pero disfruto sinceramente cuando te veo feliz.
No puedo evitar tus sufrimientos
cuando alguna pena te parta el corazón,
pero puedo llorar contigo y recoger los pedazos
para armarlo de nuevo"
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"Hermoso mundo, el de un niño que besa por amor, hermoso mundo, el de la ternura y la inocencia de su beso" |
Se dice que "las buenas fuentes se conocen durante las grandes sequías, los buenos amigos en las épocas desgraciadas". ¿Por qué no en nuestra "etapa dorada", en estos maravillosos años que nos quedan? Se dice que "el que nos asiste en nuestros días tristes, ése es nuestro amigo" y que el amigo seguro se encuentra en ocasiones inseguras. Porque estamos acostumbrados a que la amistad sea un "contrato" de mutuos intereses, un compromiso para pasarlo bien, aprovechando la mutua convivencia, siempre en un equilibrio de beneficios y provechos rentables para cada uno. Exigimos servicio y atención productiva del amigo y no perdonamos sus defectos o errores. Pues recordemos lo que decía un proverbio árabe, "El que quiere amigos sin defectos no tendrá ninguno", o lo que citaba Jean de la Bruyere, "No puede ir muy lejos la amistad cuando ni uno ni otro están dispuestos a perdonarse".
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"Los amigos que tienes y cuya amistad ya has puesto a prueba, engánchalos a tu alma con ganchos de acero" (William Shakespeare) |
Me gusta recordar algunas otras de
aquellas frases que citaba en mis viejas reflexiones, porque rememoran en mí
lejanos y nobles propósitos que me hacía hace años. Quizá entonces no conseguí
que se cumplieran. Puede que ahora, al menos pueda hacerlo cuando la decadencia
de valores morales y de sentimientos, tales como la amistad, es una certeza.
El caso es que he querido extraer lo más significativo para mi propio ejercicio de reconciliación afectiva, además de un propósito de actitudes. Y así; contra la mediocridad del trato mundano o la vulgaridad de las relaciones frívolas que nos muestran
las falsas amistades, contra las trabas que imponen los convencionalismos, pensemos en mensajes que contienen citas como: "La
amistad pura sabe de placeres que nunca podrán gozar las almas mediocres"
(Jean de la Bruyére), "Todas las grandezas de este mundo valen lo que
un solo amigo" (Voltaire), "No hay nada más frustrante
que sentirse un buen amigo de alguien y no poderlo demostrar, ni poder ofrecer su influjo
afectuoso y benévolo a quien de verdad se aprecia, y ello por culpa de la
hipocresía de las costumbres, del rigor de las tradiciones y tabúes, de las
conveniencias sociales y las trabas familiares" (Rusty Andecor).
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"Un verdadero amigo es quien te toma de la la mano y te toca el corazón" (G. Márquez) |
Sin olvidar algunas de las adversidades y de los mayores enemigos de la amistad, como son la envidia, el malentendido, el rencor, el egoísmo compulsivo, el engaño o la traición, entre otros. Así, ilustran las citas: "No hay certeza de amistad
sólida y perdurable si no se ha probado el dulce sabor de perdonar y ser
perdonado por los defectos o errores cometidos en el transcurso de una
relación", "La verdadera y más noble amistad se consigue después de superar
las dudas y el recelo sobre el buen y leal amigo en que confiamos, pero sobre
todo, cuando se ha conseguido perdonar las equivocaciones y defectos de uno y
otro" (ambas, de Rusty Andecor). O aquella frase de mi amigo Pepe Bravo y que a mí me dedicó en el momento en que dudé de una persona, la que decía: "Situaciones excepcionales, a veces nos muestran estados inexistentes que nos hacen dudar y desconfiar".
