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La canción que se oyó tras aquel "milagro" fue de una
maravillosa e inolvidable mujer llamada Sylvie Vartan |
Aún recuerdo el día en que “desenfundé” aquel impresionante Long Play de Sylvie Vartan que Ángel Jr. me había conseguido en una de esas tiendas de coleccionistas. La imagen sugerente y espléndida de una de “mis damas de la chanson”, pletórica de colores de mi década, parecía recobrar vida cuando el vinilo reposó en mi Thorens plateado y “su amante”, la aguja, dejó caer, en ese instante, su beso mágico y magnético. Fue entonces cuando se produjo la plenitud del romance; ella, la aguja, no dejó de acariciar el rastro de su deseo mientras le susurraba y él, el vinilo, se movía imparable y dichoso, hasta que se produjo el milagro, pues el peso de su abrazo y el roce de su caricia, hizo que se oyera… “aquel mensaje que cantaba una mujer”.
Romance entre la aguja y el vinilo (Poema)
(por Ángel González “Rusty Andecor”)
“Oigo la música en mis sentimientos,
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Mi Thorens, su aguja y aquel vinilo que,
con su romance, hicieron sonara
"aquel mensaje que cantaba una mujer" |
como el concierto de una pasión;
pues cuando viajo a través del tiempo.
y me detengo en aquella escena,
suena un vinilo y su evocación
Las partituras de ese momento,
las emociones de unos acordes,
los microsurcos sobre mi Thorens;
todo me inunda de mil sonidos
y del sabor de una canción.
Oigo el latido de su diamante,
ella es su aguja, su corazón,
pues lo acaricia, mientras él gira,
a ese vinilo y a sus recuerdos,
y a él, le susurra, que ella es su amante,
y que su música nunca muere,
porque lo envuelve con su magia,
con su poesía y su fascinación”
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El viejo vinilo reaparece como un milagro |
Cuando en el I Encuentro de amigos en defensa del vinilo que celebramos en el 2008 comentamos que después de más de 60 años de la fabricación del microsurco de vinilo, vencida ya la hegemonía de su formato en el mercado por la llegada del “sonido perfecto” del CD-Audio, que en 1985 comenzó a desplazarlo por su menor tamaño, mayor durabilidad, brillantez acústica, comodidad y manejo, el Long Play no solo se resistía a desaparecer sino que encontraba defensores, tanto entre los artistas y autores musicales, como entre una gran parte de los consumidores que se rebelaban a abandonar su álbum, protagonista aún del ritual de su pick-up, convertido ahora en un reproductor de alta tecnología.
Y cuando en el II Encuentro de nuestro evento, celebrado en el 2010, seguíamos reconociendo, a favor del CD, su resistencia a la manipulación y simpleza en el almacenamiento, su sencilla operatividad para la reproducción y, sobre todo, su calidad acústica, el vinilo encontraba ahora adeptos, por una parte, en los propietarios de las tiendas de ventas de discos que veían cómo su negocio ya no se sostenía ofreciendo los distintos formatos digitales sino recuperando el viejo vinilo, que reaparecía como un milagro. Pero era también la cultura del ceremonial de “la música que gira” y que imponían los Djs en sus clubs y discotecas, la que reclamaba el viejo soporte. Por otra parte, los viejos platos y sus sofisticados amplificadores y ecualizadores se arrinconan, aunque surgen nuevas mesas de mezclas de tecnología avanzada y se recurre a formatos basados en archivos que se almacenan en ordenadores portátiles, unidades HDD, memorias pen-drive y flash-cards.
Sin embargo, el trabajo del Dj sigue teniendo mucho de artista que gusta de mantener su viejo ritual y, en muchos casos, requiere la presencia de vinilos para simular la ceremonia de “pinchar” en el plato. Incluso, en esa defensa y apoyo por el viejo microsurco, vemos también cómo fabricantes de lectores de discos se plantean lanzar al mercado, nuevos reproductores de vinilo de un coste más asequible para el consumidor y contando con la versatilidad de prestaciones de más utilidad que los convencionales.
