|
Es la foto en que los "Amigos en defensa del Vinilo" posan todos juntos, para guardar así la emotiva escena su recuerdo. |
Como ya había
sido anunciado recientemente en las páginas de este blog, el pasado 29 de
agosto, se celebraba en Coria (Cáceres) el IV Encuentro Internacional de
"Amigos en defensa del Vinilo". Se trataba de un acto privado, sin relevancia
pública, porque no contaba con el apoyo de instituciones, ni de patrocinio comercial o apoyo empresarial alguno. Y como en ediciones anteriores, era solo un encuentro de entusiastas del disco de vinilo que, habiendo disfrutado de su reinado en las pasadas décadas en que la música sólo se escuchaba desde sus grabaciones en el formato de acetato, ahora decidían conmemorar su cultura, su recuerdo y la esperanza de su resurgimiento.
|
Son algunos de los momentos en que los "amigos del vinilo" comparten su animada tertulia en espera del comienzo del acto, y disfrutando del tradicional cóctel "San Francisco". |
Un auditorium improvisado en la finca privada de algunos de esos "amigos del vinilo", muy próxima a la ciudad, como podía haberse elegido otro, fue el lugar en el que se decidió celebrar el evento cultural y musical. A las 8 de la tarde comenzaban a llegar los asistentes que, además, después compartirían el acto. La copa de bienvenida con su tradicional "cóctel San Francisco" sería la excusa con la que Ángel González, "conductor" de la velada, recibía y saludaba a tan distinguidos invitados.
A las 9 de la noche, aproximadamente, se iniciaba la parte cultural, con las palabras de agradecimiento de Ángel por la asistencia de todos los componente de esta particular asociación a la cita del vinilo. Luego, a la anécdota que él mismo puso con la comparación de este "club de amigos del vinilo" a la asociación de los mismos miembros que componen la "Cofradía de amigos del vino" y su divertido guiño "vinilo - vinillo", le siguió una recreación metafórica imaginando este curioso y breve cuento:
|
Cuando la aguja, bajo el peso de su brazo, acaricia aquel vinilo, con su roce amoroso, los surcos de una canción, aparece... aquella escena, ...el feliz final del cuento; aunque todo está... en nuestra ilusión. |
“Érase una vez…” un disco de plástico negro azabache y redondo, enfundado en un
estuche de cartón dibujado con imágenes y colores de fantasía. “Érase una vez…” una música que sonaba “milagrosamente”, cuando dejábamos caer
aquel disco sobre un plato, bajo la aguja, que giraba y giraba… y giraba. “Érase una vez…” aquello que llamábamos LP o “Long Play”, el más universal de
los vinilos. Pero pasaron más de 50 años y el vinilo se hizo mayor, y llegó el CD y, más tarde, la “música virtual”, esa que no tiene soporte visible alguno,
la que no se sabe dónde está encerrada, porque no vemos ninguna funda, ningún
estuche, ninguna caja. Ahora, todo está en el misterio de Internet, de la redes
y en la magia de esos teléfonos móviles que, por cierto, nos esclavizan cada
día más. Y es cierto que la música estará siempre en nuestro alrededor e
incluso dentro de nosotros, aunque no veamos de donde sale. La escucharemos y
la sentiremos. Pero aquella escena, cuando el vinilo caía y se echaba sobre el
plato, y la aguja bajo el brazo, acariciaba con su beso, los surcos de una
canción, aquella escena y su feliz mensaje… por cierto, el final del cuento… solo estará en nuestra ilusión. Porque… no lo olvidemos (y ese es, para
este año, nuestro titular): “EL VINILO GIRA Y GIRA… Y GIRA EN NUESTRA
IMAGINACIÓN”.
|
Fueron las valiosas intervenciones de Antonio, Luis, Carlos, Blanca y Juan, que enriquecieron con su aportación la velada. |
Después, algunos de los amigos asistentes al encuentro, decidieron intervenir manifestándose muy complacidos por el festejo del homenaje musical, aportando, con su comentario y su anécdota, el brillo y la formalidad que el acto y su ponencia se merecían, incluso poniendo alguna nota emotiva en sus palabras. Agradecimos las intervenciones de Antonio Rodríguez, de Blanca Moneo con Rafael, de Luis Sánchez, de Carlos Vera y de Juan "Garodri". Se habló de una reciente exposición de portadas de vinilos en Valladolid que resaltaban el arte que siempre ha expresado sus cubiertas, de la influencia personal de músicos como Segovia para interesarse aún más por la cultura del disco de acetato, de las vivencias personales que han supuesto encontrar o conservar algunos de los discos que admiramos, aprovechando además la coincidencia de la fecha de la celebración con la del 41 aniversario del día en que una de las parejas de la foto se casaron (es fácil adivinar quienes fueron), o la misma desconfianza de su futuro debido a las nuevas tecnologías de la difusión musical, e incuso de la posibilidad de aceptar el verbo "vinilear" para expresar las acciones que provienen del uso del disco de vinilo. Tanto es así, que se dijo que esa tarde habíamos estado vinileando y que al final de la noche habíamos quedado vinileados. (Lucharemos porque la R.A.E. nos acepte el vocablo).