Y sin dejar atrás la confusión y los equívocos que surgen en la
amistad cuando surge la fascinación de las emociones o la incontenible atracción de los
sentidos en una relación, pues hay un trayecto tan estrecho e impreciso en el
contacto de dos seres humanos, cuando ambos se dejan cautivar, que el
enamoramiento no es una posibilidad remota que se produzca, cuestión que no
por ello pueda dejar de ser deseable cuando el paso de una relación a otro
pueda ser el destino deseado. Pues decía Jules Renard "La amistad
entre un hombre y una mujer es tan sólo una pasarela que conduce al amor".
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"Podrás abandonar tu amigo, olvidarte de él, pero sus lazos de amistad estarán ahí siempre" |
Finalmente, quería recordar aquella frase que me dijo una vez un
lejano y fiel amigo, más que nada para entender mejor la diferencia entre ser o
dejar de ser amigo y la naturaleza de lo que son los lazos de amistad. Decía:
"Podrás olvidarte de tu amigo, pero no de su amistad".
¿Y qué hay de una amistad sin generosidad? Supongo que es como
una bella rosa sin perfume y sin aroma; pues su hermosura solo es aparente, que
cuando te acercas a ella para sentir su fragancia, reconoces que no percibes la esencia
tras el efecto de su imagen. Hace años, cuando en mi papel de "Rusty
Andecor" escribía aquellas reflexiones sobre la generosidad,
decía "El amigo de horas felices y de días hermosos debe tener
la generosidad de serlo también en los malos momentos y en los días
desventurados para los suyos". Como decía también "Prefiero
la generosidad con que mis amigos y mi gente me dedican su tiempo para
escucharme y atenderme, para darme su confianza y su apoyo, en esos momentos de
soledad y desánimo que a veces nos asalta la vida, antes que recibir de ellos
sus dádivas y agasajos o sus bienes materiales".
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"... siempre puedo ofrecerte las rosas de mi jardín; no valen mucho, pero es la mejor prueba de amarte" |
Lo
cierto es que ahora, en los años de esta etapa dorada de nuestro viaje de la
vida, el que aún nos queda por recorrer, es cuando mediante un esfuerzo de empatía, nos damos cuenta cuán
gratificante puede ser nuestra generosidad desinteresada con nuestros amigos y con nuestra gente cercana, pues si vemos que es mutua, podemos percibir esa misma muestra en nosotros.
Recuerdo unos sencillos versos que
escribí en aquellas reflexiones; aquellos que decían:
"Si no te puedo ofrecer mi riqueza,
pues nada tengo que darte,
te llevo a ti hoy mi pobreza
porque es mi mejor prueba de amarte"
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No sólo es generosidad la entrega de nuestro afecto y simpatía, de la sonrisa del alma, sino también la de la comprensión de su estado en su mundo, a veces, tan ajeno y lejano a nosotros. |
Y es que sabemos muy bien que el que más tiene es el que menos
da, y el que menos posee, el que más capacidad tiene de dar. Quizá esto es así
porque la generosidad extrañamente proviene de la escasez o de la precariedad
que podamos padecer. Pues en las privaciones, o cuando tenemos esos pocos
momentos de riqueza, es cuando conocemos la satisfacción de sentirnos
realizados en nuestra mas digna condición de seres humanos. Es evidente que la
generosidad, vista desde esa perspectiva, ejercita el corazón y, con su entrega
sincera y desprendida, lo fortalece.
Además, hay unas consideraciones que
hice en mis reflexiones que no quiero ahora pasar por alto, precisamente para
pensar en hacer esa disciplina mental con la que me he propuesto reclamar mi atención a los
valores en decadencia de los que trato en este ensayo. Por un lado, entiendo que
una gran parte de la generosidad hacia los demás es la cortesía y la simpatía,
la atención discreta y paciente, y la dedicación de una sonrisa que denote el mensaje
más elocuente de comprensión. Nada mejor ante la actitud impertinente del
presuntuoso o del intolerante. Sin olvidar que nunca deberemos caer en el
engreimiento de una supuesta excesiva suficiencia, porque "si llegas a
creerte mejor que a los que sirves, por el hecho de que estás siendo generoso,
desde ese instante dejarás de servirles".
