Si tuviera para vivir un lugar para siempre, elegiría la "Calle de la Lealtad" |
¡La lealtad…! ¿Qué eso? Porque… lo único que conocemos, al menos en los personajes públicos y en el “famoseo”, cuando no en nuestra más cercana gente, es la DESLEALTAD. Bien, pues ahora que está de moda esta plaga, la deslealtad, y muy presente en nuestras relaciones humanas, creo que es el momento de hablar de ese “diamante” que alguna vez hemos llevado, aunque muy oculto, dentro de nosotros: la Lealtad.
Vicente Alexandre dijo “Ser leal a sí mismo es el único modo de llegar a ser leal a los demás”. Efectivamente, yo creo que la lealtad es una virtud que comienza con uno mismo; que para ser leal a las personas que nos rodean es necesario que empecemos por nosotros y que seamos fieles a nuestros propios principios. Y por supuesto, la lealtad es uno de los valores que más dignifica el condicionamiento humano. Y para mi, si hay una virtud que envidio del ser humano es la lealtad.
Es evidente que cuando se es leal no caben equívocos de conducta, ni desviaciones provocadas por los sentimientos o resentimientos; pues si la pasión, la vehemencia en una relación, en la amistad, en el trabajo o el amor, cualquier de ellos, hiere el corazón de nuestro semejante, la lealtad ya no existe”.
Pienso que muchos de nosotros hemos sido alguna vez tramposos y truhanes,
falsos e inmorales, frívolos y desleales. Después, a casi todos, algo nos ha
dignificado y liberado de la esclavitud de nuestro egoísmo, de nuestra
arrogancia y de nuestras miserias. Quizá, porque una luz apacible y generosa,
que nos inspiró desde dentro o en nuestro alrededor, nos sedujo e hizo que
fuéramos capaces de emplear ese “diamante” al que antes me refería y que
llevamos “escondido”. Tal vez, ese golpe de lealtad, oportuno y a tiempo,
alivió el calvario de quien se lo merecía, o quizá no. Pero, incluso, “a
veces llevados por la lealtad que le debíamos a nuestros principios, y también
a nuestro propio compromiso, ese “diamante” nos ha servido para recuperar
nuestros sueños perdidos" ."Taberna La Dolores", "El Rincón de José" y "Lola si mola".
Y si algo tengo claro y tuviera que elegir un lugar en el que vivir siempre y con quienes he creído, me quedaría en "la calle de la lealtad". Aunque aproximándonos más a la realidad, creo que hay también unos lugares acogedores que se refieren a la lealtad de las buenas costumbres de compartir momentos con quienes mejor disfrutamos de esa maravillosa lealtad. La verdad es que son lugares que ya he conocido alguna vez y están muy cercanos precisamente a la "Plaza de la Lealtad", en Madrid. Sitios como la "Taberna El Rincón de José", o la "Taberna la Dolores", o incluso el "Lola si mola". Ahí es donde suelo quedar con mis amigos y a donde nos acompaña Ángel Jr, que vive por allí..
Ángel González "Rusty Andecor"