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Estudio de grabación de la productora musical "Piccolo" |
Lo cierto es que el público, usuario ya del CD desde hace unos años, ha terminado por cansarse de un formato, no solo caro, sino que se presta a prescindir de él por el uso de las descargas informáticas, y que no satisface porque carece de la solemnidad de la parafernalia del tocadiscos y de su apariencia artística, cuando no relega su demanda a causa de la facilidad y del bajo coste de conseguir grabaciones “piratas” de sus contenidos. Todo esto hace pensar a los productores musicales y a las discográficas la alternativa de poner en el mercado el atractivo de acompañar a las grabaciones en cd y dvd, de los artistas más emblemáticos y comerciales, la espectacularidad de una presentación en Long Play, en formato de vinilo.
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Instalaciones de estudio de audio de "Piccolo", de Carlos
González, productor musical, presente en el III Encuentro |
Sin embargo, es la crisis económica sufrida a nivel mundial, que obliga a frenar al consumidor y a reducir sus compras de artículos de ocio, la que hace pensar a discográficas y fabricantes de aparatos lectores que no es el momento y que no va a ser rentable la inversión en mantener el mercado del vinilo.
Y aún más. Pues hay un fenómeno cultural evidente en el gusto por consumir la música entre las jóvenes generaciones, por el que hay que plantearse las escasas posibilidades de la demanda del viejo formato. Y es que la música registrada en soportes físicos ya no es tan cómoda, ni útil, ni necesaria, como la que se almacena virtualmente, a través de una página web, en el ordenador o en memorias portátiles (iPods, Smartphone con sistemas Android de última generación, etc.). La gente más joven no ve práctico los formatos que requieren la complejidad del mecanismo de un plato o lector de cd, su amplificador y sus altavoces, porque está acostumbrada a escuchar la música en el ordenador, en su teléfono móvil y a través de la simplicidad de los auriculares que se prestan a su utilización en la calle o en cualquier otro lugar lejos de su residencia.
El hecho es que he estado observando la evolución de la presentación actual de la música registrada, tanto en formatos físicos como virtuales, y he comprendido que, aparte de la comodidad y sencillez del uso de las radios musicales que ofrecen la exclusividad de todos y cada uno de los géneros musicales, la oferta de Spotify y la inminente de Google Music y de otros servicios de difusión, gratuitos en principio, pueden acabar con las últimas esperanzas del mantenimiento del formato en soporte físico para reproducirlo en lectores convencionales, si no se protege debidamente.
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Algo que ya no vemos: expositores en una tienda
de discos, repletos de elepés de vinilo |
Finalmente, y en mi condición de fiel partidario por la música grabada, no solo ya en el disco de vinilo que no dejaré de defender, sino en los distintos formatos digitales, me di cuenta, no hace mucho tiempo, que el futuro está en Spotify o en cualquier otra plataforma de música que se pueda ofrecer por Internet. No solo es una oferta popular, incluso gratis, como ya se ha dicho, si se permite la publicidad, sino que, además de disponer de millones de archivos de canciones y cualquier otro contenido musical, se cuenta con la posibilidad de permitir su escucha sin conexión a la red cuando se contrata el pago de una pequeña cuota. Y es que, cualquiera de estas posibilidades, es indudable que ofrecerá una utilidad más cómoda, asequible y barata que la compra de discos en una tienda, teniendo en cuenta que su manipulación y uso es completamente legal.
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Nos queda: o la actuación de un artista "en vivo" o el glamour de oír
la música que gira, a través de un vinilo "sobre un plato que se mueve,
bajo el peso de la aguja, bajo el brazo articulado..." |
¿Qué nos queda entonces, para recrearnos del placer que puede proporcionarnos la música? A mi juicio solo hay dos opciones que, además, le darán más peso y consistencia a la cultura musical: por una parte, la música que se disfruta en directo, cuando presenciamos la actuación de un artista, de un grupo “en vivo” o la de una agrupación de cámara o sinfónica en un concierto; y por otra parte, la que nos ofrece el glamour de la presentación artística de un álbum en vinilo. Ambas posibilidades, insisto, según mi opinión y para los que amamos la música como arte y cultura, y no como forma y medio de pasatiempo, son las dos que más satisfacciones pueden proporcionarnos. Esto es; el lujo de un concierto musical “en directo”, como la presencia real en un museo, para contemplar una colección de pintura, y la posesión de esa magia incomparable de un vinilo cuando se desenfunda de su espléndida y, en muchos casos, artística portada, como si fuera una obra de arte, para hacerlo reposar y girar, después, ”sobre un plato que se mueve, bajo el peso de la aguja, bajo el brazo articulado, de un gramófono plateado, acariciando aquel mensaje que cantaba una mujer”. Porque… “cuando oyes la música y ves como gira tu long play y observas la nostálgica portada, tu mente será capaz de viajar al recuerdo de aquella década soñada”.