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La generosidad cuya entrega es la pasión y la complacencia sensual, la que identifica al amor, no es precisamente la más desinteresada y desprendida, aunque pueda ser la más placentera y vehemente. ("Passion evenning". Leoniv Afremov) |
Y luego, hay además un tema en que pienso a veces en cuanto a los efectos de la generosidad. Por una parte, si "la generosidad debe estar en escuchar con agrado y respeto, no solo al que intenta comunicarnos su mensaje, sino al que pretende deslumbrarnos con su aparatosa oratoria o perorata, además de su evidente protagonismo", es evidente que aparte de demostrar haber sido más que generoso con el primero, con el segundo le habremos ofrecido una lección que puede que en algún momento le haga reflexionar.
Después, está el tema de esa especie de compensación que esperamos de los demás cuando sabemos que hemos sido generosos con ellos. Pero la generosidad debe ser desprendida, aunque ciertamente somo humanos y nadie es insensible ante la indiferencia de quien no reconoce nuestro gesto generoso. Y es que, a veces ofrecemos nuestra afectividad con la que suponemos hacemos felices a quienes se la entregamos. Pero el corazón nos dice que "nunca reclames el afecto de aquellos a quienes entregas tu tiempo, tu cuidado y tu estima, pues si tu sentimiento hacia ellos es sincero, tarde o temprano sus efectos calarán en su corazón y la respuesta no se hará esperar"
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Lo creamos o no, el instinto de algunos animales nos dan muestra de la nobleza en la relación entre su especie. Es como si ese instinto les llevara a poner la tolerancia y el respeto como una norma de conducta entre ellos. |
Finalmente, recordemos a Marcel Jouhandeau en
su cita: "Como no tenemos nada más precioso que el tiempo, no hay
mayor generosidad que perderlo sin tenerlo en cuenta", pues nada hay
más desprendido y desinteresado que dedicar el tiempo a los demás para ayudarle
en sus necesidades, aliviarles en sus preocupaciones y consolarles en sus
desdichas.
Por lo demás, resaltar una vez más valores como el respeto, la tolerancia, la sinceridad y todas esas cualidades que tanto apreciamos en nuestro entorno, todas ellas matices que vienen a definir la esencia de la honestidad, y cuya naturaleza nos motiva en nuestra actitud para comportarnos de la misma forma. Y es que decía el novelista David Gemmell "Nada de verdadero valor se puede comprar. El amor, la amistad, el honor, el valor, el respeto. Todas esas cosas se tienen que ganar". Lo que indica la dimensión sublime que caracteriza su impedimento como aptitud inalcanzable mediante recursos exclusivamente materiales.
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Puede que haya un abismo entre los seres humanos para entenderse y tolerarse. Sin embargo, hasta entre distintas especies de seres puede llegarse a esa conciliación de respeto y tolerancia. |
En cuanto al respeto, decía el empresario y escritor americano Dale Carnegie: "Demuestre respeto por las opiniones ajenas. Jamás diga a una persona que está equivocada". Algo que no se parece en nada a la realidad "fastidiosa" del contertulio o compañero de charla que discute tu opinión o parecer, el saber de tu argumento, sin analizar, contrastar o probar el rigor o la razón de la premisa o el dato que sostienes. Ese cansino "discutior", polemista obsesivo, que no atiende a lo que dices y que sólo se escucha él, es una situación que todos padecemos y que, entendiendo lo que supone de atentado al respeto ajeno, intentamos no caer en su vicio. Citas como la de Rafael Gómez Pérez "el mejor rasgo de la amabilidad es el respeto a la libertad de los demás", o el sabio dicho del Dalai Lama "Cuando entiendas que hay otra forma de ver las cosas, entenderás el significado de la palabra tolerancia", nos aleccionan de que donde se acaba el respeto se empieza la anarquía en la convivencia o se desencadena el caos de las libertades, en el que donde no hay tolerancia no hay entendimiento. Mahatma Gandi decía "Puesto que soy imperfecto y necesito la tolerancia y la bondad de los demás, también he de tolerar los defectos del mundo hasta que pueda encontrar el secreto que me permita ponerles remedio". Lo que nos sugiere que está claro que es algo que no deberíamos olvidar en el futuro de nuestra "etapa dorada".
