan pequeña que no haga falta tener reloj para marcar ese instante que pueda
recrear una vida entera.
Lo mejor es mirar a los ojos de quien está junto a nuestro
destino, pues lo importante es intentar hacer de la vida un cuento con final feliz.
Y hay un tren de la ilusión que siempre podemos coger porque ha de llevarnos, quizá "a través del tiempo", a ese
país maravilloso, a ese mágico lugar o a esa pequeña nube, para recrearnos
"jubilosos", en ese instante que buscamos en nuestros sueños.
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Pero si para llegar a ese maravilloso lugar, hay que atravesar un inmenso océano siempre podemos coger el barco de la ilusión. Nos llevará al puerto soñado. |
Hay una frase que
dijo Jack
a Bobby
en aquella escena de Habana: "La
idea es que no importa lo mal que te vayan las cosas, ni lo que te hagan y...
no importa..., porque siempre te queda algo; es decir un diamante".
Por eso... lo que tengo claro es que si tuviera que elegir un
lugar en el que vivir para siempre con quienes he creído... me quedaría en la calle de la Lealtad.
Éstos fueron algunos de los pensamientos que tuve y que cité en
ese vídeo de música y de imágenes (click en él), que sirvió para presentar mi libro “El
paso del tiempo de un viejo aprendiz de poeta”. Un libro que escribí
durante el transcurso del año en que me sumergí en mi inevitable “júbilo” al cumplir esa edad tan tópica
y peculiar, y para el que no quise dejar de incluir, ni mis versos, ni algunas
de mis nuevas reflexiones. Un libro en el también tenía que aparecer el cuento
que, de alguna forma, guardaba cierta analogía con aquel que escribí una vez
con el título de “La princesa y el
campesino”. Un libro en el que estaría esa tímida y discreta literatura que
parecía querer descubrir el pudor de mis intimidades, si bien luego intentaría
esconderla bajo algún atisbo de destellos ya desvanecidos.
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De todas formas, para nuestro inquietante mundo, cuento con las "recetas" de la inspiración que me da esa "hada" que... todos llevamos escondida dentro de nosotros. |
“El paso del
tiempo de un viejo aprendiz de poeta” es… (y he de insistir) como la autobiografía de un “descubridor de sensaciones” en las
puertas de una etapa de la vida en la que encuentra un “extraño júbilo” que nada tiene que ver con su agitado y activo
mundo de antes. Es como un diario de sueños e intimidades que un “extravagante y viejo bohemio” relata
durante ese año en que iba transcurriendo su retiro “jubiloso”.
En la continuación que tengo ya preparada, incluiré una recopilación de pensamientos y citas con los que ilustré mis reflexiones, incluso otros más recientes, no publicados, sobre ese inquietante mundo que tanto nos perturba y sus turbios colores.
Ángel González, "Rusty Andecor"