|
Dos momentos de la intervención de Ángel González |
A continuación, hubo una segunda parte en la que se presentaron los vinilos que cada uno de "los amigos" asistentes había llevado para la ocasión. Se reprodujeron temas de algunos de los discos presentados en los platos que habían sido preparados para la ocasión. Había que demostrar que "el vinilo seguía girando y girando... y girando". Quizá, no hubiera sido necesaria la instalación de un equipo tan aparatoso y sofisticado para la reproducción, pero esa parafernalia era necesaria para darle vistosidad a todo lo que siempre había girado alrededor del vinilo y darle así su merecido homenaje. Finalmente, una parte más festiva demostraría que el vinilo y el vinillo no parecían ser incompatible y tenían cierta complicidad entre ellos. Su combinación, junto con la música que saldría de tantos vinilos, convertiría las últimas horas del encuentro en momentos de disfrute para los amigos "vinileros".
|
Vista general de los asistentes al acto en el momento de su celebración (arriba) y una escena de la puesta en marcha del vinilo, al inicio de la tarde y con el "San Francisco" en la mano |
Y aunque ya se había dicho antes, tal vez, una vez más, éste es el mejor momento para aclarar el contenido y la misión de nuestro club de entusiastas por el disco. “Amigos en defensa del
vinilo” fue una idea festiva, pero también nostálgica
y un poco romántica, para dedicar su celebración a la imagen de un eterno icono
de la música. “Amigos en defensa del vinilo” fue
una reivindicación pequeña, pero cálida y entrañable de un grupo de amigos que
gustaban de soñar con hacer realidad el resurgir del disco de vinilo. “Amigos
en defensa del vinilo” fue un intento, puede que fantástico, de buscar
una sombra de cultura en lo que aún quedaba de la existencia y del rastro
anecdótico del Long Play (el LP) y de los formatos que le siguieron; el single y EP, el CD y DVD.
|
Pero el Vinilo (y el vinillo) nos hizo "vinilear" y parece que fue algo que tuvo que ver con aquellos guateques que vivíamos en los 60. Y un fin de fiesta sin música, sin vinilo, sin alguien que "pinche" los discos y sin algo de baile... no es una fiesta. Por eso, al final, nosotros hicimos nuestra fiesta. |
Lo cierto es que queda ya
muy poco de esa “Esperanza del futuro de la música”, con la que definimos al
Vinilo en su último “Encuentro”, allá
en el 2011. Y queda ya muy poco de su buen destino, porque, aunque “el
vinilo nunca muera”, se siga produciendo y continúe creciendo su venta, e incluso se hable todavía tanto de él, quizá algún día, sólo nos quede su atesoramiento por motivos
de coleccionismo, o incluso por lo que pueda representar su propia manifestación
artística y cultural, o incluso por razones sentimentales.
Y para terminar, este fue el mensaje final, en la presentación de nuestro homenaje al vinilo:
"Quizá… ¡nos queda muy poco…! Pero… puede que nos quede hoy… festejar su
recuerdo, un encuentro entre los que fuimos sus fans y devotos consumidores, y
ahora, aún sus admiradores, con las muestras y reliquias que hoy traemos. Y nos quede hoy, tal
vez, brindar por lo que aún puedan aportar las imágenes de sus portadas, de las
escenas que reproducen en nuestra imaginación la música que sale del roce
amoroso entre la aguja y el disco. Y no le decimos adiós… al vinilo,
por ahora; porque, sobre todo, nos queda reencontrarnos con el milagro de poner
en marcha nuestro viejo y destartalado tocadiscos, con un vinilo en su plato, ajustar
sus revoluciones y hacer que gire y gire… y gire.
“MI QUERIDO VINILO… TE
QUEREMOS Y TE CUIDAREMOS COMO UN AMIGO Y COMO EL MAYOR TESORO”
|
Fue Antonio, quien acercó el micrófono lo más cerca que pudo hasta la luna. Me dijo que cuando sonó aquella vieja canción, "La luna enamorada", pareció estremecerse, o tal vez le dio la impresión de que se movió. Tal vez la luna, esa noche, se encontró con algún viejo recuerdo, oyendo nuestra música, y no pudo evitar enviarnos su mensaje para decirnos que ella... estaba enamorada, como lo estuvo siempre. |
En fin... hay algo que ocurrió en este final de fiesta, la que le debíamos a nuestro querido vinilo, por haber protagonizado tantas y tantas fiestas, y por habernos hecho tan felices en ellas. Quizá nadie se dio cuenta, pero ocurrió cuando alguno de nosotros se fijó en la luna llena que iluminaba la noche y que nos engalanaba a todos con su guiño. Lo que pasó es que nuestro amigo Antonio, que fue quien se fijó en la expresión de nuestra "dama de la noche", pudo ver que algo nos quería decir o, tal vez, que solo deseaba participar, como una chica más, en nuestro festejo. Fue, sobre todo, cuando alguien "pinchó" un viejo disco y sonó aquella canción de Elsa Baeza, "La luna enamorada". Bueno... no sabemos si la luna se mostró envidiosa por nuestro disfrute o es que... realmente estaba enamorada. Lo cierto es que nuestro querido Antonio hizo esta foto y no quiso perder la oportunidad de poner el micrófono lo más cerca posible de nuestra hermosa dama y dejar que "ella" nos dijera lo que sentía. El micrófono quizá captó un susurro, quizá un suspiro. No lo sabremos nunca; puede que el micro se convirtiera en cómplice de ella y su mensaje fuera tan secreto que nunca adivinaremos lo qué le dijo. Lo que sí es muy cierto, es que esa luna, esa noche, estaba preciosa, se sentía emocionada y muy "vinilera"; y yo... personalmente, creo que... ¡estaba enamorada!
Ángel González "Rusty Andecor"
Fue la crónica que anticipaba la celebración del encuentro (clic en los títulos):
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola ¡qué tal! Te invito a que hagas un comentario.