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Quizá es momento de aprovechar que el respeto y la tolerancia es válido también ante la extravagancia de un mundo que no entendemos, o de aquellos seres animales que se merecen ser respetados. |
Si he de ser sincero, he querido rebuscar en el pensamiento de
escritores y ensayistas alguna frase, alguna otra sentencia, que me permita
reflexionar sobre la incertidumbre que aún me abruma a veces sobre estas cuestiones. Y así, decía el
político Thomas Jefferson "Una opinión equivocada puede ser
tolerada donde la razón es libre combatirla". Porque todos podemos
estar equivocados, que nuestros errores a veces confunden nuestra razón. El
propio Voltaire llegó a decir: "Todos estamos llenos de debilidades y
errores; perdonémonos recíprocamente nuestras tonterías". Que en muchas
ocasiones hay que darle una oportunidad a lo que es ajeno a nuestro punto de
vista o parecer, pues como decía el científico alemán Georg C. Lichtenberg:
"Concede a tu espíritu el hábito de la duda y a tu corazón el de la
tolerancia". O incluso hacer alguna concesión a quien está en el polo más
opuesto de nuestro mundo; pues citaba el poeta Walt Whitman: "Cuando
conozco a alguien no me importa si es blanco, negro, judío o musulmán. Me basta
con saber que es un ser humano", recordándonos que la oportunidad de la
opinión ajena debería primar ante todo, incluso que el respeto y la tolerancia le hiciera llegar al extremo del universo.
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La relación de una pareja puede ser fascinante, pues reúne todos los valores, desde el respeto, la tolerancia y la lealtad, hasta la comprensión y la sinceridad, la solidaridad y la generosidad. Su mundo puede gratificar más que otra cualquier trato. |
De la solidaridad, como actitud y conducta, incluso como sentimiento de adhesión y apoyo en las causas comunes que más dificultades entrañan para unos u otros, sobre todo, como sentimiento de fidelidad recíproca y actitud de responsabilidad con el ser humano sin distinción, es otro de los valores que hemos echado de menos a lo largo de la vida, otro de las actitudes que podríamos recuperar en beneficio de la recompensa de nuestra autoestima. Decía William Shakespeare "Hemos venido a este mundo como hermanos; caminemos, pues, dándonos la mano y uno delante de otro", mensaje que nos sirve como un buen titular en nuestro propósito. Pues no es fácil llegar a ser solidarios; y es que ya decía el activista norteamericano Martin Luther King "Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el arte de vivir juntos, como hermanos".
