Escribía en mi reflexión: “La sonrisa es el mejor masaje para el corazón y el bálsamo para las preocupaciones. Es el guiño ideal para los buenos amigos y el consuelo de los tristes. Es el alivio del cansancio y la fuerza para el alma. Es la esperanza para los que sufren y la luz para los desesperados. Y es, sobre todo, el vestido más resplandeciente para el corazón hermoso”.
Y continuaba: “Sin embargo, no solo buscando su poder terapéutico, sino su efecto gratificante para los demás y para uno mismo, es evidente que la esencia de la sonrisa está en su frescura y naturalidad, en su transparencia y autenticidad, pues su expresión consiste precisamente en exteriorizar los sentimientos y emociones, cuando son gratas, confortables y placenteras. Y es que la sonrisa es la seña evidente del estado de felicidad del corazón humano y que se muestra en el rostro, en sus rasgos faciales, alrededor de los ojos y en la misma mirada”.´
Quizá, alguna vez, mi alma de aprendiz de
poeta debió inspirar alguno de mis personajes de ficción (o tal vez... fue de alguien
más real) y escribí: "... esa sonrisa que resplandece en tus labios, la
que sugiere tu mirada, es la revelación del estado del alma, la que emana de tu
corazón y ante mis ojos, y llega hasta mi rostro, como si fuera la caricia
gozosa de un beso.”
Para terminar con mi pequeño alegato en favor de la sonrisa, les dejo este apunte que reúno en una frase que extraigo de mi pensamiento: “La sonrisa
debe ser la luz que nos conduce en la penumbra de esos momentos de la vida
ensombrecida, cuando te cruzas o atraviesas sus etapas más difíciles con la angustia y el dolor, la tristeza y la
mentira, el desencanto y la soledad.".
Y bueno... pues qué mejor dejarles una música de acordeón que reúne esa galería de hermosas estampas humanas con la compañía de ese maravilloso instrumento musical, que es el acordeón. El tema, un precioso valse del compositor y acordeonista Claudio Ranalli titulado "La playa". Fue un vídeo que edité y dediqué a un personaje maravilloso que tocaba en el "Puente de las Artes" de París. Aquel acordeonista se llamaba René y falleció hace unos años. Lo veréis al final del vídeo, junto a su musa, para quien solía tocar. Ella era Sophie, que también falleció hace aún más tiempo.
Ángel González "Rusty Andecor"
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