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Sylvie Varta, en su portada "L´un part, l´autre reste" |
Por cierto; “aquel mensaje que cantaba una mujer”… cuando la aguja acarició con su diamante los surcos del vinilo, después de susurrarle que ella era su amante, fue como un milagro cuando se produjo aquel acto de amor. En esta ocasión, la aguja y el vinilo consiguieron que nuestra eterna Sylvie nos musitara, casi acariciándonos, aquellos versos de su canción “L´un part, l´autre reste”:
"¿Olvidaste tus promesas?
Estaban escritas en tu mirada
y en tu sonrisa y en tus caricias;
tú las pusiste en mi ilusión,
como una declaración de amor.
Aquel gesto de ternura y de pasión
se convirtió en un juego para ti,
y ni siquiera me quedó el consuelo
de recuperar de ti una sonrisa:
la de una triste despedida.
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Jacques Brel, en la portada de su LP "Ne me quitte pas" |
Y ya que nos hemos recreado en esa hermosa canción, le llega el turno ahora de hacer girar la música que contiene otro imprescindible álbum en vinilo y que haremos reposar ”sobre el plato engalanado con su aguja de diamante y su brazo articulado”. Se trata de Jacques Brel, el cantautor belga, otro de los mayores representantes de la Chanson. Un LP regalo también de Ángel Jr, para esta ocasión, en este “Tercer Encuentro”. Comenzamos a hacer girar el plato, hasta que escuchamos, con nostalgia y con asombro, y también con la profundidad y matices de sonido que solo nos puede ofrecer el viejo vinilo y su romántica aguja, aquella canción desesperada, aquel inmortal poema “Ne me quitte pas”, en el que Brel, con voz conmovedora, nos diría, entre otros de sus versos:
“No me dejes, todo se puede olvidar; yo te ofreceré perlas de lluvia
venidas de países donde no llueve,
yo escarbaré la tierra hasta después de mi muerte
para cubrir tu cuerpo de oro y de luz,
yo te inventaré palabras locas que tú comprenderás,
yo te contaré la historia de un rey
que murió por no haber podido encontrarte
y la de una bella princesa, muy triste,
que no dejó que su "campesino" la cuidase.
No me dejes, no me dejes…”
(Jacques Brel)
Para terminar, me queda solo un referente, que es la manifestación común a través de foros de encuesta y opinión, de artículos firmados por periodistas especializados y profesionales de la música, y del mismo consumidor que demanda constantemente la presencia del vinilo y de su cultura.
El escritor y publicista dominicano Efraím Castillo dijo recientemente: "El disco es cultura", así se leía en las carátulas de aquellos discos de pasta o acetato que musicalizaron buena parte del siglo XX. El eslogan no podría ser más sonoro, pues aunque puede resultar una rareza para la "generación iPod", en esas circunferencias negruzcas similares a una torta de casabe (torta de pan) quedaron inmortalizados millones de artistas y sus canciones”.
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Efraín Castillo, escritor y estudioso del vinilo |
Castillo añade: “Cuando hace 20 años el CD irrumpió con su promesa de mejor audio y mayor capacidad, el vinilo fue prácticamente borrado del mapa. Sin embargo, el famoso "pick-up" o tocadiscos todavía suena y con más volumen del que se piensa. En Europa y Estados Unidos aún existen fábricas, principalmente para satisfacer el mercado de DJ's y de muchos melómanos. Incluso, algunos grupos musicales de rock o alternativos, amén de discográficas independientes, están reviviendo el formato en una onda "retro" y nostálgica. Algunas bandas de rock como Radiohead, REM, U2, Queen, entre otras muchas, anuncian publicar, o ya lo han hecho, compilaciones en vinilo que dirigen exclusivamente a nostálgicos y coleccionistas”.