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El sacrificio y la generosidad de estar junto a la persona que necesita nuestra atención y cuidado es un valor que no tiene precio hoy en día (Painted by Josephine Wall, las 2 pinturas) |
Ciertamente, el espíritu por aunar apoyos y esfuerzos, el empeño por repartir la generosidad y el sacrificio, siempre estuvo en el pensamiento de la sabiduría de los más antiguos filósofos y escritores. "No hay bien alguno que no nos deleite si no lo compartimos" (Séneca), "Llevadera es la labor cuando muchos comparten la fatiga" (Homero) o "Tras la conducta de cada uno depende el destino de todos" (Alejandro Magno). Lo que nos aclara que solo el conjunto de todos consigue un propósito difícil, imposible de realizar cada uno por separado. Donoso Cortés lo decía así: "Hay que unirse, no para estar juntos, sino para hacer algo juntos". Lo que nos define como ganadores en una causa participativa, sea cual sea nuestra aportación. Charles Dickens decía "Nadie que haya aliviado el peso de sus semejantes habrá fracasado en este mundo". En cuanto al sacrificio, como renuncia o privación que se hace en favor de otro, John Galsworthy decía "El valor de un sentimiento se mide por la cantidad de sacrificio que estás preparado a hacer por él"
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Y no olvidemos que el primer ejercicio a que nos debemos para poder comprender a alguien es sentarnos a reflexionar sobre la búsqueda de nuestra propia auto-comprensión. |
Qué más puedo decir de los valores en decadencia que anhelamos
recuperar. Quizá en un mundo en el que difícilmente nos entendemos y nos
toleramos, deberíamos considerar también el ejercicio de la comprensión como
actitud generosa y solidaria, con su carga de empatía, para aliviar y hacer más
llevadero el mundo de inquietudes, dificultades, confusiones, e incluso
soledades y desconsuelos de los demás. A ver... la comprensión, ¿qué es comprender
a alguien? Baruch Spinoza, filósofo holandés, dijo "Comprender
es el principio de aprobar". Por su parte, André
Malraux, el novelista francés, decía "Si de veras
llegásemos a poder comprender, ya no podríamos juzgar" y la
escritora francesa Germaine de Staël, "Ser totalmente
comprensivo le hace a uno indulgente". De lo que se deduce
que no podemos tomar una opinión de nadie sin antes haber hecho un esfuerzo por
entenderlo y por conocer su carácter o su personalidad.
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Se dice que nada hay tan transparente como la mirada de un niño, que nada es tan diáfano como el mensaje de los ojos de esa niña. Recordemos que "comprender a alguien es entender su semblante y su mirada. |
En este sentido, Rob Goldstone decía "En
tu relación con cualquier persona, pierdes mucho si no te tomas el tiempo
necesario para comprenderla". Khalil Gibran fue
más allá cuando dijo "Para entender el corazón y la mente de
una persona, no te fijes en lo que ha hecho, ni te fijes en lo que ha logrado,
sino en lo que aspira hacer", condicionando la comprensión de
la persona a lo que supones pretenderá hacer. Finalmente, no olvidemos que comprender
a alguien es entender su semblante y su mirada. Un proverbio árabe decía "Quien
no comprende una mirada tampoco comprende una larga explicación".
Dicho esto, desde este impresionante "palco" de mi "etapa jubilosa" que me permite ver todo un largo y repleto camino de vivencias hasta un horizonte tan lejano casi como mi edad, pienso que "siempre hay un momento en que el ser humano, una vez superada la plenitud de la vida, reflexiona sobre lo que el tiempo le está dando para no olvidar lo que mañana aún puede darle". Pienso que "conseguir reconciliarnos con nosotros mismos, buscando la paz de nuestro espíritu, ahora que aún estamos a tiempo, es llegar a acercarnos al mundo real para intentar entenderlo y para ser entrañables y generosos con cada uno de los seres que lo pueblan, pero también con las maravillas que lo adornan". Fue parte de mi reflexión que hice en uno de mis artículos de ensayo sobre aquella frase de García Márquez: "Un minuto de reconciliación tiene más mérito que toda una vida entera de amistad".
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Cuando contemplamos, a través de la ventana de nuestro "universo secreto", parte de la realidad vivida, quizá nos lamentamos de haber confiado en las personas equivocadas. Puede que sea triste, pero debe formar parte de nuestro proceso de reconciliación |
Dicho esto, y desde ese mismo "palco" al que antes me refería, la vista de la panorámica no es siempre limpia y sincera. Habría que encontrar otro momento, o ese mismo de antes, tal vez desde una ventana con un cristal tamizado que ocultara las escenas más grises y mediocres de la vida, para que en esa reconciliación que buscamos con nosotros mismos, pudiéramos hacer un ejercicio de sinceridad que nos llevara a ver más limpia y honesta la visión de vida de nuestro futuro. Sin olvidar aquello que dijo Bertrand Russell, alentando a ser sincero incluso en los momentos en que es más útil no serlo: "Mejor ser sincero, incluso si la verdad es inconveniente, puesto que resulta más inconveniente cuando se trata de ocultarla". Y es que, como decía Charles Dickens, "No está en mi naturaleza ocultar nada. No puedo cerrar mis labios cuando he abierto mi corazón".
