Homenaje a la mujer trabajadora: que todos los días sean 8 de marzo

Aquellas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas

¿Recuerdas aquello que cantaba  Serrat...?

“Uno se cree que los mató el tiempo y la ausencia…

pero su tren vendió boleto de ida y vuelta...

son aquellas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas

en un rincón, en un papel o en un cajón...

que te sonríen tristes

y nos hacen que lloremos cuando nadie nos ve”;

¿Recuerdas aquella otra canción, también de Joan Manuel…?

“No hay nada más bello que lo que nunca he tenido….

nada más amado que lo que perdí…

perdóname si hoy busco en la arena una luna llena que arañaba el mar...

tus recuerdos son cada día más dulces…

el olvido sólo se llevó la mitad...”

Gracias, Manuel, por tu canción Lucía

Son algunos de los versos emocionados y hermosos que un amigo que solo pude conocer en dos de sus conciertos, pero que estimo entrañablemente desde hace muchos años, escribió para dos de las más bellas canciones que yo he conocido: “Aquellas pequeñas cosas”, que son las que un día, esas pequeñas cosas, nos regalaron... aquella felicidad!. Y “Lucía”, que fue... “una carta de amor que se lleva el viento pintado en mi voz… a ninguna parte a ningún buzón” ¡Gracias, Manuel, qué bien supiste comprender siempre el corazón de la mujer!

La evocación de estos versos fueron, hace años, un día en que seleccioné y grabé un álbum de canciones, parte del abrazo que quise dar a ese corazón de mujer, sufrido y valiente, puede que como el tuyo, mi estimada visitante, en este sencillo y virtual homenaje, en un disco virtual en el que he seleccionado canciones interpretadas por mujeres sensibles, dedicadas a ese bello arte de la música, pero también trabajadoras, y que yo he admirado siempre. Y es un abrazo que deseo renovar hoy, en este año 2011, a todas esas magníficas mujeres que tanto y tanto se merecen.

La virtualidad de este álbum imaginario que titulé “Homenaje a la mujer trabajadora”, y que en su día yo regalé a algunas de esas mujeres trabajadoras que yo conocí y admiré en los últimos años, os la ofrezco ahora si activáis los enlaces en color oscuro situados sobre cada uno de los títulos o de los nombres de los intérpretes de las canciones que aparecen en este espacio y que al situarse cambian de color.


Y haciendo un recorrido evocador a los 5 volúmenes que dediqué en estos últimos años, recuerdo aquel primer álbum que se abría con un comienzo animoso, un poco lúdico e incluso frívolo, (éstos eran dos temas de Maná) "que nosotros, los hombres, mejor o peor... de eso quizá sabemos un poco…” porque -les decía yo, a ellas- ¡¡¡necesitamos hacerte reír..., mujer!!! Después, y siguiendo aquel mismo disco,  incluía a mis admiradas Gloria, Amaia, Ana, Rosana, esa valiente y gran mujer que es Luz y nuestra deliciosa Bebe. Y para terminar, y después de oír a Pau Donés en ese hermoso mensaje a la amistad “… ¡cómo vas a ser mi amiga, si por ti daría la vida!”, no pude dejar de llevarme por la tentación de cerrar este particular homenaje con el calor y la ternura de ese abrazo entrañable de Joan Manuel Serrat, con sus Aquellas pequeñas cosas, Penélope y Lucía.

Después, vinieron un segundo y tercer disco, con la misma dosis de chispa festiva, pero con respeto y con cariño, pletóricos de humor en algunas canciones, como aquel "Tengo abierto el minibar y cerrado el corazón", de Andrés Calamaro, y envueltas de sentimiento y de emoción en otras, sin perder la ocasión de incluir esos temas nostálgicos, como el “18 años” de Luz Casal, “La distancia” o “Amigos” de Roberto Carlos, el “Tu serás mi baby” de los inolvidables Les Surfs, o Maná recitando aquel "Dime luna... porqué me miras siempre así? Cómo se podría quitar del cielo la luna!"; ni la intensidad de auténticos poemas como el “Alfonsina y el mar” de Mercedes Sosa o “Un gran silencio” de Luz. Todos ellos dedicados a la sensibilidad, a la fuerza y a la dignidad del corazón femenino, y para rendir mi particular “homenaje a la mujer trabajadora", para el que yo daría también un toque muy especial, no quisiera dejar atrás aquel "Lía" de Ana Belén, cantando aquello de "Lía con tus brazos, un nudo de dos lazos que me ate a tu pecho, amor. Lía con tus besos la parte de mis sesos que manda en mi corazón. Lía tus miradas a mi falda por debajo de mi espalda y ¡digo yo! que mejor que el ojo pongas la intención. Líame a la pata de la cama, no te quedes con las ganas de saber cuánto amor nos cabe de una sola vez".