Y termina: “El futuro de la industria musical no contempla un retorno del LP (yo, personalmente, diría que ni siquiera apuesta por el mantenimiento del cd, dvd o blu ray), pero el disco de vinilo sigue teniendo un mercado que le dará vida por un buen tiempo. Y aunque en el año actual, las ventas del LP han caído notablemente (entiendo que al igual que el cd y dvd, debido a la austeridad de gasto que impone la crisis económica), en España, las ventas de acetatos crecieron un 400 % en el año anterior, según se publicó en un reportaje en el diario El Mundo”.
Y Ángel González, “servidor de ustedes”, que resumió así la edición del II Encuentro Internacional de amigos en defensa del Vinilo, celebrado en el pasado 2010, cierra también, con el mismo énfasis, este ciclo de encuentros y sus respectivas ponencias:
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Ángel González, defensor del vinilo, haciéndose amigo de un músico callejero en Haro, para convencerlo a asistir al III Encuentro de Coria. |
“Amigos en defensa del Vinilo”, ha sido y sigue siendo un grupo de amigos, estudiosos del disco de acetato, de su repercusión ante el incierto futuro de otros soportes (cd, dvd, minidisc, blu ray) y de apoyo ante el gusto por la elección de las nuevas generaciones.
El vinilo siempre será un objeto de coleccionismo; tiene un punto fetichista y un punto melómano, es otro mundo. “Amigos en defensa del vinilo” fue nuestra idea, nuestra reivindicación y también nuestro lema:
En la búsqueda, no sólo del sabor de una nostalgia, sino de una expresión artística.
Por una cultura musical en forma de “redondo signo” eminentemente representativo y también de un reencuentro con las virtudes de una calidad de registros de sonidos que bien reconocen los propios profesionales que tratan de mejorar los resultados acústicos en los laboratorios de investigación de los fabricantes de reproductores de discos.
Defendiendo, si no la vuelta de un soporte analógico, tal vez más costoso y relativamente desfasado, sí al menos, todo ese derroche de un “ritual”, entre el espectáculo y lujo de un sofisticado giradiscos, en conjunción con la vistosidad de ese objeto de culto y colección, cual es el disco de vinilo.
Como apoyo en la recuperación y resurgimiento del vinilo, subrayando la realidad en su lema: ”El Vinilo es la esperanza del futuro de la música y de su cultura”.
Cuando la música se produce, solo hay una caja mágica
en donde guardarla eternamente,
como una obra de arte: El Vinilo.
(Rusty Andecor)
Cuando el vinilo cae sobre el plato,
bajo el beso de la aguja,
se produce la pasión desenfrenada
de los sonidos de la música
y de nuestra romántica
y sensual imaginación.
(Rusty Andecor)
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Mi adorada Sylvie Vartan,
en una foto con su autógrafo |
El disco de vinilo es el icono azabache y redondoen cuyos surcos quedaron inmortalizados
los más grandes artistas de la música.
Su erótica esencia y su sensual envoltura
es el irresistible “objeto de deseo”
de su eterna amante, la aguja,
que sueña acariciar con su diamante
los secretos de su corazón,
para crear el milagro del sonido de una canción
y de las notas y acordes de los colores de la música.
(Rusty Andecor)
El vinilo es el marco que esconde ese escenario imaginario,
pero con sabores de sonido y los de todos sus matices,
cuando se produce la fascinación de esa historia de amor:
“el romance entre la aguja y el vinilo”,
ese que hará que oigamos…
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También hay un romance entre la voz sugerente
de Michelle y el piano sobre el que está recostada |
“aquel mensaje que cantaba una mujer”.-
(Rusty Andecor)
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“Y cuando escucho aquel vinilo
siento el impulso de mi desahogo,
y quiero inundarme con tu canción;
noto un desvarío en mi mente
y no encuentro más consuelo
que toda tu música
…y tu fascinación”.
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Foto entrañable que reúne a 3 estrellas emblemáticas del vinilo en los 60: Francoise Hardy, Johnny Holiday y Sylvie Vartan |
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