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"Se puede ser feliz por un instante, pues en un instante se goza una ilusión". En "En busca de la felicidad", Chris vende su scaner para supervivir con su hijo y se van a dormir a un hotel, en vez de ir a la casa de acogida. Aquella noche serán felices. |
En fin, solo me queda llegar a la conclusión de que todo conduce a ese anhelo que tanto nos gratifica, a esa ambición tan incontenible, la que todos tenemos, por aspirar a conseguir la felicidad. Y lo cierto es que no he podido evitar volver a hojear mi reflexión sobre la felicidad, la que escribí en el 2009. Y eso que, a veces, buscar la felicidad parece un juego como del "escondite", que no aparece "a la vuelta de la esquina", que se gana o trabajándola o mereciéndola, que quizá no haya que ir a buscarla sino que será el que menos te lo esperas el que te la llevará a ti. Sin olvidar que "la felicidad está en la lucha, en el esfuerzo, en el sufrimiento que supone esa lucha y no la victoria misma" (Mahatma Gandhi) y que "los seres humanos podemos ser felices por un instante, y un instante es una ventana hacia la eternidad" (Octavio Paz).
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"A veces, la felicidad es mejor imaginarla que tenerla". En la película, hay una secuencia en que Chris se esconden en un rincón, simulando que es una cueva, porque viven, como en un cuento, que les persigue un monstruo. Es su instante feliz. |
Ya lo dije yo entonces: "son los efectos de un instante los que generan y recrean el placer en nuestro corazón durante una vida", pues en la vida no existe la felicidad prolongada, sino que solo existen los momentos felices. Sin contar con el empacho emotivo que produce la sensación confusa y evanescente que produce una "borrachera" de felicidad. Pues como decía Rusty Andecor "la felicidad se debe anhelar y beber a sorbos porque sus efectos continuados pueden aturdirnos; es la sucesión de instantes felices lo que conseguirá hacernos llegar al estado más dichoso de nuestra vida".
No era ésto lo que debía tratar hoy aquí, aunque sí es cierto que son los valores éticos y los intelectuales los que nos hacen felices. Y como algunos de ellos, tales como la generosidad o la amistad, son en parte los responsable del estado sublime de la felicidad, es por lo que quiero recordar, precisamente para mi ejercicio de valores en los años de mi futuro, algunos de los pensamientos de aquella reflexión que escribí.
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Bellísima escena de "Cinema Paradiso". Enternecedora la historia de amistad entre Alfredo, el proyeccionista, y Totó, aquel niño curioso y travieso, pero fiel a su amigo, una relación de inmensa felicidad. Aparte de la maravillosa historia de amor que la música de su banda sonora envuelve la película. |
Nunca dejé de pensar que la felicidad no era un placer aislado y alejado de los demás. Jane Porter decía "La felicidad no es perfecta hasta que no se comparte". Por su parte, Von Humboldt dijo "En el fondo son las relaciones humanas con las personas las que dan valor a la vida", significando que es esa relación humana la que nos satisface hacia esa felicidad, y que incluso es la entrega a la familia y a los amigos lo que más gratifica el alma. En este sentido, Tolstoi decía "No hay más que un modo de ser felices: vivir para los demás", añadiendo Baden Powell "La manera de conseguir la felicidad es haciendo felices a los demás". Más sabia aún es la cita de Scheweitzer, la que decía "No sé cuál será mi destino, pero sé una cosa: los únicos verdaderamente felices serán los que hayan buscado y hallado el modo de servir a los demás" Podría atreverme a pensar que "cuando encontramos en la felicidad de otro la propia felicidad habría que pensar que... ¿no estaríamos amando a esa persona?".