Luego vendrían los dos últimos volúmenes recopilatorios. Canciones como Mil calles llevan hacia ti,   Veneno en la piel. y  Cuatro Rosas, interpretadas por tres clásicos de los 80. Aquel poema de Pau Donés, "El lado oscuro" que decía: “Tú habías sido sin dudarlo la más bella, de entre de todas las estrellas que yo ví en el firmamento. Cómo ganarse el cielo, cuando uno ama, con toda el alma. Y es que el cariño que te tengo no se paga con dinero. Cómo decirte que sin ti muero. No me sonrojo si te digo que te quiero”. La frescura de una canción "Con solo una mirada", cantada a dúo entre Marta y Bebe, la  deliciosa pero gran Bebe... "te quiero, mujer...". La dulzura de la voz de Christina cantando "Alguien que cuide de mi", porque "cuando las cosas duras se dicen con voz dulce son menos amargas y dolorosas", y eso es lo que ocurre cuando escuchamos a Christina. Y ese Un cuento sobre el agua de "La Oreja de Van Gogh. La sugerente, casi frágil y tímida Shakira, cantando esa preciosa canción "Lo que más". Un poema muy hermoso de la imprescindible Rosana: "Ya no hay primavera, las flores se han ido y las mariposas se mueren de frío. Y por más que me acuerde de ti y que esconda esta pena…" Pero, mis estimadas mujeres trabajadoras, dejadme también que os quede aquí uno de los mejores momentos de Sabina, en el 1994, cantando aquella inolvidable "que se llama soledad"   Y además, en este cierre de álbum no podía faltar ni Ana Torroja, ni Luz Casal, ni Linda Ronstadt, canciones que no puedo ofreceros aquí porque no tengo sus enlaces, pero sí puedo invitaros a escucharlas en mi "salón de la música JBL" particular, que yo os invito aquí, en Coria. Y para el final pondremos a  La Guardia en su nueva canción "Se terminó la Dolce Vita, se terminaron las canciones, el vino y la felicidad", y quizá yo les acompañe con mi Fender Stratocaster, esa que me regalaron mis amigas y amigos "con alma sensible" cuando me despidieron en esa nostálgica comida del adiós, en Cáceres (siempre brindo por ellos).

Y para terminar... pienso que el mejor homenaje que puedo hacerle a ese "distinguido e ilustre club" de merecedoras y valientes mujeres y, en particular, a las que conozco -a las que, quizás, no me es posible ofrecer en este momento ese álbum tangible, aunque imprescindible para reproducirlo de forma convencional- es rendir ese mismo reconocimiento a todas las demás, porque de igual forma se lo merecen. Pero no podría dedicar mi admiración y mi respeto a todas las mujeres trabajadoras compañeras o amigas que he conocido o que, sin conocer, me visitan en este blog, porque, además, no me gustaría ser protagonista del deseo de muchos de quienes les admiran, porque, de una u otra forma, también lo harán, y quizá, mejor que yo.

Lo  cierto es que, esta vez, no podré escoger en los destinos de esas mujeres a quienes fueron compañeras de trabajo, cercanas o distantes, porque todas ellas quedaron ahora en un universo aún más lejano. Así que... ¡para vosotras, quienes me visitáis y conocéis el sinsabor de ese trabajo que incansablemente hacéis, sin que a menudo os sea reconocido! ¡Para vosotras, que lucháis cada día con valor, constancia y paciencia!, os quedo aquí algunos de los versos que me prestaron los autores de algunos de los temas que incluí en mi álbum:


