El día de mi último cumpleaños aproveché para hacerle un guiño a mis ilusiones y a la complicidad más cercana con mis amigos. |
La foto es del día de mi último y reciente cumpleaños, en el pasado abril. Mi copa de vino no es que sea mi marca de identidad, que a menudo se me ve con ella, ni es que sea mi “compañera” de desahogo o divertimento, ni siquiera la sostengo como una pose fácil. Es el vino el que me cautiva, no porque su gusto y sus efluvios me lleven “más allá de la realidad”, que a veces también, sino porque me dan motivo para sentir un deseo generoso hacia los demás.
Y no es sólo el brindis, como formulismo rutinario de buenas intenciones que a veces usamos, cuando mostramos la copa de vino, para que se cumplan nuestros propósitos, que también lo es para hacer un guiño a las ilusiones que sentimos y a la complicidad más cercana.
Aunque, cierto es que a veces degustamos el néctar de ese vino codicioso, sorbo a sorbo, como si al catarlo despacio estuviéramos llevando a cabo un ceremonial, con el que pretendiéramos descubrir un instante feliz en medio de nuestra “cruda y perversa realidad”.
Bueno, y también es cierto que, a veces, mantenemos sujeta esa copa como si de ella dependiera que su contenido nos preservara de la adversidad, incluso de un momento infeliz. Nunca he sabido qué secreto se esconde por la forma en que sujetemos esa copa. Qué hay detrás de si la sujetamos por la parte de arriba o de abajo. Dicen que en la mujer es más transparente el significado de ese gesto. Tendremos que averiguarlo.
En cuanto a la parte distante, a veces
negativa del ritual de tomar “la copa de vino”, diremos que, en ocasiones, sucede
que ese vino, o puede que el hechizo de su copa, nos lleve a la nostalgia de
los buenos recuerdos del pasado. Sin embargo… ¡ojo! Que de ahí sólo hay un paso
hasta “las sirenas” que aparecen cuando nos entregamos al efluvio y delicias
del licor". Ya se sabe… Son "las sirenas que nos llaman, confundiéndonos
con su canto, que nos cautivan con su encanto." Aunque de las sirenas, yá
hablaremos otro día.
Quede esa copa de vino, ahí en mi mano, desde esa imagen en abril, el día de mi último cumpleaños, que va por ustedes. Ahí queda en mi perfil… ¡pa too el verano! ¡Salud y suerte, amigos!
Ángel González "Rusty Andecor"
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