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Y siempre hay un vals que bailamos al son de nuestra felicidad. A veces, no está en la realidad, sino dentro de nosotros mismos, en nuestra imaginación |
Por cierto, "La felicidad no consiste en la ausencia de conflictos, sino en la capacidad de afrontarlos"; pues, como decía Marco Aurelio, "se necesita muy poco para tener una vida feliz; todo está dentro de ti mismo, en tu manera de pensar". Y es que el poder de la mente puede ser capaz de conseguir un equilibrio entre el conflicto o inconveniente que nos abruma y la satisfacción de poder afrontar el mismo, en beneficio de éste. Tampoco es la fortuna y la abundancia de bienes lo que más puede complacer o colmar nuestros anhelos, sino la suficiencia de medios de vida sin llegar a la opulencia. Pues "No es la riqueza o el esplendor, sino la tranquilidad y el trabajo, lo que proporcionan la felicidad" (Thomas Jefferson).
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Ese vals de la felicidad que llevamos en la imaginación lo bailamos a veces en la oscuridad y en el silencio, pero en ocasiones nos acompaña la música de la fantasía y las mariposas de la ilusión. |
Termino con una cita de Hellen Keller, aquella que decía "Existen maravillas en todo, aún en la oscuridad y en el silencio, y la felicidad está a veces en cualquier estado en que uno se encuentre". Por cierto, esto me recuerda que, en ocasiones... "La felicidad es mejor imaginarla que tenerla".
¡Bueno...! ¿Y si le ponemos un "bis" reflexivo a todo este análisis, medio ético, medio metafísico? ... ¡Pues vamos a ello! Porque este ensayo, sin más pretensiones que las de ejercitar ese universo intelectual tan influenciado por la imaginación y los ensueños de un viajero de la vida, ya "jubiloso", es el último. No hay más que pensar, no hay más que rebuscar en la mente o en la conciencia. Está todo dicho. Quizá está... casi todo dicho. Siempre hay algo que uno no es capaz de decir. Y ahí se queda, entre los rincones y entresijos de ese mundo de la consciencia y del misterio de ese otro universo más oculto, el del subconsciente. Aunque... es posible que todo lo que pueda parecer encubierto, al menos fingido o simulado, se halle y se descubra debajo del entrelineado de una parte de lo que escribí en algunas de mis otras publicaciones o detrás de las imágenes más sugerentes que inserté entre los textos. Es posible que allí esté la clave y la esencia del misterio de lo que no fui capaz de decir. Es posible.
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Gracias al vals de nuestra fantasía recuperaremos la ilusión perdida, e incluso tal vez, solo tal vez, alguno de nuestros sueños se convierta en realidad (Painted by Josephine Wall) |
En fin... como ya dije antes, este es ese último "bis" reflexivo, extraído de mi obra "El coleccionista de citas", con el que termino mi ensayo sobre "la decadencia de los valores éticos". Un trabajo que compuse y escribí para la terapia de mis sueños y ejercicio de "mi mente jubilosa":
"Gracias a nuestros sueños, porque con la búsqueda del deseo cumplido y con el que pintamos la fantasía de nuestro mágico cuento, el que todos llevamos en el corazón, conseguimos recuperar la ilusión de nuestras frustraciones y de nuestros desencantos. No importa que escapemos o no de la cruel realidad; solo importa la calma o la paz para reconfortar nuestro espíritu, que sigue encerrado en nuestra mente ocupada y obsesionada solo con llegar al anhelo de esa felicidad".
Ángel González "Rusty Andecor"
ANEXO: Otras precedentes reflexivos publicados en años anteriores:
7 mayo 2017
13 abril 2016
1 junio 2015
13 junio 2014
5 junio 2013
24 febrero 2012
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