"Tengo una sonrisa para regalarte, tengo mil cartas de amor,
y tengo todo el tiempo que perdí sin ver el sol.
Tengo mil historias que quiero contarte escondidas en mi voz.
No quiero dejar nada por sentir, ...ya sé quien soy"
(De la canción "Sonrisas", de Ana Torroja) 

Quisiera ser un verso dentro de tus pensamientos,
que recuerdes mi mirada suspirando en la ventana
imaginando que apareces tras de mí.
Y que me cojas de la mano,
que susurres que has llegado,
que me prometas que a mi lado eres feliz.
(De la canción "Un cuento sobre el agua", de La oreja de Van Gogh)


Ya no hay primavera, las flores se han ido
y las mariposas se mueren de frío.
Y por más que me acuerde de ti y que esconda esta pena,
en un pliegue de sol me encadena a tu recuerdo la vida entera.
Y por más que me olvide de ti, pa´ evitar que me duela
te llevaste del mundo y de mi todas las primaveras.
Ya no hay primavera ni siento cobijo,
me queda el otoño cayendo conmigo.
(De la canción "Y por más", de Rosana)


Ana ha caído derrotada,
ve que el tiempo se le acaba cuando ve el día llover.
No le digas nunca que no hay nada,
pero tiene que aprender que no siempre hay que correr.
Tu vida es un regalo que se abre por tu piel,
nos ilumina el alma cuando vemos que es.
(De la canción "Ana", de Ana Torroja)

Que se quede el infinito sin estrellas,
o que pierda el ancho mar su inmensidad,
pero el brillo de tus ojos que no muera,
y el canela de tu piel se quede igual.
Si perdiera el arco iris su belleza,
y las flores su perfume y su color,
no sería tan inmensa mi tristeza,
como aquella de quedarme sin tu amor.
(De la canción "Piel Canela", de Linda Ronstadt)


Algunas veces vivo y otras veces la vida se me va con lo que escribo,
algunas veces busco un adjetivo inspirado y posesivo que te arañe el corazón;
luego arrojo mi mensaje, se lo lleva de equipaje, solo quiero regalarte una canción.
Y algunas veces suelo recostar mi cabeza en el hombro de la luna
y le hablo de esa amante inoportuna que se llama soledad.
(De la canción "Que se llama soledad", de Joaquín Sabina)


Amores como los tuyos ya no aparecen,
lo busco en el azulito de las violetas,
lo busco en el calendario de mi respuesta,
lo busco en la dirección de mis pensamientos,
lo busco en el batinegro de mis recuerdos,
lo busco cuando me ausento y cuando regreso,
lo busco en la partitura de mi concierto.
(De la canción "No aparecen", de Juan Luis Guerra)

Te vas Alfonsina con tu soledad

¿qué poemas nuevos fuiste a buscar?

una voz antigua de viento y de sal

te requiebra el alma y la está llevando

y te vas hacia allá como en sueños

dormida, Alfonsina vestida de mar.

Cinco sirenitas te llevarán

por caminos de algas y de coral

y fosforescentes caballos marinos

harán una ronda a tu lado

y los habitantes del agua van

a jugar pronto a tu lado.

(De la canción "Alfonsina y el mar", de Mercedes Sosa)

Te doy la vida porque mi vida es tuya;
te entrego el alma, sedienta de ilusión,
no dudes nunca que muero por quererte,
te doy la vida, te doy el corazón.
(De la canción "Te doy la vida", de Compay Segundo)


Un gran silencio, frío mortal, nos ha herido.
Cómo decirte que te quiero, desde este océano de hielo de lágrimas.
Un gran silencio que me envolvió como lo niebla...
Tu nombre vive en mi memoria libre de límites y sombras, renaciendo en mi.
(De la canción "Un gran silencio", de Luz)


No es que los días no estuvieran llenos,
para la ternura siempre hay tiempo.
No viniste del frío ni la lluvia,
llegaste del amor y de la luna.
Niña de agua, te crecerán las alas y tu vuelo.
(De la canción "Niña de agua", de Ana Belén)

Si alguna vez, mi amor, piensas en mí, 
ten presente al recordar que nunca te olvidé
Cuántas veces yo pensé volver y decirte de mi amor nada cambió,
pero mi silencio fue mayor y en la distancia muero día a día sin saberlo tú.
(De la canción "La distancia", de Roberto Carlos)

Ángel González, "Rusty Andecor"