Mi reflexión sobre el buen humor y el sentido del humor

Mi alocución al Celedón de Vitoria, durante uno de mis
viajes al "Jazz Vitoria".

El etólogo austríaco Konrad Lorenz, decía que "el humor y la sabiduría son las grandes esperanzas de nuestra cultura". Seamos realistas; el humor se reparte a raudales; unas veces, el humor hortera y de mal gusto; otras, ese humor solo para el gracioso y el petulante. Por otra parte, el sentido del humor no es una habilidad propia de quien posee el don de la gracia y la ocurrencia, ni que tenga que exhibirla para diversión de los demás. Mi opinión es que el inteligente y auténtico sentido del humor se basa, no sólo en el ingenio y la chispa, sino en una dosis de creatividad e imaginación, por un lado, y en una carga de ironía o de refinada y aguda crítica, por otro. Podríamos decir que es la envoltura intelectual de la sabiduría de esa gracia u ocurrencia a que antes me refería.

Do amigos, extravagantes cómplices intentan
mover "el huevo de colón", que alguien dejó allí,
porque es un obstáculo en su paso del destino.

Que el humor es indispensable en la vida; es algo tan cierto como que la mejor forma de ver los problemas y las adversidades es con sentido del humor, pero con calma y discreción. Que es uno de los mejores tratamientos contra el estado de desánimo. Tan cierto como que es un buen mecanismo de defensa contra aquel viejo síndrome que muchos padecimos en nuestra histórica época y llamábamos "angustia vital". Y es que no se trata de hacer una comedia de la vida cotidiana, ni de los acontecimientos que suceden diariamente. Como tampoco consiste en asumir el papel de gacetillero de chanzas o chistes para amenizar nuestros foros o tertulias.

El buen humor, o mejor, el sentido del humor, debe ser ocurrente, ingenioso y sutil, pero nunca vulgar o chabacano. Y es que éste último podría ser lo propio de que se vale el "hortera", el que sólo busca la grosería y la ofensa, la caricatura obscena y la mera burla, en una palabra, el “macarra”. Precisamente, fue Cicerón quien dijo que "hay dos clases de bromas; una incivil, petulante, malévola, obscena; otra elegante, cortés, ingeniosa y jovial". Y es, justamente ésta, la que mejor representa al sentido del humor.

Solía decir en mis “Cartas de Rusty Andecor a sus amigos”: "No te prives del sentido del humor, porque es el único remedio contra el aburrimiento y la insipidez, la aflicción y el berrinche, la torpeza y el declive intelectual". Como también decía: "Pues la sutileza y el ingenio de una frase, en la tertulia o en cualquier foro; la de un ademán o gesto, incluso la que procede del talante o disposición, aquello que se entiende por sentido del humor, es la excelencia y la exquisitez de presentación de la persona que comparte un escenario social".

La foto superior reproduce una alocución que hago a mi amigo el "Celedón" de Vitoria, al quien solía visitar hace años, y al que le dije: "He de decir, mi querido amigo Cele, que en mis “literaturas”, aunque escribo por el solo placer de escribir y para mí sólo, también lo hago para vosotros, mis pétreos y bronceados, cómplices, maravillosos y fantásticos personajes del “museo de la calle”, con los que tengo la suerte de encontrarme en mis mágicos viajes, como éste y contigo en mi amada Vitoria".

Ángel González "Rusty Andecor"